EL PLAN EN ACCIÓN

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--Conque es usted la bella dama de la que nos habló Deidara-- tomó su mano y besó el dorso de esta manteniendo una mirada inquisitiva --Un placer conocerla, baronesa. Mi nombre es Tobi.

--Y el mío es Sasori, hijo del vizconde de la Villa de la Arena pero criado aquí, en el país del Fuego-- arrebató la mano de Sakura de las de su amigo y besó los nudillos de la joven mientras la miraba intensamente.

--¡Basta! No agobien a Sakura-- dijo Deidara alejándola de ellos. Estaba ligeramente molesto por las atenciones que le daban a la mujer que sabían era de su interés.

--No seas celoso, Deidara. Solo nos estábamos presentando-- se defendió Tobi con falsa inocencia.

--Por favor, señores, harán que me ruborice-- Sakura agachó ligeramente el rostro fingiendo timidez.

--No tienes de qué avergonzarte, Sakura. Aquí estoy yo para protegerte-- el Yamanaka menor la rodeó con un brazo haciendo que la mujer sonriera.

--Tarados. Ya los tengo comiendo de mi mano-- pensó sabiendo que no sería difícil entretenerlos para evitar que se inmiscuyeran en el plan. --Gracias, Deidara.

Los jóvenes estaban encantados con la muchacha de cabellos rosas. Escuchaban sus historias sin rechistar y sonreían cada vez que ella lo hacía, provocando pequeños roces e insinuando de forma galante el interés que evidentemente había despertado en los tres. A pesar de saber que Deidara poseía un genuino interés en la baronesa, Sasori y Tobi no escondían sus intenciones haciendo que pelearan entre sí por obtener la mayor atención posible de la señorita.

Por otro lado, esa noche los tres se habían cruzado fugazmente con Shikamaru, pero ninguno pudo reconocerlo. Primero, porque cuando lo vieron en el bosque este estaba prácticamente de espaldas, así que casi no vieron su rostro; segundo, porque así hubieran tenido la mínima sospecha en cuanto a similitud, jamás pensarían que llegaría vestido como un noble, y mucho menos al lado del Uchiha.

[...]

--¿No van a bailar?

--No por ahora, Tsunade, al parecer mi bella prometida está un poco cansada.

Tsunade, Hinata, Ino y Sai se encontraban de pie a un lado del salón. Los tres nobles, con copas en mano, admiraban a los demás invitados mientras estos bailaban y se divertían. La Yamanaka mayor había pensado que pasaría más tiempo con su hijo pero debido a su repentina partida, prefería limitarse a observar a los presentes, riendo con ellos a la distancia y elevando su copa a manera de saludo.

--Oh, queridos. ¿Están disfrutando de la fiesta?-- preguntó la mujer a Itachi e Izumi que acababan de acercarse a ellos.

--Claro que sí, Tsunade-- Itachi respondió cordial.

--Todo les quedó realmente hermoso, Tsunade-- secundó su esposa frotándose el abultado vientre.

--Si no es mucha molestia, ¿podría robarme a tu prometido un momento?-- preguntó el Uchiha mayor a Ino, quien asintió sin dudar.

--¿Pasó algo?-- preguntó extrañado el aludido.

--Ven conmigo. Debemos hablar el privado, hermano.

Diciendo esto, Itachi se llevó a Sai por un pasillo, dejando a su esposa al cuidado de las mujeres. Cuando ya se encontraban solos, bastante lejos de la multitud, Sai se detuvo con el rostro confundido por el actuar tan extraño de su pacífico hermano mayor.

--¿Qué es lo que sucede?-- preguntó contrariado.

--Sucede que estás haciendo las cosas mal.

SENTIMIENTOS PROHIBIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora