Veinte minutos más tarde de la primera batalla ganada, Nairobi había puesto a trabajar a algunos rehenes, a hacer NUESTRO dinero. La cantidad de millones impresos por hora era una locura, pero acercarse a las máquinas y ver la velocidad en que trabajaban, era aún mejor.
A los rehenes que se quedaron en el vestíbulo les dimos bolsas de dormir para que descansen algunas horas bajo la vigilancia de Helsinki y Denver. Nairobi, Tokio, Oslo y Moscú vigilaban a los que imprimían el dinero, mientras que para Berlín, Río y yo era momento de descanso. El de rizos apenas se apoyó en el sillón de la "sala de reuniones" se quedó dormido, y como Berlín estaba en ese mismo lugar y yo no tenía ni sueño ni ganas de hablarle, me quedé mirando por la ventana a la carpa de los policías.
-Volluto intenso- habló Berlín después de un largo e incómodo silencio, desde la máquina de café, mezclando con una cucharita el líquido dentro de su vasito de Telgopor.
-Si, ya nos dimos cuenta de que te gusta, era lo único que tomabas en Toledo, además de vino. - hablé en un tono neutro, manteniendo mis ojos en la ventana.
-Ten. - en cuanto giré la cabeza ya lo tenía a un metro, extendiendo su mano con una taza para mí.
-Gracias. - acepté la bebida y le di una rápida mirada de arriba abajo. Que bien que le quedaba el traje rojo al hijo de puta!
Él se dio cuenta de mi mirada y me imitó, solo que lo que se movió de arriba hacia abajo fue su cabeza, sin disimulo alguno.
-A ti también te queda bien el mono- sonrió de lado, yo rodeé los ojos y me di la vuelta para volver a mirar a la ventana. -Te hace buen culo- dijo justo cuando estaba de espaldas a él, haciéndome voltear de nuevo.
-No mi amor, no pienso seguir esta conversación con vos. - solté con un notable fastidio en mi voz, le di un gran trago al café, que me quemó la garganta pero no me detuvo para salir de aquel lugar, sintiendo la pesada mirada de Andrés seguirme hasta que abandoné la habitación.
Aún seguía siendo mi horario de descanso, así que decidí dar unas vueltas por la fábrica.
Llegué hasta el baño y me metí aprovechando que no había nadie. Cerré la puerta y me acerqué al lavado; lavé mis manos, mi rostro y me miré al espejo unos segundos. "Nos volvemos a encontrar" hablé para mí misma al volverme a encontrar con esa chica frente a mí, "que caripela que tenés mamita, menos mal que Berlín te dio ese cafecito" me reí de mi reflejo mientras observaba las pequeñas bolsas que se estaban formando bajo mis ojos.
-Yo te recomendaría que descanses, ah, y de nada por el café- la voz de Berlín hizo presencia en el baño, haciéndome asustar ya que no lo escuché llegar. Suspiré sin quitar mi mirada de mi reflejo, borrando la sonrisa de mi rostro.
-No tengo sueño. - fue lo único que dije.
-Tu cara no dice lo mismo- estaba apoyado sobre el marco de la puerta y no lo veía, pero por el tono que lo dijo estoy segura de que tenía esa cara de vacilón que ponía siempre. -Como sea, te cubriré en tu próximo turno para que puedas dormir un poco. - despegó su cuerpo de la pared para acercarse.
ESTÁS LEYENDO
Eretria || Berlín×Tú×Palermo
De Todo2400 millones de euros sonaba bastante tentador, y pasar 5 meses planeando el atraco no parecia ser un problema, el verdadero problema es cuando los fantasmas de tu pasado aparecen y en esos 5 meses te jodes la vida de mil formas distintas. Al fin y...