ARREGLANDO ASUNTOS

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Al salir del baño, fui en dirección a donde tocaba mi turno en ese horario: vigilar rehenes, precioso momento para un reencuentro con Arturito, el causante de todos los desastres, incluidos algunos de los míos.

Llegué hasta el balcón interno que dejaba una amplia vista del gran hall donde se encontraban sentados todos los rehenes, o bueno, los que quedaban de ellos. Tocaba suplantar a Denver, quien me vio desde abajo y le hice un gesto con mi cabeza para que se fuera, y así yo quedar a solas con ellos.

-Quedaros todos quietecitos y no hagas ninguna tontería que debo irme, ya viene alguien a vigilarlos.- advirtió el ojiazul para que todos respondan con un movimiento temeroso de sus cabezas a modo de afirmación. Así fue, Denver se fue por un lado, y yo desde el otro, observaba desde arriba a nuestro grupo de retenidos, sin que ellos se dieran cuenta de mi presencia allí.

Saqué un paquete con algunas galletas de mi bolsillo para comerlas y observar cómo se comportan nuestros "animalitos" cuando los dejamos solos. Para mi NO sorpresa, uno de ellos hizo llamar la atención de todos, incluida la mía, dando un discurso "de macho". Y claro, quien más que Arturo.

-¿Es que no os dais cuenta?- se puso de pie para tener la atención de todos los presentes. -Levantaros y seguidme, es el momento de escapar. - hacia movimientos con las manos insistiendo al resto, pero ellos solo lo miraban, sin saber que hacer.

-Déjate de ostias y siéntate, ¿o acaso no lo escuchaste? Ya están viniendo a por nosotros.- una chica de entre el grupo de adolescentes se levantó, haciéndole frente al Director de la fábrica, y para mí "felicidad", fue nada mas y nada menos que Alison Parker, si, así como lo leen, nuestro corderito revelándose, pero no contra nosotros.

-Debe ser una señal divina de Dios, nunca nos han dejado solos, este es el momento que nos esta dando para escapar y no os estáis apresurando- decía el director ignorando a la chica y elevando sus manos hacia el cielo, como agradeciéndole a Dios.

-Ya siéntese!- Alison elevó su tono de voz, haciendo que Arturo la mire a la cara y haciendo esto aún más interesante para mí.

-¿Y tu quien te crees que eres?- dijo en un tono de desprecio. -¿Acaso te has olvidado que todos estamos aquí por tu culpa? NIÑATA- remarcó con repudio la última palabra, haciéndome molestar hasta a mi, y claro, a ella también haciéndola acercarse hasta a él.

-¿Mi culpa?- rió apenas sarcástica. -Al idiota que se le colaron 9 tarados en la fabrica fue a usted, si no ¿Cuántas fábricas de moneda y timbre conoce que han asaltado? ¿Ninguna verdad?- "Toma eso viejo puto" pensé en mi cabeza, bien orgullosa de Alison. -Así que déjese de estupideces y siéntese de una vez, por favor.- agregó ya harta en cuanto el director no supo que responder, pero para la mala suerte de los oídos de todos los presentes, volvió a abrir su bocota.

-Deberíais escucharme, o acaso no recordáis que gracias a mi cayó la latinoamericana esa de la banda.- mi vista que estaba perdida en el techo de la fabrica se enfoco directamente hacia él al escuchar que hablaba de mí. -Tienen uno menos, una muerta, y nosotros seguimos siendo más que ellos.- el hombre gritaba sin miedo de ser escuchado, incentivando al resto a revelarse, y haciéndome reír a mi misma, para adentro, por creer que yo estaba muerta.

-¿Y tu que sabes si murió?- le respondió Alison, sin querer creerse todo lo que le estaba diciendo. Yo guardé las galletas que me quedaban, tomé mi arma en mano y fui en dirección a las escaleras.

-Lo sé, ¿o acaso no la habéis visto toda desangrada y a sus compañeros más decaídos de lo normal?- observé a los rehenes, que estaban en mi dirección, sonreír conformes con las palabras de "su líder", quien se encontraba de espaldas a mi. -Están débiles, los estamos bajando uno a uno, dejemos de perder el tiempo y larguémonos de aquí.- comencé a bajar las escaleras, en dirección a Arturo, quien seguía con su estúpido discurso de que él había logrado matarme y bla bla bla.

Eretria || Berlín×Tú×PalermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora