18- Sentimientos

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Después de las palabras de Kion, nadie había vuelto a hablar hasta que llegaron a la roca del rey. Kion encabezaba la caminata a solas mientras que atrás Vitani no se despegó del lado de Rani. Las seguían Kovu y Kiara y, por último, los dos hermanos, Zibu y Bunga.

Se cruzaron algunos animales conocidos de camino y, mediante señas, tuvieron que pedir que no dijeran nada. No tenían ánimos de dar explicaciones a nadie además de que habían acordado mantener todo en secreto.

La primera en recibirlos en la roca, fue Makini.

—¡Hey, chicos! Ahí están. Aquí todos se preguntaban... ¡Wow! —Makini dio un salto, asustada en cuanto vio el estado de los siete animales— ¡Por los grandes reyes! ¿Qué les pasó? —exclamó acercándose a Kion para revisarlo.

—Makini... —Kiara se acercó a la par de su hermano al ver que este no respondía y continuaba con la mirada seria— ¿Puedes no hacer preguntas por esta vez? —le peguntó con una mirada cómplice con una media sonrisa.

—Oh, claro... entiendo. Descuiden no diré nada —prometió. A pesar de eso, insistió en revisarlos a cada uno de ellos.

Para su suerte, todas sus heridas eran artificiales. Era una excusa fácil de sostener.

—Eh, Kion... —ella interrogó a león con nerviosismo siendo la primera vez que veía a su amigo tan serio— Sobre el regalo... ¿Q-qué...?

Kion suspiró antes de mirar de reojo a Rani quien no parecía haberla oído.

—Olvídalo, Makini. Lo siento.

Enseguida se alejó rumbo a la cueva. Necesitaba dormir antes de esa noche además de que ya no sentía las patas. Su amiga lo miró extrañado antes de volver su mirada a Rani quien no se veía tan diferente a él. Eso la preocupó, pero pensaba respetar el pedido de Kiara y no preguntar. Luego se dirigió hacia el lugar donde la Ukumbusho se celebraría, tenía mucho que hacer allí.

Kiara fue a buscar a Tiifu y Bunga se volvió a su hogar, dejando a los cuatro amigos a solas. Vitani se acercó a Rani, dándole un pequeño empujón para que camine.

—Tenemos que charlar —le dijo en voz baja a lo que ella asintió.

Sin embargo, en cuanto dieron los primeros pasos, una voz interrumpió, haciendo que ambas se giraran extrañadas.

—No.

Las dos vieron confundidas a Zibu parado al lado de Kovu, quien también veía al menor con el ceño fruncido, esperando una explicación.

—¿No? —Vitani arqueó una ceja.

Él mantuvo la mirada seria.

—Ustedes siempre se van solas a hablar en secreto sus cosas de chicas, o lo que sea —Zibu siguió decidido— Kovu y yo nos cansamos.

El moreno sacudió la cabeza.

—Oye, yo no...

—¿Somos una familia no? —él interrumpió a su mejor amigo— Hemos pasado cosas todos juntos. No quiero cambiar eso ahora —agregó suavizando su tono y su mirada, viendo a sus tres amigos.

Kovu, Rani y Vitani se miraron entre sí. Lo que Zibu decía no sonaba tan descabellado, algo de razón tenía. Rani había respetado toda su vida el tratado de amistad que tenían, pero había cosas que no se atrevía a contarle a nadie. Y a duras penas sí lo hablaba con su mejor amiga. Pero había muchísimos aspectos de su vida que sus amigos machos desconocían. Jamás entendió por qué ella misma creaba esa diferencia entre los tres.

Los Descendientes 2 (La Guardia del León)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora