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Temprano por la mañana Seungcheol se prepara para partir a trabajar

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Temprano por la mañana Seungcheol se prepara para partir a trabajar. Aunque es lo que menos quiere hacer. Sabe que su mente estará en Sunhee y Jihoon toda la sesión de fotos.
 
Jihoon tampoco quedaba atrás con sus nervios. Días atrás había acordado una fecha junto a Soonyoung para reunirse con Sunhee. El plan era simple, un paseo por el parque y poder hablar de sus vidas. Y lo más increíble era que Sunhee no parecía preocupada, talvez porque no era del todo consiente de lo que pasaría o porque era más fuerte que sus padres.
 
Sunhee después de desayunar abrió su armario viendo que vestir. Aunque no se consideraba la mejor en elegir su ropa, no quería dar una mala impresión a Soonyoung. Tomo una bonita camiseta rosada pálida de manga larga, un peto de tela de jean que llegaba debajo de sus rodillas y unas medias blancas un poco más largas que quedaban por arriba de sus Converse negras. Se puso unos bonitos pendientes rosados con forma de cerezas y peino su cabello con dos trenzas que rodeaban su cabeza en una corona.
 
-¿Esa preciosa niña es mi hija?-
 
Sunhee sonrió sintiendo sus mejillas rojas al escuchar a su papá.
 
-¿Enserio me veo bien?-
 
-Como diría Cheol, como una bonita flor de primavera-
 
-Tú también estas lindo-
 
Jihoon se miró y realmente se vio bastante normal. Un suéter bastante grande regalo de sus amigos y unos jeans claros.
 
Pronto los dos subieron al auto rumbo al parque donde Soonyoung y Jihoon habian acordado.

Donde el empresario también esperaba ansioso.
 
Se había cambiado de ropa más de dos veces, su pelo también había peinado de varias maneras, hasta pensó en hacerse algunas ondas, pero lo dejo cayendo en su frente. Una camisa y unos pantalones de vestir cómodos. Se sentía formal por eso opto por llevar su abrigo en la mano y espero apoyado contra su auto.
 
Realmente había pensado varias cosas que debía decirle a Sunhee, que le diría ella y como podría entablar una conversación coherente.
 
Pero al verlos a lo lejos solo pudo sonreír olvidando un poco sus nervios.
 
Jihoon caminando de la mano con su hija que miraba alrededor del parque lleno de niños y familias. Era la viva imagen del castaño. Desde sus ojos hasta su pequeña nariz, su altura pequeña a pesar de sus doce años y su cabello sedoso.
 
El mayor castaño lo vio y saludo con su mano, le señalo a Sunhee donde estaba y cuando sus ojos se cruzaron se le paro el corazón.
 
Había sido tan estúpido, tan necio y manipulable por su padre. Perdió los años más hermosos de su hija, aquellos que podría recordar para toda su vida, aquellos que podría fotografiar como un bonito recuerdo. Esos años donde pudo acompañar a Jihoon en su embarazo, las veces en que lloró Sunhee en la madrugada, sus cambios de pañal, el escuchar sus balbuceos o su primera palabra, sus primeros torpes pasos y su primer día en la escuela o en el jardín de infantes. Disfrutar el amor sincero que Jihoon le había brindado y que por ser confiando y presumido, perdió para siempre.
 
Había amado verdaderamente a ese joven castaño con grandes sueños, amante de los libros y películas. Aquel podría sonreír por sus torpezas, ser tímido al confesar sus sentimientos y que amaba la música por delante de todo.
 
Aunque tenía el gran consuelo que no estaba solo. Tenía a Seungcheol, ese hombre que años atrás detestaba pero que hoy, sin vergüenza alguna, podría admirar.
 
-Hola Soonyoung-
 
Ambos llegaron frente al rubio que sonrió ampliamente demostrando su emoción.
 
-Hola Jihoon- sus ojos bajaron a la niña que apretó sus labios en una sonrisa –Hola Sunhee-
 
Por segundo la castaña no dijo pero dio un paso al frente y le regalo una verdadera y brillante sonrisa.
 
-Hola Soonie-
 
Soonyoung adoro aquel tierno diminutivo saliendo de su voz. Estaba acostumbrado a que todo el mundo lo tratara con respeto que olvidaba aquellos diminutivos que le decía Jihoon cuando eran novios.
 
-A sí que… tu eres mi papá-
 
Soonyoung asiente y sonríe nervioso -¿Decepcionada?-
 
Sunhee niega con su cabeza –No pero pensé que eras más alto-
 
Aquellas palabras hicieron reír a los adultos y relajar un poco más a Sunhee.
 
Sin muchas palabras más, Soonyoung los invito a caminar por el parque donde las familias disfrutaban del día.
 
Los ojos de Sunhee captaron de inmediato un puesto de helados, palomitas y algodones de azúcar. El rubio lo notó por lo que camino allí.
 
-¿Qué sabor quieres?- preguntó.
 
-No quiero molestar, estoy bien- admito sonriendo agradecida por la propuesta.
 
-No me molesta, elige un sabor- la animo Soonyoung.
 
Sunhee miro a Jihoon que asintió y habló –Chocolate y vainilla-
 
-Chocolate y vainilla será-
 
Jihoon vio como Sunhee caminaba a la par de Soonyoung mientras hablaban del helado. Realmente parecían un padre e hija más del lugar, por los pocos minutos que habian pasado, nada había salido mal y era lo que lo asustaba por más extraño que parezca.
 
Seungcheol era quien compraba helado de chocolate y vainilla, era él quien la hacía reír ensuciando su nariz al propósito por la crema, su cuadro familiar era de tres, pero el tercero era Seungcheol.
 
De a pocos metros veía como Soonyoung mantenía su distancia mientras hablaban mientras veía su hija ganar confianza segundo a segundo al verla sonreír. A los pocos minutos volvieron caminando con un helado y dos paquetes de papel con palomitas de maíz.
 
-Para ti- sonrió extendiéndole una de las palomitas cubiertas de caramelo y chocolate.
 
-Ya no las como con chocolate- habló con un poco de incomodidad.
 
No las comía desde que se había ido y cada acción lo hacía recordar a sus salidas al cine.
 
-Entonces las como yo y tu estas- le extendió el otro paquete y el castaño las acepto con una sonrisa -¿Vamos a los juegos?- preguntó realmente emocionado.
 
Sunhee asintió rápido igual de emocionada.
 
Jihoon los siguió de cerca viendo como ambos interactuaban. Parecían llevarse realmente bien.
 
Soonyoung era atento en todo momento ayudándola a subir a los juegos o cuando no podía ganar. Se había encargado de pagar absolutamente todo desde que habian llegado y no dejaba a Jihoon atreverse a pensar en pagar algo. Caminaban y reían todo el tiempo, cuidaba de ella que no se lastimara o perderla entre la gente.
 
Sin que ninguno notara, Sunhee tomaba la manos de Soonyoung para no perderse. Como padre e hija desde siempre mientras animaban a Jihoon unirse en sus juegos.
 
A Sunhee le brillaron los ojos al ver otra máquina para sacar peluches por lo que saco algunos billetes que guardaba en su abrigo y corrió a jugar. Un pequeño peluche de osito blanco sosteniendo unas cerezas le recordó a Seungcheol por lo que se mentalizo en ganarlo.
 
-Es increíble- suspiro Soonyoung.
 
-Lo sé- asintió Jihoon viéndola como movía la garra de la maquina con el control y saltaba sin despegar sus pies del suelo.
 
-Sabes que todo es por ti ¿no?- el castaño miró al mayor –Ella es increíble porque tú lo eres-
 
Jihoon no supo que decir ante ello.
 
¿Debería tomarlo solo como un cumplido o algo más?
 
Soonyoung noto el dilema que tenía el más bajo y aclaró su garganta caminando hacia Sunhee.
 
Ya era la segunda vez que intentaba quitar el bonito peluche y no lograba.
 
-¿Cuál quieres sacar?- preguntó Soonoyung mirando los peluches
 
-El blanco que sostiene las cerezas, a mi papá Cheol le encantará- Sunhee vio la sonrisa en el mayor y se sintió mal.
 
¿Había dicho mal decirle papá a Seungcheol en su presencia?
 
Después de todo, Soonyoung era su padre biológico, pero a quien amaba como tal era a Seungcheol.
 
-Lo siento-
 
-Hey no te sientas mal, ven- el rubio volvió a poner otro billete –Lo sacaremos y se lo podrás regalar, estoy seguro que lo amara- le terminó guiñando un ojo que ánimo a Sunhee a jugar.
 
Luego de dos intentos más pudieron sacarlo. El peluche viajó altamente protegido por Sunhee en sus bazos durante todo el paseo.
 
Soonyoung encontró un pequeño restaurante aincitandolos a comer algo. Pidieron una mesa y pronto se sentaron a relajar sus pies. Decidieron pedir una pizza y algo de tomar.
 
Algo que sorprendió mucho a Soonyoung fue que Sunhee no pidió gaseosas o malteadas si no una simple botella de agua.
 
Jihoon solo comió dos porciones al sentir su estómago contraído y que daba vueltas cual lavadora de ropa. No sabía si era la comida, las palabras y miradas de Soonyoung o porque todo iba excelentemente bien en el paseo.
 
El celular de Soonyoung sonó dos veces pero el mayor corto las llamadas, la tercera vez decidió dejarlo en silencio y prestar atención a como Sunhee le contaba sobre sus clases de ballet y esgrima. Eso era mucho más importante.

Al final, los tres caminaban hacia el estacionamiento.

-Me divertí mucho-

Soonyoung no mentía, no recordaba cuando fue la última vez que verdaderamente se había divertido así.

Sunhee le sonrió y el mayor se agachó a su altura.

-Lo siento Su- sus ojos bajaron al suelo sintiéndose el como un pequeño insecto -Talves no lo entiendas hoy ni mañana, pero realmente quiero conocerte, no quiero presionarte a que me ames como lo haces con Jihoon o Seungcheol pero quiero que sepas que a partir de hoy, estoy aquí. No importa lo que pase, desde ahora me tendrás para lo que sea.

Jihoon miró el suelo y luego a su hija que asintió en silencio. Tomó valor y vio como abrazó al rubio levemente pero siendo el acto más hermoso para Soonyoung.

-Nos vemos pronto- aseguró Sunhee y corrió a unos metros donde estaba el auto de su papá.

-Gracias Jihoon- el castaño asintió -Se que esto es difícil para todos-

-Lo hago por ella, no por ti ni por mi, por ella-

En un suspiro vio como el mayor contenía sus ojos brillosos y sonrio volviendo a su rostro impecable.



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Perdón por los errores
y horrores de
ortografía.

Papá Seungcheol 2 → Jicheol ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora