Tenia una resaca horrible luego de la verbena. Me levante tarde, demasiado para el gusto del profesor. Me tomé una ducha, intenté tapar mis ojeras pero fracasé en el intento así que me coloqué unos anteojos de sol. Sin más, me puse un jean negro, una musculosa negra ajustada y unas zapatillas, las mismas que tenia la noche anterior.
Bajé al comedor y escuché como al parecer estaban todos afuera. Miré mi reloj, eran las 5 de la tarde, justo para la merienda. Salí al exterior de la finca tapando con mi mano por delante de mis anteojos por la fuerte luz del sol lastimando mi vista.
-Pero bueno, despertó la princesa. - habló Tokio desde la punta de la mesa.
-Buenas buenas! - saludé a todos con una sonrisa cansada. -Me esperaron para desayunar por lo que veo- solté sarcástica.
-Bueno, merendar en realidad, que ya hemos desayunado y almorzado sin ti niña- ahora hablaba Moscú moviendo un poco una silla libre a su lado para que me siente.
Me reí un poco y le agradecí.
-Bien, Eretria necesito que te concentres mas en el plan. En pocos días entrarán al Banco, y si siguen a este paso durmiendo todo el día se nos hará muy difícil. - el Profesor me estaba "regañando", pero siempre manteniendo su aura de tranquilidad.
-Tranquilo profe, no daré problemas- le respondí mientras me servía un poco de café en mi taza, algo muy necesario la verdad. -La puta madre- hable para mi misma sintiendo un fuerte dolor en el cuello y espalda, consecuencias de dormir toda doblada.
Aquel dolor se calmó cuando sentí unas manos apoyarse sobre mis hombros y con unos pulgares apretando y deslizándose sobre la zona que me dolía. Miré hacia un costado y vi unas manos grandes, pero no me dio tiempo a ver de quien eran ya que apretó justo en el punto mas jodido de mi cuello, haciéndome cerrar los ojos y llevar mi cabeza hacia atrás de alivio.
Solté un "gemido" por placer, pero porque me encantaba que me hagan masajes, y mas aun cuando tocaban justo la zona afectada. Varios de los presentes se rieron por el sonido que salió de mi boca, haciéndome reír a mi también y abriendo los ojos para ver quien había sido el de las manos mágicas, esperando encontrarme con Berlín, pero para mi sorpresa, unos ojazos azules encontraron los mios.
-Me has quitao' el lugar guapa- Denver se encontraba detrás de mí con sus manos aun apoyadas en mi espalda y sonriendo.
-Que manos mágicas que tenés Denversito- esquivé su comentario anterior y apoyé una de mis manos sobre la de él, devolviéndole la sonrisa.
-Ya verás tú lo que puedo hacer con ellas- soltó su risa tan característica mientras yo me levantaba de la silla también riéndome por el doble sentido de su frase. Todos se reían por los comentarios que nos tirábamos, menos claro, el Profesor que nos veía con desaprobación.
-Déjalo Denver, está por encima de tus posibilidades. - Berlín borró nuestra risa en segundos. No había sentido su presencia allí, ni lo había visto, pero ahí estaba, sentado enfrente mío. No sé cómo no me di cuenta que estaba en la mesa.
Denver lo miró de mala gana y me miró a mí. Ambos estábamos parados al lado de la silla, mirando a Berlin, al igual que el resto del grupo.
El ojiazul estaba por responderle pero yo lo frené justo y lo atraje mas a mi.
-No lo vale corazón. - lo miré a los ojos y negué con mi cabeza para que no le haga caso a Berlín.
-Es un imbec...- lo interrumpí.
-Denver, mirame, ¿no te das cuenta de que lo hace para romper las bolas? - todos estaban oyendo lo que decíamos, incluso Berlín, y los ojos de todos los integrantes del grupo iban de un lado al otro, como si vieran un partido de tenis.
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Eretria || Berlín×Tú×Palermo
Diversos2400 millones de euros sonaba bastante tentador, y pasar 5 meses planeando el atraco no parecia ser un problema, el verdadero problema es cuando los fantasmas de tu pasado aparecen y en esos 5 meses te jodes la vida de mil formas distintas. Al fin y...