La reina de los insectos

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Gente, con esto iniciamos las actualizaciones del 2022. Un nuevo capítulo de la aventura de Honoka y un nuevo personaje de la franquicia que aparece. ¿Quién será? No seré yo quien lo responda.


Habiendo dejado atrás la cueva y al Equipo Génesis, Honoka y sus amigas arribaron al pueblo Akiha, un lugar lleno de tiendas con artículos para Pokémon y entrenadores.

—¡Chicas, llegamos a pueblo Akiha!

—¡Teddiursa!

—Sí, ya lo sabemos, onee-chan.

—Podríamos aprovechar nuestra estadía aquí para comprar pociones y medicinas. Tal vez incluso algunos objetos para mis futuras presentaciones —comentó Alisa.

—Me parece buena idea, esas cosas nunca están de más —señaló Yukiho—. Lástima que este lugar tenga la fama de que sus almacenes siempre están llenos.

—Pues... creo que ahora mismo están un poco menos llenos —dijo Honoka—. Miren.

Todavía podía verse a bastantes personas entrando y saliendo de los locales. Sin embargo, parecía que algo más estaba llamando la atención del público, mejor dicho, alguien.

—¡Guau, qué linda es! —se escuchó gritar a una chica.

—¿Será tan fuerte como dicen?

—Debe serlo, por algo la eligieron.

—No sé si lo soy tanto, pero quiero dar lo mejor de mí —habló quien acaparaba las miradas de los curiosos.

El grupo de jóvenes no entendía qué estaba pasando.

—¿Alguna de ustedes sabe si hay un evento especial por aquí o algo similar? —preguntó la pelijengibre.

—No que yo sepa —respondió Yukiho.

—¿Por qué no nos acercamos para ver qué ocurre?

—¡Teddiursa! —El osezno respondió por todas.

Haciéndose un hueco en el círculo frente a ellas, se dieron cuenta de que el centro de atención era una chica con un largo cabello color borgoña. Sus ojos, de un tono dorado, se movían inquietamente, como pidiendo ayuda para salir de ahí.

 Sus ojos, de un tono dorado, se movían inquietamente, como pidiendo ayuda para salir de ahí

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—Qué chica tan bonita —dijo Honoka.

—Sí, pero... ¿no creen que se ve algo incómoda? —señaló Alisa.

—Tienes razón, Alisa-chan. Hay que ayudarla. ¿Pero cómo?

Afortunadamente para ellas, Teddiursa se percató de que uno de los mirones tenía un chocolate en la mano. De inmediato lo poseyó la gula y se liberó de los brazos de su entrenadora para intentar conseguirlo.

—¡Ursa!

—¡Pequeño, vuelve!

Teddiursa causó un caos entre los presentes, haciendo que algunos se tropezaran y casi se cayeran al suelo. La confusión fue aprovechada por las chicas para sacar a la peliborgoña de allí.

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora