—¡Qué...carajos! Retírense todos —Brama Josef. Los hombres que intentaron detener a Alan se van asustados. Alan se queda de pie, con la mirada altanera e impasible.
Me mira con los ojos llenos de odio y luego se dirige a Josef que se ha puesto bóxer. Me siento como la esposa atrapada por su marido, siéndole infiel.
—¿Qué haces aquí? —pregunto. Cojo mi pijama y me lo pongo rápidamente.
—Eres un imbécil —le dice a Josef, ignorándome por completo.
Josef suelta el aire y se coge el puente de la nariz.
—¿Qué mierda haces aquí? Metiste a Vania al puto salón 16, sabiendo el agujero de basura que es. —Se acerca a él y lo coge del cuello de la chaqueta—. Sabías que meterla allí, era acabar con ella. ¿Qué pretendías? ¿Qué hicieran una excepción por ti?
—Me prometieron que no la involucrarían en nada —replicó Alan—. Era parte de las reglas... pero tú te enteraste antes que yo de lo que estaba sucediendo y no hiciste nada. Vania corre peligro. Aunque me temo que eso no te importa, ¿cierto? —Se dirige a mí—. Tienes que esconderte, Vania.
—Mis papás han tenido un accidente... tengo que verlos —replico, con la voz entre cortada.
—Estoy consciente de que corre peligro. Tengo contratada seguridad apenas volvamos a Melbourne y en unas horas, se instalará un anillo a nuestro al rededor aquí en Berlín.
—¿A qué te refieres con que él sabía desde antes? —inquiero.
—Alan desde su chaqueta saca un sobre y se lo tira a los pies de Josef. Él no se molesta en recogerlo.
—Así que ahora te metes a mi oficina. —Josef rueda los ojos—. Vete, Alan.
—¿No le dirás a Vania que recibiste las fotos hace dos semanas?
Miro a Josef, buscando una explicación a lo que dice Alan, pero noto como traga saliva.
—Josef...
—Te dije que no confiaras en él, Vania. Ha sido una mierda toda su vida con su propio hermano... ¿Por qué no lo iba a ser contigo?
Comienzo a buscar mis cosas, no puedo estar más aquí.
—Vete —gruñe Josef—. La razón de por qué ella está en peligro eres tú, no le hagas creer que no es así.
Alzo una mano para que dejen de discutir.
—No quiero a ninguno de los dos cerca de mí.
—Vania, un sobre dirigido a mí, con tu nombre afuera, llegó hace dos semanas... pero no lo abrí hasta... ayer, luego de que se fuera Dana la primera vez. No tenía idea de lo que era. Pensé que eran los documentos para organizar tu vuelta a USA, por eso no lo había abierto... no quería.
—Mientes. —Alan se refriega la cara y me estira la mano—. Vamos, Vania. Necesito protegerte, aquí no estarás segura.
Me gustaría decir que puedo cuidarme sola y salir corriendo, pero este no es el caso. No tengo idea cómo defenderme si alguien me quisiese raptar o hacerme lo que le hicieron a mis padres.
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Lo que hicimos anoche
RomanceVania Nicolás debe tomar una difícil decisión si quiere salvar su vida y la de sus padres: casarse con un desconocido y mudarse a otro país, dejando a su novio, trabajo y amigos atrás. Los negocios familiares -a los que ella nunca ha querido ser par...