LA VERBENA

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Los días seguían pasando. Yo seguía molesta por lo que habia sucedido y dolida. Andres intentó acercarse a hablarme, yo solo lo evadia o las chicas lo alejaban de mi ya que estaban al tanto de la situación. No sentía que sea el momento de hablarle aun.

-Vendrás hoy ¿cierto?- Río se apareció en mi habitación sin tocar la puerta.

-¿A donde?- me senté en la cama para hablarle ya que estaba acostada.

-¿Cómo que a donde tia? A la verbena!- me habia olvidado que habíamos arreglado aquel plan desde hace 2 meses mas o menos.

-Me re olvide boludo. Además, no tengo ganas, vayan ustedes. - contesté sin ganas.

-No, no, no, no. Tu te vienes con nosotros, que no te vas a quedar ahí todo el día tirada como una muerta por el cabron de Berlín. - mis ojos se abrieron por las últimas palabras de Río. A él no le había contado nada.

-¿Y vos de donde sabes eso?- la respuesta era obvia. Me puse seria y me cruce de brazos, solo para que se asuste y crea que la había cagado. Cosa que lo logré, porque se le abrió un poco la boca en señal de asombro y se rascó la nuca por los nervios.

-Puta madre, fue Tokio. Pero no le digas nada a ella, de verdad, yo le insistí para que me diga porque te notaba algo triste y tu no ibas a querer hablar conmigo. - me reí ante su nerviosismo e insistencia para que no me enoje con su "novia".

-Está bien, ponele que te creo. Pero no voy a ir.- Me volví a acostar en la cama.

-Por favor Ere. Mira, vamos, nos tomamos unas copitas, bailamos, te distraes un rato y luego cada uno a su cama. Que no nos puedes faltar tu. - puso la cara del gato con botas y juntó sus manos a modo de suplica por lo que no me resistí y me reí por su acción.

-Bueno bueno voy a ir. Solo que me gusta que me insistan y quería ver hasta donde llegabas. - Hizo un gesto como de indignación mientras se reía y salió de la habitación.

(...)

Ya era de noche. Tokio y Nairobi vinieron a mi habitación para ayudarme con el outfit y comenzar a tomar algo de alcohol.

-¿Qué tal?- salí de atrás de unos de los placares que me tapaban para poder cambiarme.

-¿Qué tal?- salí de atrás de unos de los placares que me tapaban para poder cambiarme

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Tenia un top bastante escotado con una sola manga y una pollera corta y ajustada también blanca con estampado tipo serpiente en negro. Unas cadenas, aros y carteras a juego y unas zapas blancas. Me parecía mucho solo para la verbena, pero las chicas insistían en que me ponga eso así que les hice caso, además, vestirme así me hacía sentirme bien como hace tiempo no lo estaba.

Las chicas silbaron y aplaudieron en forma de aprobación y al unisono gritaban "Preciosa, Guapa" y demás. No pude evitar reírme pero hacerlas callar ya que saldríamos a escondidas del profesor y si nos escuchaba nos mandaría a dormir. Así, como un padre estricto.

Eretria || Berlín×Tú×PalermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora