2400 millones de euros sonaba bastante tentador, y pasar 5 meses planeando el atraco no parecia ser un problema, el verdadero problema es cuando los fantasmas de tu pasado aparecen y en esos 5 meses te jodes la vida de mil formas distintas. Al fin y...
💥💥💥Antes de empezar, quiero mostrarles la nueva foto/portada que empezaré a poner en los capítulos. Soy un queso editando, pero bueno lo intenté (fue un quilombo intentar que quede todo con un mismo tono pido perdon a todos los buenos editores ajsjsj)💥💥💥
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Narra Eretria
A la lejanía, pude ver a Tokio acercarse a Río, levantarle la remera y haciéndome pensar en que follarían ahí en medio de la entrada de la Fábrica, pero lo que pasó fue aun peor. La de pelo corto comenzó a pegar tiros en distintas direcciones, más específicamente, en algunas de las cámaras que utilizaba el profesor para estar al pendiente de todo lo que ocurría ahí adentro.
Los rehenes a los que Nairobi les estaba repartiendo la comida pegaron un grito, al igual que mis compañeros y yo nos asustamos por el inoportuno sonido. Nairobi, que tenía las cajas de las pizzas, me hizo un ademán con la cabeza rápidamente para que vaya a ver qué ocurría, así que junto a Helsinki, fuimos corriendo en la dirección de Tokio.
Corriendo por toda la fábrica, nos encontramos con Oslo en el camino.
-Oslo, buscá a Berlín- le ordené en un grito mientras seguíamos persiguiendo a la pelicorta. El hombre asintió y desapareció del lugar. Una vez que llegamos a la sala del teléfono, el serbio abrió la puerta de un golpe haciendo sobresaltar a Tokio, la cual estaba hablándole directo a la cámara por donde nos veía el profesor. Helsinki le daba ordenes en ruso mientras le apuntábamos, pero lo único que hizo ella fue levantar su pistola a nuestros cuerpos.
-BAJA EL ARMA LOCA! - le grité mientras acomodaba la mía directo a su cabeza, a la vez que Oslo apareció detrás de nosotros imitándonos.
-Eretria, bájala tú.- respondió agitada, ahora apuntándome a mí.
-¿Qué se supone que estáis haciendo?- Berlín entró desde la otra puerta a los gritos. -Helsinki...- aunque costó unos segundos, ambos serbios miraron en dirección a su líder. -Bajad el arma- ordenó con calma, mientras Tokio y yo nos seguíamos apuntando y mirándonos a los ojos. -Tokio...- intentó calmarla.
-¡Río, No!- el menor se hizo presente en la sala, corriendo para detener a Berlín, pero el mayor se dio la vuelta en un rápido movimiento y dándole un puñetazo en el estómago, haciéndolo caer al suelo.
-¿Adónde crees que vas? Tú ya has hecho bastante por hoy- se giró a la pelicorta levantando su mano para que se tranquilice, al mismo tiempo que nos ordenó por ultima vez que bajemos las armas, y ellos obedecieron, pero yo no. -¿Y ahora qué?- le preguntó a la chica, quien lo ignoró completamente y se dio la vuelta a la cámara para gritarle cosas al profesor.
