10. Primer beso

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Alan: Puedo presentir lo que mi propuesta está causando en ti: tu eterna lucha entre lo que no deberías hacer y lo que quieres hacer

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Alan: Puedo presentir lo que mi propuesta está causando en ti: tu eterna lucha entre lo que no deberías hacer y lo que quieres hacer. Eso te estremece, lo incorrecto te tiene con la respiración acelerada... las bragas húmedas. ¿Quieres saber cómo me tiene a mí que estés a punto de entrar al juego?

Un escalofrío me recorre al leer su mensaje. No puedo negar que cada una de sus palabras es verdad. No sé si me estará mirando en alguna parte, pero mi pecho sube y baja buscando el aire que parece haberse consumido de un instante a otro. Cierro los ojos y sus manos me recorren y presionan distintas partes de mi cuerpo.

Apenas puedo contener las emociones que me provoca el recuerdo de su piel haciendo presión con la mía. Estoy a punto de coger los documentos, sin embargo, tocan la puerta y entra un hombre con una sonrisa que por poco le da vuelta la cara. Doy un respingo que lo hace soltar un montón de papeles al suelo y me agacho rápidamente a ayudarlo.

—Oh, no no... por favor, yo pued...—dice nervioso.

—No te preocupes, te ayudo ya llevo bastante rato sentada. —Inevitablemente, mientras voy recogiendo papeles y los voy ordenando en mi mano, leo títulos o palabras al azar: contrato de confidencialidad salón nº16...

—Te agradecería que no se lo digas a Alan o me cortaría un brazo —comenta, riendo. Le devuelvo la risa, aunque tengo los ojos explorando a toda velocidad lo que más pueda: contrato de confidencialidad guardias de seguridad, compra y transporte de espejos de grandes dimensiones, condiciones casa abandonada, Información y evaluación posible miembro salón nº16: Vania Nicolás.

—Gracias —murmura él, quitándome los papeles de la mano. No alcanzo a leer nada más. Me aclaro la garganta, ¿posible miembro salón 16? Me ayuda a ponerme de pie.

—Tú debes ser Vania, mucho gusto. —Agita mi mano y yo demoro en responderle.

—Sí, ¿tú eres Emilio? —Mi mente sigue en los papeles que él tiene en su poder.

—Oh, no. Soy Pascual. Algo así como el secretario de Alan, llevo la mayoría de sus temas y también soy el que impide que su tiempo se esfume en fiestas. —Se tapa la boca, luego de dar las explicaciones que no he pedido—. No le digas que dije eso o me tirará por la ventana. Por cierto, ¿has podido ver el informativo?

—¿Qué informativo?

—Sobre KYS —responde, como si nada. No sé qué cara pongo, que Emilio suelta una pequeña risita—. Oh, tú no te preocupes... soy de absoluta confianza. Si necesitas ayuda...

Esto me revuelve el estómago porque él es alguien que no conozco y que está enterado que lo mío con Josef es una farsa.

—No, gracias. No la ocuparé. Le puedes decir a Alan que muy interesante su propuesta, pero que estoy tratando de mantenerme viva.

—Nadie se enteraría Vania, tu identidad nunca estaría en riesgo.

—¿Y no acabas de soltar un documento en donde aparece mi nombre?

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