Arriba una rival

315 33 14
                                    

Era un nuevo día y las chicas continuaban su camino a ciudad Nanisore. Mientras avanzaban, Yukiho veía con ojos ilusionados la Pokébola en su mano: todavía no se convencía del todo de que dentro estaba su primer Pokémon, lo que la convertía oficialmente en una entrenadora.

- Mi Vulpix..., tú y yo seremos un gran equipo –dijo en voz baja.

- No cabe duda de que así será, Yukiho-chan.

- ¡¿Eh?!

La castaña no esperaba que Alisa la escuchara. Visiblemente sonrojada, desvió la mirada y guardó su Pokébola.

- ¿Acaso dije algo malo? –preguntó la rubia algo confundida.

- ¡No, no, claro que no! Es solo... No es nada.

- Eres una chica con mucho potencial y que sabe lo que hace. Estoy segura de que cuidarás muy bien a Vulpix.

- Gracias, Alisa –dijo Yukiho, todavía algo avergonzada.

Con respecto a Honoka, ella caminaba algo alejada de sus compañeras, con Teddiursa en sus brazos.

- Ciudad Nanisore... Me pregunto cómo será su líder y qué Pokémon tendrá.

- Teddiursa.

- Ahí es donde nos espera nuestra tercera medalla. ¡Estoy segura de que ganaremos!

- ¡Sa! ¡Teddiursa!

Mientras entrenadora y Pokémon conversaban, se escuchó una explosión en las cercanías.

- ¡¿Y eso?! –exclamó Yukiho.

- No lo sé, pero quiero revisar –respondió su hermana echándose a correr.

- ¡Onee-chan, espera!

Demasiado tarde: Honoka ya estaba lejos de Yukiho y no la escuchó.

- ... Típico de ella.

- Yukiho-chan, mejor sigámosla.

- Tienes razón. Si la dejamos sola, lo más probable es que se pierda.

Las dos menores fueron tras la pelijengibre.

Volviendo con Honoka, sus pasos la llevaron a un sitio algo aislado donde una chica y un pequeño Pokémon con apariencia de dinosaurio se encontraban tirados en el suelo. Ambos se quejaban de dolor.

- ¡Ay, no me esperaba eso, Tyrunt!

- ¡... runt!

- Disculpa, ¿te encuentras bien?

- ... Eso creo.

Honoka se acercó a la chica en el piso y le ofreció una mano para levantarse.

- Gracias.

- No hay de qué.

En ese momento, llegaron Yukiho y Alisa.

- Onee-chan, no deberías dejarnos atrás, y menos salir corriendo sin saber a dónde.

- Lo siento, Yukiho, pero quería saber el porqué de esa explosión.

- Menos mal no te pasó nada, Honoka-san.

- A mí no, pero sí a esta chica y a su Pokémon. Vamos a ayudarlos.

- Como digas. Se notan bastante maltrechos.

Yukiho sacó una poción de su mochila y la aplicó al Pokémon de la extraña.

- ¡Tyrunt!

- Sé que duele, pero esto te hará sentir mejor.

Love Live: En busca de la maestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora