La vocación de Yukiho

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Ya habían transcurrido tres días desde la derrota con Megu, pero Honoka ya había recuperado el buen humor. Planeaba ganarle la próxima vez que la enfrentara, pero no dejaría que eso la obsesionara; sabía que Tsubasa seguiría viéndola lo quisiera esa odiosa o no.

—La próxima vez que la veamos le enseñaremos quién manda. ¿No es cierto, Teddiursa?

—¡Sa, Teddiursa!

—Así se habla, pequeño.

Las chicas en ese momento hacían una pausa para comer. Todos los Pokémon se encontraban afuera, con algunos corriendo, otros jugando, otros durmiendo una siesta y otros cerca de su respectiva entrenadora. De hecho, las dos Pokémon de Alisa se encontraban con ella entrenando algunos movimientos de concurso.

—¡Iney, Polvo de nieve! ¡Rozy, Hoja mágica!

—¡Vul-pix!

—¡Cleffa!

La rubia se estaba enfocando en los concursos dobles. Se la veía sumamente comprometida con ello, pues sabía que en algún momento tendría que competir en ese formato.

—Excelente, chicas. ¿Ahora qué tal si...?

Yukiho veía tanto a su interés romántico como a su hermana hacer sus cosas, todo eso mientras cocinaba. Una de ellas deseaba convertirse en una poderosa entrenadora, mientras que la otra anhelaba convertirse en una coordinadora de renombre. Sin embargo, ¿qué había de ella? Jamás tuvo grandes sueños ni aspiraciones. Durante mucho tiempo pensó en que se convertiría en la heredera del negocio familiar, pero aunque aquella idea no le desagradaba, tampoco era su deseo.

«Veo a Alisa, veo a onee-chan y me doy cuenta de que no sé qué quiero para mí. Claro, aparte de ser la novia de Alisa», pensó un tanto desganada.

—¿Vulpix?

—¿Spearow?

Sus Pokémon percibieron que estaba un tanto decaída.

—Ya veo... Quieren saber qué me pasa, ¿no es así? Bueno, no les puedo ocultar nada. —Sonrió con algo de tristeza—. No sé qué hacer con mi vida. Es verdad que sé mucho sobre Pokémon y que uso ese conocimiento a diario, pero... no tengo un sueño como onee-chan o Alisa. Inicié este viaje solo porque extrañaba a onee-chan y ahora... —suspiró— pienso que solo soy la aguafiestas del grupo.

—Vulpix...

—Bien, quizás aguafiestas es una palabra un tanto fuerte. Este grupo necesita algo de disciplina de vez en cuando, sobre todo onee-chan y Teddiursa.

Yendo con este último...

—Ursa... —Se acercó babeando a la olla.

—¡Teddiursa, la comida todavía no está lista! —La negatividad de la castaña se borró de un plumazo. De ahí se enfocó en Honoka—. ¡Onee-chan, controla a tu Pokémon!

—Lo siento, Yukiho. Creo que lo atrajo el olor —dijo la pelijengibre mientras se acercaba.

—... Eso pasa todo el tiempo.

—Calma, Yukiho-chan. Ya sabes cómo es Teddiursa: un glotón irremediable, je, je.

Al ver a Alisa sonreír, la castaña se preguntó qué había hecho en su vida para que Arceus le diera semejante regalo.

Volviendo con la comida en sí, el delicioso aroma no había atraído solo al osezno. Otro Pokémon que se encontraba en las cercanías lo captó y se acercó de forma sigilosa... o lo habría hecho si Gligar no hubiese caído sobre él en un intento por elevarse.

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora