CUMPLEAÑOS... ¿FELIZ?

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Había pasado alrededor de un año desde que Ino y Shikamaru se vieron por primera vez. Durante todo ese tiempo ambos continuaron frecuentándose a escondidas, contando el apoyo de Hinata, Kiba y Sakura. La joven intercalaba sus salidas al bosque solicitando el permiso de su tía y de su padre para pintar o pasear a caballo. En ocasiones salía con la excusa de tomar el té al aire libre o planear un picnic con la compañía de Sakura, quien pedía permiso en su nombre para facilitar y hacer más creíble su argumento. Como es sabido, Sakura siempre demostró un gran apego por las costumbres aristocráticas, por lo que la familia Yamanaka la consideraba una buena influencia para Ino sin imaginar que en realidad ayudaba a cubrir su romance prohibido.

Sakura había descubierto en Shikamaru a una buena persona, un hombre amable y trabajador que en verdad apreciaba a Ino y la valoraba sin tomar en cuenta su fortuna ni poder. Asimismo, Hinata y Kiba comprobaron que el único pecado de la pareja era haber nacido en diferentes mundos, pues el amor que se profesaban era fuerte y profundo. De esa manera no solo Ino y Shikamaru se encontraban a escondidas, sino que se formó una gran amistad entre los cinco, quienes con los meses se acostumbraron a pasar mucho tiempo juntos y disfrutaban de la compañía los unos de los otros.

Aún así, para Ino no eran suficiente. Además de la ayuda de sus amigos, ella continuaba con su rutina de escape, burlando a la seguridad del lugar y haciendo caso omiso a las advertencias de su sierva y su escolta personal. El único testigo de todas sus furtivas salidas era Choza, el cocinero, quien a pesar de no saber a ciencia cierta qué era lo que hacía su señora y a dónde iba con tanta prisa, siempre guardaba silencio.

Luego de todo ese tiempo lleno de encuentros prohibidos, salidas apresuradas y reuniones clandestinas, Shikamaru e Ino habían aprendido mucho el uno del otro. Descubrieron cualidades que los unían cada vez más y se ayudaban mutuamente en todo lo que les era posible. Gracias a la ayuda de Ino, Shikamaru había aprendido a leer y escribir, por lo que él solía escribirle cartas que ella guardaba con sumo cuidado y las leía cuando no tenían la oportunidad de verse. Ino descubrió el don innato que poseía el muchacho. Su prosa, aunque sencilla, era realmente bella y transmitía mucho sentimiento, haciéndole pensar que si tuviera la oportunidad de ser guiado por un tutor, seguramente se convertiría en un gran literato. A veces el talento puede despertar en la persona menos esperada, pero muchos mueren sin ser descubiertos debido a la falta de posibilidades. Quizás ese hubiera sido el caso de Shikamaru, pero Ino no dejaría que él desperdiciara su don. Definitivamente él no había nacido para ser un simple pastor ni comerciante.

[...]

Se despertó con muchos ánimos. Se sentó en la cama y estiró los brazos manteniendo una sonrisa en su rostro. Ese día era su cumpleaños número dieciocho y planeaba pasarlo al lado de su amado.

--Buenos días, mi señora-- tomó ambos extremos de su vestido e hizo una reverencia al verla despertar.

--Hola, Hinata. ¿Qué tal está el día?

--Ya casi es mediodía así que está soleado. Perfecto para dar un paseo-- sonrió conociendo los locos planes que seguro tendría su señora.

--Así es, Hinata. ¡Me siento muy feliz!

--Lo imagino, señora. ¿Quiere que la ayude a vestirse de una vez? Recuerde que su novio vendrá a verla dentro de poco y si quiere salir por la tarde, deberá atenderlo para poder deshacerse de él lo antes posible.

--No, querida amiga. Esta vez no pienso aguantar ver su cínica cara y malograr mi cumpleaños paseando de su brazo fingiendo que todo está bien.

--¡¿Entonces qué hará?!-- preguntó intrigada y preocupada por la disparatada idea que seguro Ino tenía en mente.

SENTIMIENTOS PROHIBIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora