—¿Quién eres?
El supuesto Josef me observa como si no entendiese nada. Probablemente no debería haberle abierto la puerta, pero a estas alturas de los acontecimientos, lo único que me importa es que no me vean la cara de estúpida.
—¿Cómo? Soy Jos...
—Ah, no me creas tan idiota. —Alzo mi celular frente a mí y me queda mirando confundido—. Estoy a una búsqueda en google de mostrarte que tú no eres Josef.
Los dos se miran, sus expresiones pasan por varios estados en unos pocos segundos: terror, confusión y estupefacción. Como si no pudiesen creer que algo tan básico se les pasó por alto. Caleb es quien habla primero.
—Josef no sabe que estamos acá.
—¿Quién los envió? —Se miran nuevamente, nunca se pusieron en la posición de que los atraparía.
—Alan... Alar Hart.
Ay, esto no se puede poner peor.
¿Alan mi amor platónico?
Sí, ese Alan.
¿Cómo que de la cantidad de personas que existen en el planeta, la vida me lanza de nuevo a Alan? Para humillarme yo creo, porque finalmente después de esa noche quise seguir el contacto y él ni siquiera me siguió de vuelta en Instagram.
¿Les ha pasado que de repente se flechan por alguien en tan solo unas horas? ¿Que sienten que la conexión es increíble y no entiendes por qué?
Exactamente eso me pasó con Alan.
—¿A...? —Carraspeo, porque la voz me salió vergonzosamente aguda—, ¿quién es Alan Hart?
—¿Cómo? Él nos dijo que ustedes se conocían. Por cierto, mi nombre real es Marco... mira, Vania —agrega, acercándose a mí. Yo me quedé pegada en que Alan se acuerda de mí y en mi mente estoy corriendo en círculos porque no sabía que él iba a aparecer en mi vida alguna vez—. Ninguno de nosotros es malo, Alan tampoco... menos Josef. No te queremos hacer daño. Es solo que Alan no quiere que Josef pierda el negocio familiar...
Y aquí regreso a la tierra y a mi vida.
Emito un gruñido de frustración.
—¿Y qué carajos tengo yo que ver con todo esto?
—¿La deuda...?
—Sí, sí... Thomas está desesperado buscando a alguien para Josef. Sé que se tiene que casar en algunos días. Y también sé que es porque al padre de Thomas se le ocurrió dejar una cláusula absurda antes de morir —murmuro entre dientes.
Ambos se quedan impactados de mis palabras. Hasta parece que contienen la respiración cuando termino de hablar.
—No... no hables así del señor Mark. Él solo deseaba lo mejor para su nieto, no quería que quedara... solo. —Caleb me observa algo disgustado. Mira al rededor como si alguien nos estuviera escuchando.
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Lo que hicimos anoche
RomanceVania Nicolás debe tomar una difícil decisión si quiere salvar su vida y la de sus padres: casarse con un desconocido y mudarse a otro país, dejando a su novio, trabajo y amigos atrás. Los negocios familiares -a los que ella nunca ha querido ser par...