—Estoy feliz de que me hayas elegido a mi para esto, Kion.
—Realmente no podía pensar en alguien mejor.
Ambos amigos se encontraban dentro de la guarida al pie de la roca del rey, rodeados de diferentes tipos de pinturas hechas por Makini. No habían tenido éxito con el cuidado de no manchar nada, pero hasta ese momento podían limpiarlo. A Kion le apenaba tener que borrar y empezar de cero a cada rato, pero su amiga insistía en que nadie aprende al primer intento.
—No te preocupes, si nos apresuramos a borrarla, no se queda. ¿Lo ves? —le dijo Makini mientras frotaba su pata para eliminar cualquier rastro de pintura en la pared.
El príncipe suspiró, resignado. No se iba a dar por vencido, pero jamás en su vida había tenido contacto alguno con pinturas ni mucho menos hecho una con sus propias patas. Si había tantas ilustraciones de él mismo, ¿por qué él no podía hacer una?
—¡Esto es emocionante! —seguía hablando Makini— Además, me sirve para practicar. Tendré que pintar muchos elefantes y leones en la Ukumbusho mañana...
—De verdad agradezco que hagas esto por mí —sonrió Kion con debilidad— entiendo que acabas de llegar y...
—¡Tonterías! Lo que sea por mis amigos —ella pasó su brazo alrededor del cuello de Kion, dejándole unas manchas marrones en su hombro— Ups.... Lo siento.
Él puso los ojos en blanco de una manera amistosa.
—¡Es taaaan tierno y romántico! —volvió a chillar con un saltito— A Rani le encantará tu regalo.
—¿Tú crees?
—¡Claro! Ella tiene suerte de tenerte, Kion —Makini sonrió con sinceridad, a lo que él correspondió.
—Gracias. Es lindo que digas eso. Es que si la vieras... su sonrisa es tan bonita... —Kion suspiró mientras dejaba de concentrarse en las pinturas y miró hacia arriba sin borrar su sonrisa— y si con este regalo logro que sonría, valdrá la pena...
Enseguida se sobresaltó cuando su amiga volvió a gritar, esa vez más aguda que la anterior, rompiendo el mágico momento.
—¡Es tan hermoso! —exclamó haciendo un gesto con sus brazos.
Debido a que en ese momento cargaba uno de los recipientes con la pintura, el líquido salpicó. Makini miró hacia un lado y frunció los labios al ver a Kion cubierto de pintura marrón, a diferencia de las pequeñas manchas que le había dejado anteriormente.
—Ay, perdón. Otra vez. Lo siento... ¡No quise...!
Él la interrumpió con una sonrisa desafiante. Ella no entendió hasta que Kion tomó otro recipiente de pintura y se lo arrojó a su amiga mientras reía. Makini quedó empapada con el líquido amarillo. Abrió grandes los ojos antes de devolverle la sonrisa y entornar los ojos.
—¿Ah sí?
Tras unos segundos, el lugar era un completo caos. A pesar de todo, ninguno de los dos detuvo su guerra de pintura. Se sentían como cachorros nuevamente. La preocupación por hacer el menor enchastre posible de desvaneció enseguida. Todo aquello les recordó a su infancia y todas las veces que habían jugado así con Bunga y Kiara.
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Mientras tanto, Zibu se dirigía a la cueva a buscar a Kion. Había acompañado a la reina Dhahabu hasta la roca del rey en donde Simba y Nala le pidieron que avisara a su hijo mayor. En su apuro, estuvo a punto de chocar con alguien sumamente familiar para él.
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Los Descendientes 2 (La Guardia del León)
FanficMientras sus amigos encuentran su lugar en las Praderas, la presión de ser perfecta se vuelve demasiado para Rani y siente que no encaja allí. Es por eso que decide regresar a su antiguo hogar, las Lejanías. Allí se encontrará con una enemiga de la...