Sin saludar ni decir media palabra, Rani se adentró en la cueva que compartía con sus tres amigos, aunque a veces solo eran dos de ellos debido a la nueva familia de Zibu. Allí adentro la esperaba su mejor amiga que la había acompañado desde que había nacido. Esta la recibió con una sonrisa. Una diferente en ella desde que habían cambiado su vida. Su expresión sólo reflejaba una cosa: felicidad.
—Buenos días, princesa. —saludó con burla. Sabía que a su amiga no le hacía la más mínima gracia que la llamen así.
Como respuesta, Rani simplemente hizo un gesto con la cabeza. Si bien la frialdad del saludo captó su atención, Vitani no hizo comentarios. Después de todo, su amiga era de pocas palabras desde que tenía memoria.
—Veo que saliste temprano hoy. ¿Todo en orden?
—Sí, bueno, no... lo de siempre. —Rani se encogió de hombros.
Vitani se acercó a ella con el ceño fruncido y confirmó sus sospechas tras mirarla a los ojos.
—¿Otra vez? Ugh mira si llego a ver a esos molestos insectos, me van a escuchar. No debí dejarte ir sola. Lo siento mucho. La próxima iré contigo. No voy a permitir que te molesten.
Rani alzó la cabeza para mirar a su mejor amiga. Con el paso de los días, Vitani había cambiado tanto física como mentalmente. Como había comenzado a alimentarse correctamente y a cuidarse mucho más, su figura ahora era mucho más saludable y su pelaje brillaba. Casi parecía que había nacido ahí. Rani estaba contenta, pues su amiga se veía mucho más bonita y sana. Al igual que ella y sus dos amigos machos.
Y si bien ya no era tan agresiva como antes, que molestasen a sus amigos sacaba de quicio a la de ojos púrpuras. Cuando ambas amigas salían juntas, nadie se atrevía a molestar a Rani. Muchísimo menos si iba acompañada de Kion.
—Da igual. Ya sabes cómo son. Quieren saber todo sobre mí por ser la novia del futuro rey. Por favor...
Rani no había cambiado el tono triste de voz. Su amiga pensó que eran simples quejas y decidió cambiar de tema para distraerla.
—Las chicas están cada vez más expertas, temo que me quiten el puesto. —bromeó Vitani, haciendo referencia a su grupo de amigas— Quisiera que nos acompañes más seguido. Sabes que a todas les encanta que estés ahí.
—Ah, ya sabes que tantos deberes reales me quitan el tiempo y que tampoco soy fan de cazar.
—Claro. Que la princesa deje que los demás cacen por ella... —Vitani siguió con los chistes, sin darse por aludida de cómo se sentía Rani realmente.
Ella ignoró su último comentario y dejó salir un pensamiento en voz alta.
—¿No extrañas estar fuera de control y romper las reglas?
Su amiga la miró fijamente, examinando sus palabras. Luego de unos segundos le contestó.
—¿Cómo robar, mentir y pelear sin motivo? —la interrogó arqueando una ceja.
—¡Exacto!
—¡No! —Vitani negó con la cabeza— ¿Por qué lo haría? ¡Míranos! ¡Estamos en las Praderas! Es la tierra de las oportunidades, aquí podemos ser lo queramos ser. Así que por favor... —la miró a los ojos y suavizó el tono— Deja el pasado atrás...
Algo interrumpió a Vitani. Las dos leonas se voltearon a la entrada de la cueva para ver a Kion.
—¿Puedo pasar?
Si bien ya tenían la suficiente confianza, ninguno entraba a la cueva del otro sin pedir permiso. Sumado a que Kion mantenía la educación suficiente para no interrumpir una charla entre las dos amigas.
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Los Descendientes 2 (La Guardia del León)
FanfictionMientras sus amigos encuentran su lugar en las Praderas, la presión de ser perfecta se vuelve demasiado para Rani y siente que no encaja allí. Es por eso que decide regresar a su antiguo hogar, las Lejanías. Allí se encontrará con una enemiga de la...