La génesis de los problemas

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Tras una larga caminata, Honoka, Alisa y Yukiho decidieron hacer un alto para descansar y comer algo. El escenario: la orilla de un lago de montaña sumamente prístino y rodeado de césped verde.

- Espero que te haya gustado, Alisa-chan -dijo Yukiho con un leve sonrojo y agachando un poco la mirada.

- Estuvo delicioso, Yukiho-chan. ¿Qué opinas, Iney?

- ¡Vul, Vulpix!

La castaña sonrió ante el cumplido.

- Se parece a la comida de Honoka-san, pero tiene un toque diferente.

- ¡AH! ¡No puedo comer más!

- ¡Ursa!

- Buah.

La mayor del grupo estaba echada sobre el pasto sobándose la panza. A su lado, Teddiursa hacía lo mismo, mientras que Komala descansaba apoyado en su tronco.

- Shroomish...

Con respecto al Pokémon que Hanayo les había confiado, se mostraba reticente a comer. Todavía desconfiaba de las chicas, pero ya no trataba de huir de ellas: lo que pasó con los ladrones fue demasiado para él.

- Onee-chan, deja de holgazanear. Tienes que entrenar para volverte más fuerte -reclamó Yukiho mientras se acercaba a su hermana.

- Cinco minutitos más...

- Sa.

- Tsubasa-san nunca se fijará en ti si no demuestras ser una buena entrenadora.

- ¡¿Tsubasa-san?!

Honoka abrió los ojos como platos y recordó a su salvadora. Le había parecido tan genial que se había prometido ser igual de buena que ella, pero allí estaba, flojeando y tirada sobre el pasto.

- ¡Hora de trabajar! ¡Faito dayo! -exclamó mientras se levantaba casi como impulsada por un resorte-. ¡Teddiursa, vamos!

- Sa.

El osezno no parecía interesado en abandonar la comodidad de la hierba.

- Teddiursa, te prometo que te haré de esos bocadillos que tanto te gustan si entrenamos un poco.

- ¿Sa?

- En serio.

A Teddiursa comenzó a caérsele la baba del hocico.

- ¡Teddiursa! -exclamó mientras se levantaba.

La sesión de entrenamiento, sin embargo, terminó antes de empezar.

- ¡Deerling!

Un Pokémon con apariencia de cervatillo que corría a toda velocidad derribó a Honoka. Persiguiéndolo, estaba un joven con lentes y bata de científico.

- ¡Ursa!

- ¡Honoka-san!

- ¡Onee-chan!

- ¡Deerling, ¿cuántas veces te he dicho que no te escapes?!

- Deerling...

- ¡Ay, me duele el trasero!

- ¿Estás bien?

- Eso creo.

El joven ayudó a la pelijengibre a levantarse.

- En verdad lo siento. Deerling suele ponerse inquieto a veces.

- ¿Deerling?

«Deerling, el Pokémon Estacional. Tipos normal y planta. Si presiente peligro, se esconde en el follaje. Su color y olor cambian con las estaciones».

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora