AIRE

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En cuanto entre al despacho, todos los ojos asustadizos de los rehenes se clavaron en mí. ¿Me gustaba que me tengan miedo? Si, no lo voy a negar, pero tampoco quería parecer una persona sin sentimientos y ser maleducada, así que los salude de forma amistosa, pero manteniéndome firme. Cargaba mi fusil m16 con ambas manos, apuntando al suelo, pero listo ante cualquier situación peligrosa.

-Bien, me quedaré vigilándolos, sigan trabajando.- no podía comentarles que yo debía camuflarme como uno de ellos, por eso hablé como si nada. Me senté en la silla detrás del pequeño escritorio repleto de fajos de billetes, controlando que continúen con su trabajo correctamente mientras que yo hacía tiempo a que mis compañeros terminen.

-Me alegro que ya estés mejor.- le hablé a Mónica, quien se había acercado hasta mí para que le de una botella de agua. -Me enteré lo del disparo, de Denver, y no tuve mucho tiempo para agradecerte por tu valentía para pedir la pastilla. Ciertamente es en parte mi culpa.- me disculpe de la forma más sincera que pude. La de rizos me miró dulcemente y me agradeció.

-No te preocupes, y espero que tú estés mejor.- respondió, refiriéndose al accidente que había tenido en la azotea hace algunos días.

-Me curo rápido por suerte, es mi superpoder.- dije bromeando, escuchando cerca una risa tímida, por lo que me giré a ver de quien se trataba. Era Alison Parker, estaba guardando los billetes en la quinta bolsa desde que yo llegue; debía admitirlo, la chica era rápida para hacer su trabajo.

-Yo tambien me alegro de que estes mejor.- la adolescente se acercó a mi apoyando la bolsa de dinero sobre la mesa. -Eres una buena persona, no te mereces nada de esto.- sus ojos transmitían sinceridad y seguridad en sus palabras; me hacía emocionar que piense eso sobre mi, pero no era del todo cierto.
Claramente yo no era la única que creía eso, ya que una risa irónica de Arturo Román se escuchó ahí mismo. Lo miré con desagrado pero le resté importancia y me volví hacia la morena de ojos azules.

- Agradesco tus palabras, pero no soy lo que piensas Alison.- intenté responder lo mas sincera posible, tenía una idea errónea sobre mi y no estaba tan bien.

-Conmigo siempre has sido una buena tía, quizás de a momentos te enfurecias mucho pero yo creo que es normal ¿no? Estas en un atraco después de todo.-

-Que sea amable con vos porque sos una menor no quita que no haya asesinado, robado, torturado y demás, a otras personas.- puedo jurar que su piel se puso más pálida de lo normal, que sus ojos se abrieron de par en par y que por unos segundos su pecho dejo de subir y bajar ya que había detenido su respiración. -Lo sé, no es algo fácil de digerir, pero es mi realidad.- enseguida recobró la postura y asintió lentamente con la cabeza.

Pude ver al resto de los rehenes mirándome aterrados, intentando regresar a su trabajo.

-No me vean como un monstruo, está claro que si ustedes no causan problemas nada de eso les pasará.- los mire a cada uno a los ojos, queriendo tranquilizarlos pero al mismo tiempo amenazándolos para que no nos pierdan el respeto, pero claro, uno de ellos, ya lo había perdido, o en realidad nunca lo había tenido.

-ERES un puto monstruo, una ladrona y asesina despreciable.- mis ojos se posaron rápidamente en Arturo, mientras me levantaba de mi silla y me aproximaba hacia él.

-¿Qué mierda dijiste?- entrecerré los ojos y fruncí el ceño, sin poder creer que este idiota siga atreviéndose a abrir la boca para cagarla una y otra vez.

-Mírate, siendo tan jóven y con un vida de mierda. Deberías sentir lástima y asco por ti misma.- Lo de la vida de mierda digamos que era verdad. Podía tener a mucha gente buena que me rodee, pero eso de estar huyendo de la policía y no poder ni siquiera ver a mi abuela porque hasta mis antiguos vecinos -quienes estaban al tanto de cómo había transcurrido mi vida desde que deje el barrio- serían capaces de entregarme a la policía, era una mierda.

Eretria || Berlín×Tú×PalermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora