Entre las llamas y la pasión

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Llegó la hora de la esperada revancha entre Honoka y Maki. ¿La pelijengibre podrá sobreponerse y ganar su medalla o recibirá otra paliza?


Tras su derrota con Maki, se vio a una Honoka sumamente apagada. Ella confiaba en ganar la medalla con facilidad, y en cambio se encontraba sentada junto a una camilla en la que descansaba su lastimado Teddiursa. Su Gligar y su Sunkern lo hacían en las camillas contiguas.

Maki-chan es demasiado fuerte... Pensé que todo sería más fácil, que mis Pokémon podrían manejar a los suyos... Me equivoqué... y ellos pagaron el precio.

Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.

Onee-chan, no quiero sonar antipática, pero... necesitabas una derrota así.

―¡Yukiho! ―exclamó molesta.

―¡No me malentiendas! ¡Por supuesto que me habría encantado que ganaras! Es solo que te estabas confiando mucho últimamente. Las líderes de gimnasio son entrenadoras fuertes con mucha experiencia. Tú empezaste hace poco. Que hayas vencido a dos no significa que vas a ganarles a todas a la primera. Tampoco que vayas a ganar siempre.

Con los ojos aún humedecidos, Honoka fijó la vista en su hermana menor.

Onee-chan..., terminar invicto en la vida es una utopía. Las personas perdemos muchas veces. Si quieres ganar, tienes que ver qué hiciste mal y cambiar el enfoque.

La pelijengibre volvió a mirar a sus Pokémon por unos segundos antes de reenfocarse en Yukiho.

―¿Qué crees que debería mejorar para que no pase lo mismo en la revancha?

―Primero, no te confíes; tu rival es una líder de gimnasio; segundo...

―Disculpen por interrumpir ―dijo Alisa mientras entraba a la habitación con unas botellas―. Les traje algo de beber. ¿Quieren?

―... Gracias, Alisa-chan.

―Gracias, Alisa.

―No hay de qué.

El aura de amabilidad que desprendía la rubia hizo que Yukiho se sonrojara un poco, aunque esta no se dio cuenta.

―¿Cómo está todo?

Alisa no fue la única en entrar. Poco después de ella, hizo ingreso Maki, vistiendo una bata de doctora.

―Maki-chan...

―Qué sorpresa verte en este lugar ―dijo Yukiho.

―Ni creas. Siempre vengo a ver a los retadores después de las batallas para chequear a sus Pokémon. ―Se acercó a Teddiursa―. Estará bien. Las Chansey y las enfermeras Joy hicieron un buen trabajo.

Mientras la pelirroja se volteaba para revisar a Gligar, Honoka se dio cuenta de cómo para esta lastimar a los Pokémon ajenos era solo una parte de su trabajo.

―No tardarán mucho en recuperarse. Solo necesitan descansar un poco más ―aseguró Maki.

La pelijengibre se percató de que la líder de gimnasio mostró una actitud más suave durante las revisiones. Quizás fuese despiadada en la arena, pero fuera de ella, no eran tan diferentes.

―Maki-chan..., cuando mis Pokémon estén mejor, ¿me darías una revancha?

La ojimorada miró a Honoka y le dijo con seriedad:

―Te estaré esperando.

Dicho eso, se retiró; tenía más pacientes que atender.

Sabiendo que tenía garantizada una nueva oportunidad, la comepan comenzó a ver qué se vendría.

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora