19- La celebración Ukumbusho

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El lugar donde usualmente se celebraba era un lindo claro con algunos árboles. En ese momento el sol se estaba ocultando dándole al lugar un bello tono anaranjado. Como si fuera obvio lo que se celebraba, la paz se sentía en el aire para la mayoría de los animales presentes ahí. Sin embargo, no todos sentían esa armonía.

Rani había sido ubicada por los reyes en un lugar específico, demasiado expuesta a la vista de todos para su gusto. Se tranquilizó al tener a sus amigos tan cerca. A pesar de eso, sentía que sobresalía y todos los pares de ojos estaban posados en ella. Kion no había llegado aún y su corazón latía con rapidez. Ella y él no habían vuelto a hablar desde esa tarde cuando escaparon de las hienas. No tenía idea de lo que podría pasar. Cada tanto miraba de reojo a Kovu, Kiara y Vitani quienes le sonreían dándole ánimo.

Todos los leones y elefantes de las Praderas estaban ahí reunidos. También estaban Makini, ya que era la encargada de pintar a ambas especies, Zazú y Ono cumpliendo ambos su puesto y los amigos de Kion, para sorpresa del resto; Fuli, Beshte y Bunga. Timon y Pumba también habían insistido en ir como cada celebración. Después de todo eran parte de la familia y ansiaban ver a su tercer hijo adoptivo formalizarse como habitante de las Praderas.

Kiumi fue uno de los últimos en llegar y, con sigilo, se paró detrás de Vitani y Kiara.

—¿Por qué tardaste tanto? —le preguntó Kiara sin mirarlo. Ella y Kovu eran quienes más próximos a Rani estaban.

—Por nada, sólo me retrasé

—¿Ya terminaste de limpiar esa pintura horrible que hiciste en la guarida? —Makini interrogó al león cruzándose de brazos. Ella se encontraba no muy lejos de los cuatro.

Kiumi se sonrojó con intensidad y negó con la cabeza.

—N-no sé de qué hablas Makini. Yo la limpié porque... ya no quiero ser rey ni a Zuri. Odio a las Praderas —el macho hizo puchero mientras evitaba el contacto visual. Sus amigos pusieron los ojos en blanco.

Los ojos del macho captaron a su hermana menor arribar junto a... Zibu. Los miró con el ceño fruncido antes de acercarse unos pasos. La pareja venía charlando y riendo entre sí hasta que Kiumi se acercó. Enseguida ambos enmudecieron y lo miraron con ojos abiertos.

—¿Qué haces? —le preguntó a ella con una mueca. Tiifu miró a Zibu de reojo.

—Es que hoy tengo una...

—¿Con él? ¿Y mamá te dio permiso? —sonrió con burla interrumpiéndola.

Tiifu suspiró mirando el suelo. No podía creer que su hermano fuera a molestarla en un momento que debería ser especial para ella. ¡Su primera cita!

—N-no necesito el p-permiso de...

—Desde luego que sí. ¿A caso quieres que se lo cuente yo? Porque lo puedo hacer ahora mismo —continuó él, pasando a estar más serio que antes.

—Pero...

—Eres muy joven para esto, ni puedes cuidarte sola —Kiumi puso los ojos en blanco.

La leona suspiró de nuevo sintiendo un leve sonrojo. Ni se atrevía a mirar a Zibu a los ojos. ¿Por qué su hermano tenía que meterse siempre? Para su sorpresa, este se adelantó a su hermano hasta tenerlo frente a él y habló por ella.

—Escucha, sólo porque aún no puedes superar tu fallida relación con Zuri no quiere decir que Tiifu tenga que lidiar con tus caprichos. Así que, ¿por qué no la dejas en paz? No quiero ver que la trates así otra vez —amenazó con un tono totalmente intimidante y nuevo para ambos. Los ojos de Tiifu se agrandaron.

Los Descendientes 2 (La Guardia del León)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora