G contra H

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Gente, las penas del fútbol se pasan con historias (ver los resultados de las eliminatorias de ayer), y con el nuevo capítulo vuelven viejas amenazas. ¿De qué estoy hablando? Tendrán que verlo ustedes mismos.


Tras el reciente concurso de Alisa, era momento de continuar con el viaje a ciudad Chunchun. La rubia seguía con algo de desazón por haber perdido contra Ayane, pero esperaba que la próxima vez fuera diferente.

—¿Todavía pensando en el concurso, Alisa-chan? —preguntó Honoka—. Tranquila, seguro que ganarás el que viene.

—Gracias, Honoka-san. Ojalá tengas razón.

—Teddiursa, Teddiursa. —El Pokémon concordó con su entrenadora.

—Por cierto, ¿dónde es el siguiente concurso?

—Déjenme revisar —dijo Yukiho, consultando su navegador—. Ah, ya lo encontré: será en pueblo Toyama. Está en nuestro camino.

—¡Excelente! Iremos allá entonces.

Honoka acababa de señalar el próximo destino: ciudad Chunchun podía esperar un poco más.

—Muchas gracias, Honoka-san y Yukiho-chan. Espero no decepcionarlas.

—Alisa, tú no nos decepcionas aunque pierdas —aseguró la castaña.

—Qué linda. —La rubia sonrió—. Agradezco mucho tus palabras.

Como solía ser la tónica, la de cabello café se sonrojó y sus latidos se hicieron más frenéticos, aunque Alisa, como siempre, no se dio cuenta de nada.

Las tres continuaron con su ruta sin mayores sobresaltos. Sin embargo, todo cambió gracias a Teddiursa, no producto de alguna de sus travesuras, eso sí; el osezno logró divisar a la distancia un par de figuras extrañas que se movían en paralelo a ellos.

—¡Teddiursa, Teddiursa! —le avisó a su entrenadora.

—¿Qué ocurre, pequeño?

—¡Sa, Sa! —Señaló con su mano a los árboles a un costado del camino.

—¿Qué le pasa a Teddiursa, onee-chan?

—Creo que trata de decirnos algo.

—¡Sa, Sa! —insistió—. ¡Teddiursa, Sa! ¡Sa, Sa, Ursa, Teddiursa, Teddiursa!

El Pokémon normal movía los brazos desaforadamente; actuaba más inquieto que de costumbre.

—... Tal vez debamos hacerle caso esta vez. Ya sabemos lo pesado que se pone cuando no le prestan atención —dijo Yukiho.

—¡Ursa! —exclamó el Pokémon Osito, un tanto molesto.

Sin perder tiempo, Yukiho sacó una Pokébola.

—¡Ve, Spearow!

—¡Spearow!

—Spearow, busca actividad extraña en el área. Ten cuidado.

El ave se fue volando y comenzó a explorar. Miró a todos lados con ahínco durante largos minutos, y en medio de su investigación, divisó a dos hombres con traje azul oscuro cargando unas cajas y entrando a una cueva. Ambos actuaban de manera sospechosa, como si trataran de ocultar algo.

—Spearow...

Aquello le pareció suficiente como para volver con el grupo y dar aviso.

(...)

—Spearow ha tardado un buen rato, ¿no? —comentó Honoka.

—Sí... Solo espero que no le haya pasado nada malo —repuso Yukiho.

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora