14- Entre ambos mundos

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En las Lejanías, dos mejores amigas se paseaban por el territorio sin poder evitar las risitas y los recuerdos mientras esperaban a sus amigos a pesar de todo. La nostalgia era bastante abrumadora.

Vitani le contó a Rani lo que había pasado con Nuka horas atrás y cómo se había estado sintiendo respecto a su madre.

—Jamás creí que te pasara algo similar —le confesó mirándola de reojo mientras ambas detenían sus pasos— ¿Quieres hablar de eso?

Rani suspiró. No tenía sentido ocultarle más a su mejor amiga lo que sucedía. En cuanto abrió la boca, una voz femenina y joven interrumpió.

—¡Sabía que no vendrías sola, Rani! —ambas amigas vieron a Makena correr hacia Vitani para saludarla como había hecho con Rani un rato atrás— Wow —la pequeña se separó de ella con sorpresa— jamás me habías dejado abrazarte.

—Te extrañé —se sinceró la de ojos púrpuras, encogiéndose de hombros— ¿Por qué no estás durmiendo? —le preguntó con burla.

Ella le sonrió antes de hablar.

—No olvidé lo que me enseñaste. Cuando te fuiste, tu madre continuó con mi práctica algunas veces. Sé que ella te enseñó lo que tú me enseñaste. Jamás dejaba de hablar de ti y de Kovu. Hasta me llamó Vitani por error —Makena rió divertida.

Eso tomó desprevenida a la de ojos púrpuras. ¿Lo que Nuka le había dicho no era cierto? ¿Su familia realmente los extrañaba? Tanto ella como Kovu se habían convencido de que no se preocupaban realmente por ellos más allá del afecto familiar. ¿No era por eso que se habían ido de las Lejanías en primer lugar?

Como si le hubiera leído la mente, la cachorra volvió a hablar.

—¡También tu hermano! Una vez me dijo 'Kovu ya déjame en paz'. ¡Él y yo ni siquiera nos parecemos!

Rani vio a su mejor amiga de reojo y pudo notar como una oleada de emociones la invadió debido a su expresión. Tragó con fuerza sin dejar de ver a Makena y sus ojos brillaban.

—Oye, enana —interrumpió Rani— estoy segura de que a Vitani le gustaría que le des una demostración de lo que aprendiste —dijo sonriendo divertida.

Vitani sacudió su cabeza y la miró de golpe.

—Espera, ¿qué? No, no, no. Yo no...

Makena sonrió de forma desafiante y se agachó para saltar.

—Ah sí... —dijo en voz baja antes de lanzarse sobre ella, sin darle tiempo a objetarse.

La leona no tuvo tiempo de defenderse y enseguida se encontró boca arriba en el suelo con la menor sobre ella, riendo.

—¡No es justo! Me tomaste distraída y... sentimental —se defendió ella, riendo también.

Una vez que las risas de las tres hembras se calmaron, Rani observó a Makena y entornó los ojos.

—Vitani... Mak es ágil. Podría ayudarnos

—¿Qué? ¿Estás loca? Es una niña y sabes que las hienas le dan miedo —se negó su amiga mientras se ponía de pie.

—No tiene que pelear, ni siquiera tienen que verla, Solo...

—Sigo aquí —les recordó la cachorra a lo que ellas la miraron de reojo y sonrieron. Rani se agachó para estar a su altura.

—Makena... ¿te gustaría ayudarnos en una misión para salvar las Praderas? Tenemos que rescatar al príncipe —le anunció, poniéndole entusiasmo a su tono.

Los Descendientes 2 (La Guardia del León)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora