dieciocho

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Sunhee juega con el cable de sus auriculares acostada en el césped del patio mientras tiene recipiente lleno de cerezas y otro con trozos de mandarina la cual Taeyang come

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Sunhee juega con el cable de sus auriculares acostada en el césped del patio mientras tiene recipiente lleno de cerezas y otro con trozos de mandarina la cual Taeyang come. Yangmi esta con su cabeza apoyada entre los dos mientras juega con sus manos y tiene un recipiente del cual come cereales.
 
-¿No crees que será extraño?
 
-Tal vez- admite ante las palabras de Taeyang –La única casa en la que dormí, además de mi casa, fue la de Yangmi.
 
-Buenas pijamadas- ríe la mayor llevando un puñado de cereales de miel a la boca.
 
Sunhee asiente y el único chico las mira riendo hasta que enfoca sus ojos en la castaña.
 
-¿Me enviaras un mensaje si pasa algo?-
 
Sunhee gira su cabeza para mirar al pelirrojo y sonríe. Asiente y siente sus mejillas rojas por la amplia sonrisa del otro.
 
-Lo haré- afirma.
 
Yangmi los mira desde atrás y sonríe como ambos se observan olvidando el resto del mundo.
 
-Suficiente miel en mis cereales- dice llamando la atención de sus amigos mientras se pone de pie y limpia su falda de las hojas del suelo –Dejo que sigan derramando azúcar- y se marcha.
 
Deja a su mejor amiga sonrojada y a Taeyang riendo. Aun asi ninguno decide ponerse de pie hasta toque el timbre que da por finalizado el receso.
 
Las horas pasaron más rápido de lo que había esperado Sunhee y pronto se vio saliendo del colegio. Jihoon la esperaba y fue grande la sorpresa al ver a su hija acompañada de un chico mucho más alto y pelirrojo. Ambos se reían de algo dicho por Yangmi, sabía que la hija mayor de Seokmin siempre tenía un humor único.
 
-Hola cariño, Yangmi- miro al chico quien sonrió levemente –Hola a ti también.
 
-Él es Taeyang- presentó Sunhee.
 
-Soy un amigo, un gusto conocerlo- habló el joven haciendo reverencia.
 
-Un gusto Taeyang.
 
Jihoon mira fijamente al joven: tratando de recordar donde había visto a aquel niño con cabello tan particular y ojos bonitos. Su memoria no era tan mala como para olvidarlo.
 
Su celular sonó y lo sacó viendo que tenía un mensaje de Soonyoung avisando que ya podría recibir a Sunhee en su casa. Solo escribió una respuesta rápida y lo envió.
 
Sunhee se despidió de sus amigos y subió al auto viajando rumbo a su próximo destino. Como era de esperar, Jihoon también le insistió en que llamara si llegara a ver algún problema. Pero también comprendía la preocupación de sus padres.
 
Estaría toda la noche con prácticamente un desconocido. Y aunque no lo demostrara, también tenía nervios, sería uno de los momentos para poder acercarse. Podía ver que de a poco se hacían cercanos pero si estaba seguro que eran mínimas las posibilidades de ver a Soonyoung como un padre aunque el rubio no parecía molesto por tratarlo como un amigo.
 
Pronto llegó al lujoso departamento del mayor el cual los recibió con una gran sonrisa. 
 
-Nos vemos pronto- se despidió Jihoon de Sunhee con un abrazo.
 
-Mucha suerte con papá- besó la mejilla del castaño –Dile que si.
 
Jihoon frunció su ceño riendo.
 
Soonyoung también se despidió del castaño con una sonrisa y pronto miro a la menor.
 
-¿Helado?- la amplia sonrisa de Sunhee le dijo que sí.
 
Jihoon volvió a casa pronto para bañarse y vestirse conforme a la situación. Hacía mucho tiempo que no tenían un tiempo a solas, aunque tenían su momento, eran pocas las situaciones donde podrían volver a sentir que verdaderamente estaban solos.
 
Se vistió con un pantalón negro de vestir, una camisa celeste elegante y un saco azul cómodo a pesar de la vestimenta. Peinándose y poniéndose perfume, abrió el cajón donde mantenía escondido los resultados y el test de embarazo. Guardó ambos en una pequeña caja forrada en papel de regalo. También guardó el obsequio en su abrigo y a los minutos sonó la puerta de la casa.
 
Un hombre vestido de traje en negro y camisa blanca, no llevaba corbata pero eso no le quitaba la elegancia. Su cabello peinado hacia atrás y zapatos impecablemente lustrados.
 
-Pero que guapo hombre- exclamó llamando la atención de Seungcheol.
 
-Y tú definitivamente cada día me dejas sin palabras.
 
Jihoon rio dándole un beso en sus labios tomando el cuello de su camisa. El mayor sonrió beso la punta de su nariz en respuesta.
 
-¿Nos vamos?- preguntó Jihoon rodeando el cuello del mayor.
 
-Tal vez sería mejor quedarnos y acostarnos un ratito- Jihoon soltó una risita al sentir los labios de su pareja bajar de sus mejillas a su cuello causándole cosquillas –Nos ponemos pijama, vemos una película y después te quito el pijama y …
 
-Y nos quedamos ahí porque debemos salir.
 
En suspiro gracioso Seungcheol asintió caminando fuera de la casa de la mano de Jihoon. Ambos subieron al auto y el pelinegro se encargó de colocarle el cinturón de seguridad al castaño robándole otro beso.
 
Como siempre, Jihoon disfrutó los viajes junto al fotógrafo. Las risas jamás faltaban, la naturalidad de sus acciones le trasmitiría esa paz que amaba. Su corazón latía acelerado cuando sentía aquellas muestras de afecto como tomar su mano y dejarla en la palanca de cambios, sonreírle al apartar la mirada del camino por pocos segundos y cuando decía que lo amaba eran los mejores momentos, porque sabía que lo decía con sinceridad.
 
Jihoon sin darse cuenta vio que llegaban al restaurante Mingyu. Miró a Seungcheol quien le sonrió guiñándole un ojo. No dijo nada, pero ambos bajaron del auto. No fue necesario que los meseros se acercaran a darles una mesa. Solo saludaron con respeto y Seungcheol camino directamente guiándolo entre las mesas al fondo del restaurante. Ambos subieron por unas escaleras donde más mesas encontró pero parecía el lugar simplemente reservado para ellos.
 
Seungcheol camino un poco más guiándolo a uno de los cuatros balcones del lugar. Una mesa redonda cubierta con un mantel blanco, platos y sus cubiertos de plata a su lado, dos copas y un candelabro con velas encendida, pero sin duda lo que más robaba la atención volviendo lugar mágico eran la flores a su alrededor. Rosas de un color rosado y tulipanes rojos, la baranda del balcón estaba cubierta de luces y la noche que de a poco caía en la ciudad alzando la luna llena y las estrellas que levemente empezaban a salir.
 
Sorprendido giró al mayor que le sonrió y corrió una de las sillas invitándolo a sentarse.
 
-Tú quieres que me enamore más de ti- rio levemente al mirar la mesa. Todo parecía tener su lugar en especifico.
 
-¿Funciona?- preguntó Seungcheol.
 
-Funciona- admitió.
 
A los minutos llegó un mesero vestido impecablemente con dos platos haciendo entender que Seungcheol se había encargado de cada detalle de la velada. Con una sonrisa cómplice miro al mayor que sonrió sin entender porque.
 
-¿Qué?-
 
-Eres el hombre más increíble que tuve el privilegio de conocer.
 
Esas palabras provocan la sonrisa más sincera en el mayor que no pierde la oportunidad de tomar la mano de su pareja y besar su muñeca y nudillos.
 
-Te amo- esas palabras pueden resumir perfectamente lo que siente por el castaño.
 
-Y yo a ti-
 
Ambos se dedican una última sonrisa antes de dar el primer bocado. Jihoon jadea de la emoción mientras Seungcheol parece derretirse, ambos ante el sabor del risotto.
 
-Debemos pedirle la receta a Mingyu- habla Jihoon volviendo a dar otro bocado.
 
-Definitivamente-
 
Jihoon da un trago a su copa de vino y lo mira –Y…
 
-¿Y qué?- pregunta Seungcheol confundido.
 
-Cheol, siempre tuvimos citas y noches juntos en el patio o tomar un helado, pero hay algo más aquí. Te conozco.
 
Seungcheol muerde labio inferior e increíblemente no siente tantos nervios –Si, me conoces bien- toma aire y suelta un suspiro apoyando sus codos en la mesa –Hay algo que te quiero decir, importante.
 
Jihoon abre sus ojos y toma la servilleta, mira su saco en el respaldo de su silla y la caja en el interior.
 
-Yo también quiero decirte algo- la expresión en el rostro del mayor es claro de sorpresa y duda -¿Al final de la noche nos decimos las cosas?
 
-Al final de la noche.
 
Ambos tienen sus nervios a flor de piel. Jihoon puede imaginar la reacción que tendrá el mayor, pero no sabía con certeza cual sería su actitud, no podía negar sentir el temor de que sea algo que Seungcheol no quiera ser parte de algo como tener un hijo. Nunca habian tenido la posibilidad de hablar con sinceridad y correctamente sobre tener hijos. Seungcheol por su parte estaba ansioso por hacer la pregunta. Si temía por una negativa pero aún tenía la esperanza de recibir el sí definitivo.
 
La noche continúa llena de corazones flotando en el aire. El pelinegro no perdía oportunidad de besar las manos de su pareja, tiene la leve adicción de verlo sonrojado o hacerlo sonreír. Era fantástico verlo como cada acción lo enamoraban más. Era como un adolecente admirando su mayor ídolo. Cada faceta de Jihoon solo encantaban más y aunque habian pasado más de seis años juntos, seguía sonriendo con solo verlo.
 
Ya habian pedido el postre y una canción empezó a sonar que Jihoon reconoció al instante. Seungcheol se puso de pie y le extendió una mano.
 
-Nunca pierdes la costumbre- recibiendo su mano y pronto abrazándolo lentamente con “Fly Me To The Moon” de fondo.
 
-No me gusta perder las buenas costumbres.
 
-En eso estoy de acuerdo contigo- besando los labios del pelinegro, volvió a esconder su rostro en su cuello.
 
Tomando una gran bocanada de aire llenándose de valentía, rodeo la cintura de Jihoon con más fuerza empezando a hablar.
 
-Debemos hablar-
 
El castaño solo aparta su rostro y lo mira asintiendo –Si, debemos hablar. Pero primero tú.
 
-Bien- Seungcheol en un acto de evitar notar sus nervios, tomó ambas manos de Jihoon –Te amo, lo hago desde el primer momento que te conocí- el castaño sonrió ante eso y al querer hablar pero el mayor lo cortó –Y he pensado mucho tiempo esto, no pienso pasar mi vida con otra persona que no sea tu a mi lado. Teniéndote día y noche, hablando de nuestros problemas, metas y sueños, preparando el desayuno por la mañana y elegir la cena. Quiero cada navidad y año nuevo contigo y Sunhee, pasar San Valentín simplemente recordando que el amor si existe porque lo encontré contigo.
 
Jihoon ya al final sentía sus lágrimas a punto de recorrer sus mejillas. Eran esas palabras dichas desde el corazón las cuales sabía que eran sinceras. Las cuales hacían acelerar su corazón y darle esa paz que era necesario para la vida.
 
-Jihoon ¿Me darías …
 
El estridente sonido de una llamada del teléfono del más bajo. Ambos se miraron y Seungcheol soltó las manos de su pareja. Jihoon con un suspiro camino rápido a su abrigo tomando el aparato.
 
-Es Soonyoung- le avisó a Seungcheol que se sorprendió y Jihoon no esperó para aceptar la llamada –Hola Soon ¿Qué pasó? ¿Está todo bien?
 
-Lo siento Jihoon, pero necesito que vengan, es Sunhee.



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Perdón por los errores
y horrores de
ortografía.

Papá Seungcheol 2 → Jicheol ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora