UN ENCUENTRO FURTIVO

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--¿Qué es todo eso?-- preguntó Shikamaru al verla llegar montada a caballo sosteniendo lo que parecía ser un lienzo, mientras Kiba sujetaba las riendas del corcel llevando un caballete al hombro y Hinata cargaba a duras penas varias bolsas de cuero.

--Son mis herramientas para pintar.

--No sabía que pintaras-- expresó con sorpresa.

--Mi señora es una gran artista-- aseguró Hinata colocando las bolsas en el suelo --Nobles de todas partes quedan admirados con sus grandes dotes artísticas.

--Oh... no tenía idea...

--No te preocupes, ya lo verás-- descendió de Katsuyu apoyándose en la mano gentil que le ofrecía Shikamaru. Al bajar, el joven la sujetó con fuerza de la cintura, estrechándola hacia su regazo. Kiba ató a Katsuyu a un árbol. Una vez dejaron las cosas a un lado, el guardia y la sierva se retiraron.

--Te extrañé...

--Yo también te he extrañado, Shikamaru-- se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla.

Habían pasado varios días desde la última vez que se vieron. A pesar de la libertad que le era proporcionada por su tía y su padre, no podía abusar de su buena voluntad insistiendo en salir a campo abierto, pues así solo lograría levantar sospechas. Los días de Ino se dividían entre cumplir sus obligaciones tomando lecciones de literatura, música, danza, etiqueta y bordado; asistiendo a uno que otro evento social de su padre, tomando el té con sus amigas, cabalgando con Katsuyu, dejándose cortejar por Sai como de costumbre y solicitar salir de vez en cuando con alguna excusa o escapándose como siempre. Por otro lado, Shikamaru continuaba con su misma rutina, llevando a pastar a su ganado, cuidando de sus animales de granja, yendo al pueblo a realizar las ventas del día y paseando por las colinas montado en Pakkun, su viejo caballo. Sin importar la diferencia que había entre uno y otro, a ambos los unía un profundo sentimiento que les daba la motivación para seguir cada día, para luchar por lo que parecía imposible, y que aguardaba en sus corazones hasta que volvieran a encontrarse.

--Tengo una sorpresa para ti-- dijo sacando una jaula de madera donde se encontraba una pequeña ave.

--Oh, ¡el polluelo! Hola, pequeño...-- colocó su dedo dentro de la jaula para acariciarle la cabeza. --¿Cómo está?

--Bien. Descubrí que tenía el ala lastimada y que por eso no podía volar. Lo curé y cuidé todos estos días, así que supongo que ya debería ser capaz hacerlo-- le entregó la jaula a la joven.

Ino abrió la pequeña puerta e introdujo una de sus manos. Tomando el ave entre sus dos manos hizo un leve impulso empujándola hacia arriba, logrando que el ave extendiera sus alas y emprendiera el vuelo, perdiéndose en la inmensidad del bosque saboreando su nueva libertad.

--Un día seremos así de libres. Solos tú y yo. Amándonos sin importar nada-- dijo Ino con la esperanza de que sus deseos se cumplieran algún día. Shikamaru la miró con ojos amorosos, acarició su rostro con el dorso de la mano y le dio un beso en la frente.

Después de unos largos minutos así, Shikamaru se alejó unos centímetros percatándose de cierto detalle.

--¿Dónde quedaron tus prendas de doncella común? ¿No deberías haberte cambiado?-- dijo al ver que llevaba un vestido bastante elegante, guantes de encaje, joyas, incluso vio un gran sombrero que aguardaba en el suelo junto al lienzo.

--Recuerda que salí con el permiso de mi padre. Si me llegaran a ver llegando con un vestido intacto sabrían que algo extraño sucedió.-- Shikamaru no comprendía muy bien lo que ella intentaba explicarle. --Verás, uno de mis pasatiempos favoritos es pintar. Adoro hacerlo. Y como te podrás haber dado cuenta, no soy una delicada doncella la mayor parte del tiempo, así que cuando se trata de pintar, me gusta sentirme libre, sin preocuparme de las formas ni posturas elegantes. Para hacer corta la historia, cuando pinto me gusta sentarme en el jardín a admirar el paisaje, recostarme en la tierra, además suelo ensuciarme de pintura las manos, el rostro y aunque no me sienta orgullosa de admitirlo, también mis vestidos-- rió.

SENTIMIENTOS PROHIBIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora