Thinking out loud

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–Oh, Elsa, te ves hermosa– Anna y el resto de las amigas de la rubia se enternecieron al ver a Elsa completamente lista con su vestido de novia puesto.

–Te ves radiante– le dijo Merida.

–Gracias a todas– ella suspiró –Significa mucho para mí que todas estén aquí–

–¿Y cómo te sientes?, ¿nerviosa?– preguntó Astrid quien cargaba en sus brazos a una dulce bebe de nombre Zephyr.

–No, no realmente... quiero decir, me voy a casar con Jack, no tengo nada de qué preocuparme– se sentó con gracia en la silla –Aunque un trago no me vendría nada mal– respondió con voz ronca.

–Yo me encargo de eso– dijo con orgullo –Por algo soy tu dama de honor– se arremangó con las manos la falda del largo vestido azul turquesa y salió de la habitación con la cabeza bien en alto.

Anna caminó por el pasillo hacia donde sabía que estaba la coordinadora de la boda e invitada –Mavis– saludó animada al divisar a la chica de vestido negro estilo gótico.

–¿Sucede algo, Anna?– preguntó sin dejar de escuchar a la persona que le hablaba a través del auricular.

–Elsa, bueno, ella tiene sed– rio nerviosa.

–Espera un momento Nani– le dijo a la ayudante al otro lado de la línea –Creí que habían dejado varias botellas de agua en la habitación–

–Oh, sí, me refiero a algo más fuerte que agua– explicó.

–Entiendo– volvió a abrir la línea del auricular –Nani, por favor envía a un mesero a la habitación de la novia, quiere algo para tomar–

–Gracias– Anna se aclaró la garganta –Por cierto, me gustaría pedirte un favor...–

–Claro, ¿Qué sucede?– se colocó los brazos en la cadera de forma casual.

–Si llegara a ocurrir cualquier percance durante la boda, por favor comunícamelo a mí, no me gustaría que molestaran a Elsa o a Jack para nada hoy, es su día–

Mavis asintió comprendiendo –Claro, aunque si hay algo muy serio deberé comunicárselos, ¿entiendes?–

Anna asintió.

–Bien, ahora debo de ir con Jack, debo de escoltarlo abajo, alguien ira en unos minutos por Elsa, de esta manera no se cruzaran–

–Muy bien– Anna se frotó ansiosa las manos porque el momento se acercaba.

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Las chicas reían mientras tomaban tragos, todas a excepción de Rapunzel, quien recientemente había descubierto que estaba embarazada y estaba guardando la sorpresa de la revelación para esta noche.

Las risas se calmaron, pero no se apagaron del todo, al escuchar como alguien llamaba a la puerta.

–Soy Perla– se asomó una bella chica de cabellera azul –Es hora–

Elsa tomó aire y se puso de pie lista.

–Por cierto, alguien quiere hablar contigo– abrió la puerta por completo revelando a Frederic portando un traje.

–Elsa, sé que no soy tu padre... pero me haría muy feliz que me dejaras entregarte en el altar–

La chica se sintió conmovida hasta las lágrimas, pero no quería arruinar su maquillaje –Por supuesto que si– tomó el brazo que el hombre le ofrecía y juntos caminaron por el pasillo hasta el elevador el cual los dejó en el piso donde estaba aquella pequeña capilla.

Last chancesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora