LA SEXTA Y DEFINITIVA...

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Otro mes pasó, cada vez estábamos más cerca de aquel atraco. Marín seguía con nosotros aunque yo sabía que amenazaba con irse cada día. Mi relación con el grupo era cada vez mejor. Las charlas por la madrugada en el balcón con Moscú no faltaban, era un hombre con mucha experiencia en la vida y daba de los mejores consejos. Sin dudas el padre que nunca pude tener. Con Río, Nairobi, Tokio y Denver éramos como un grupo de mejores amigos adolescentes, que nos desvelábamos algunas noches todos juntos en mi habitación jugando a las cartas, escuchando música y tomando alcohol. Realmente me la pasaba de puta madre.

-NAIROBI!- yo corría por toda la casa buscando a Nairobi antes de que se vaya a comprar como le había pedido el profesor. -Para corazón, no te vayas!

-¿Que pasa cari?- se frenó antes de subir al coche junto a Oslo.

-Escuchame, te voy a pedir que me compres una cosita que no está en la lista que te dio el Profesor. Pero lo necesito si o si. ¿Dale?- La tomé del rostro para que me preste atención luego de recuperar el aire ya que había corrido por todos lados buscando a la morena.

-Obvio cielo, ¿Qué necesitas?-

Le tendí un papel todo doblado, ella intentó abrirlo, pero la frené en seco.

-NO! Ahora no lo abras. Cuando llegas allá lo miras. Ahora no. Y ni una palabra porfa. - le hice una mueca para confirmar que me haría caso.

-Pero niña que si vas a pedir condones no tengas pena, aquí todos podemos follar- soltó Nairobi divertida intuyendo que eso sería lo que yo le estaba pidiendo.

-Claro que no, nada de relaciones personales dije- me sobresalté por la voz del profesor quien estaba hablando con Oslo cerca nuestro y no había notado de su presencia. -Por favor, señoritas, no es tan difícil lo que os estoy pidiendo. -

Nairobi y yo nos reímos incrédulas ante su comentario. Pero por favor, Sergio, si supieras....

-De verdad, no lo veas hasta que llegues al super.- le volví a repetir a Nairobi llamando de nuevo su atención y con ojos de cachorro mojado.

-Vale niña, tu tranquila que yo me encargo.- me dio una palmada en la espalda acompañada de un guiño, sonreí en forma de agradecimiento y se subió al auto.

Ya había pasado como 40 minutos desde que se fueron, yo no paraba de dar vueltas por aquel campo que rodeaba la finca y me hundida en mis pensamientos. Ya me dolían los pies de tanto andar, así que me senté en el pasto apoyando mi espalda en un árbol debajo de la sombra.

Hacia bastante calor, o quizás solo era yo quien lo tuviera...

-¿Como está la mujer de mi vida?- la dulce voz de Andrés desvaneció mis pensamientos cuando salió de atrás del árbol.

-Ahora que te veo, mejor que nunca.- le sonreí e intenté levantarme a darle un beso pero él me lo impidió. Se sentó a mi lado, sin importarle estar en uno de sus tan prolijos trajes, sobre el césped. En un movimiento rápido apoyé mi cabeza sobre sus muslos, quedando acostada mirando directamente a sus ojos.

Luego de un rato de silencio, Berlín frunció muy levemente el ceño y habló

-Yo quería saber como estabas sabes, te he notado muy distante últimamente- hizo una pausa corta y volvió a hablar -bueno, en realidad solo de mí, porque con Martín te la pasas todo el día hablando y mirando películas en tu habitación...-

-Jaaaa, no me digas que estas celoso, vos, Berlín, ¿celoso de un tipo como Martín? - solté una carcajada ante la situación. -Jajaja me muero. -

-Ya, para Eretria- se veía un poco enfadado. -Vosotros tenéis una historia de hace años, en cualquier momento se te puede ir la pinza y te terminas yendo con él, y luego yo...- lo interrumpí antes de que siga dándole un suave beso.

-A Martín lo conozco desde hace tiempo, si, pero mi amor por vos le rompe el culo a cualquier relación de años- le respondí seria tomando su rostro con mis manos y mirando directamente a sus ojos para que entienda que lo que le decía era cierto.

Suspiró y sonrió un poco de lado mientras acariciaba un mechón de mi cabello.

-Sabes, ya estoy pensando en quien puede ser mi sexta esposa, y la definitiva- ahora era yo quien sonreía sonrojada ante el comentario de Berlín. Pero esa sonrisa se me borró en cuanto ví por detrás del hombro de Andrés a Nairobi parada mirándome fijamente a 10 metros nuestro y con una bolsita en la mano. -Mi amor, ¿estás bien? Estas pálida joder! -

-¿Qué? ¿eh? Ah si si, ¿Cómo que pálida mi amor? Estoy fenomenal mirame- sonreí falsamente y dejé un rápido beso en los labios de mi hombre. -Nairobi necesita mi ayuda con las bolsas de las compras, luego te veo- le dije mientras me iba hacia la morena.

En cuanto llegué a su lado, sin frenarme, la tomé del brazo y la llevé directo hacia la casa.

-Yo creo que tú me debes una explicación- protestaba mientras caminábamos a la par.

-Esperá a que entremos a mi pieza y te explico. -


❤️🧡💛💚💜💙

Bueno mis amoressss. Aparecí.

Estoy sin celular porque se me rompió y estoy haciendo un re quilombo para hacer esto desde la compu.

Desaparecí un tiempo a comparación de la "continuidad" con la que suelo actualizar, asi que en compensacion, voy a subir 2 mas hoy, aparte de este.

los amo amo amo, ojala les guste. Comenten y voten :)

Eretria || Berlín×Tú×PalermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora