1- Ida y vuelta

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La futura reina...

Rani tomó aire profundamente para luego soltarlo. Kion le había dicho que intentara relajarse. ¿Cómo podía hacerlo después de esa propuesta inesperada? Se dio cuenta que su cuerpo entero se sacudía debido a los nervios y emoción. No era para nada algo malo lo que sentía, sino todo lo contrario. Aún así los nervios estaban siempre presentes. En ese momento debía concentrarse en la llegada de los cuatro nuevos forasteros.

—Inclínense ante su majestad —la voz de Kovu la sacó de sus pensamientos de golpe.

Sonrió y se giró para ver a sus tres amigos llegar hacia ella intentando no reír mientras se inclinaban.

—Ya pasaste de ser princesa a reina —Zibu exclamó alzando la mirada para verla.

Ella largó una risita e hizo un gesto desinteresado.

—Silencio molestos súbditos —bromeó mientras los rodeaba, cosa que hizo que los tres se rieran y bromearan al respecto.

Mientras Rani caminaba entre la multitud buscando a Kion y así poder dirigirse a las Lejanías, chocó con alguien quien sorpresivamente la sujetó con algo de brusquedad. Miró sorprendida frente a ella a un familiar par de ojos azules.

—Felicidades —Zuri habló con suavidad— Te ganaste de forma correcta a Kion.

Rani sonrió y desvió la mirada sintiéndose un tanto incómoda debido a la agresividad con la que la leona se dirigía a ella. Estaba a punto de agradecerle e inventar una excusa para alejarse cuando Zuri volvió a hablar.

—Ah no, no lo hiciste. Engañaste a Kion para destruir las Praderas. Linda historia para sus nietos, ¿no crees?

Rani borró la sonrisa y retrocedió unos pasos de ella mientras la miraba con desconfianza. Sus amigos junto a Kion llamándola la interrumpieron. Sacudió la cabeza y tras disculparse lo más amable que pudo con la leona, se alejó rumbo a ellos, aún sintiendo los fríos ojos azules clavados en ella.

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Tal como habían pedido Zazú y Ono a los cuatro invitados, habían permanecido cerca de la frontera junto a sus familias. Todos a excepción de una.

—¿Dónde están tus padres? —Vitani preguntó a Makena.

La cachorra se giró para mirarla y borró la sonrisa.

—Estaban... ocupados. No pudieron venir. Supongo que se alegraron de librarse de mí por fin —Makena largó una risita y se encogió de hombros.

La leona no insistió mientras recordaba lo distantes o fríos que podían ser los padres en las Lejanías.

Ahí estaba la amiga de Makena, Kijana, junto a sus padres Reirei y Goigoi y algunos de sus hermanos. También estaban los gemelos hiena Wema y Tunu con su mamá. Ellos dos también habían sido invitados.

—¡Adiós mamá y papá y... hermanos! —Kijana saludó a su familia y se adelantó a la par de su amiga.

—Nos vemos pequeña. No causes problemas —Reirei dijo con sarcasmo mientras ponía los ojos en blanco, pero un dejo de tristeza se notó en ella. Enseguida se distrajo cuando otro de sus hijos chocó con ella mientras correteaba a su alrededor.

—Entendí tu mensaje —la chacal se rió en voz baja.

—¡Trae algo cuando nos visites! —Goigoi agregó alzando su voz para que su hija la escuche.

Los Descendientes 2 (La Guardia del León)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora