Un Shroomish suelto en Nyanya

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- ¡Y por fin estamos aquí! ¡Hola, ciudad Nyanya!

- ¡Teddiursa!

Comparada con ciudad Tasukete, ciudad Nyanya era un lugar mucho más grande y con un ambiente realmente urbano, con edificios y calles pavimentadas.

- Onee-chan, ya sabemos eso. No tenías por qué gritar así.

- Buu, Yukiho, eres muy aburrida.

Como bien dijo la escandalosa pelijengibre, las chicas finalmente habían llegado a ciudad Nyanya, sede del segundo gimnasio de la región Otonokizaka.

- Pero eso ahora no importa. ¡Es tiempo de ganar mi segunda medalla!

- Honoka-san, quizás lo mejor sea ir primero al centro Pokémon. Estuvimos mucho tiempo en la cuesta. Nuestros Pokémon necesitan un poco de descanso... y nosotras también.

- Alisa-chan tiene razón. También tenemos que planear una estrategia para que ganes tu batalla.

- Ya tengo mi estrategia –dijo Honoka riéndose ligeramente y sacando una Pokébola que después alzó al cielo–. ¡Gligar!

- ¡No te bastará con Gligar! ¡Y menos cuando le cuesta volar!

La cara de la comepan se puso azul por el espanto. No se recompuso ni aunque Teddiursa le brindó apoyo moral.

- Sa, Sa.

- Onee-chan, a veces eres muy melodramática.

El estómago de Honoka comenzó a gruñir en ese mismo momento. Lo mismo pasó con el de Teddiursa.

- Eh... ¿Por qué no vamos a comer algo y después planeamos una estrategia para el gimnasio? Je, je.

- ¡Eso es casi lo mismo que dijo Alisa-chan!

- ¡Vamos, Teddiursa! ¡Hay que buscar un lugar donde vendan comida deliciosa!

- ¡Sa! ¡Teddiursa, Teddiursa!

La pelijengibre y su Pokémon comenzaron a alejarse.

- ¡Uf! La quiero, pero a veces es desesperante.

- Yukiho-chan, no debemos quedarnos atrás –dijo Alisa sin hacerse mucho problema–. Ven, vamos.

La rubia tomó a la castaña de la mano, cosa que hizo que esta última se sonrojara. Luego ambas se largaron a correr, persiguiendo a la energética Honoka.

- ¡No nos dejes atrás, Honoka-san!

- ¡Alisa-chan, si sigues así mi corazón no podrá parar! ¡Y no lo digo por correr!

(...)

Tras el almuerzo, las chicas se dirigieron al centro Pokémon de la ciudad.

- Bienvenidas –las saludó la enfermera Joy–. ¿En qué las puedo ayudar?

- Buenas tardes, enfermera Joy. Quisiera que revisara a mis Pokémon –dijo Honoka.

- También quisiera que revisara a los míos, por favor –la secundó Alisa.

- No hay problema. Coloquen sus Pokébolas aquí y yo me encargaré de lo demás.

La enfermera Joy extendió una bandeja con espacios esféricos. En ella Honoka colocó tres Pokébolas y a Teddiursa, mientras que Alisa puso dos.

- Teddiursa, ahora van a revisarte. Pórtate bien y nos veremos en un rato más.

- ¡Teddiursa!

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora