6. Pídeme algo.

2.1K 238 74
                                    

Abre la puerta de su departamento y soy bien consiente que desde que me bajé del auto no he dicho ninguna palabra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abre la puerta de su departamento y soy bien consiente que desde que me bajé del auto no he dicho ninguna palabra. Las risas del camino quedaron atrás porque ahora soy todo nervios. ¿Un chico me tiene nerviosa? Sí, por completo.

Yo nunca he existido para Alan, ¿por qué ahora sí? ¿Seré la única que queda en la escuela por tener algo con él? ¿o en la ciudad?

¿Para qué empiezas a pensar estas cosas ahora, Vania? Literal ya estás en su departamento.

Es que así es mi crush: Alan Hart. Un chico que parece que tiene al alcance cualquier chica, pero todas las chicas con las que se ha dejado ver, no dicen palabra de él. Las historias sobre él son variadas y bastante intensas con respecto a sus aventuras, sin embargo, a mí nadie me ha contado de primera fuente. Los chismes que dan vuelta en el Instagram de la escuela son principalmente de Alan, y casi se ha convertido en un misterio que todas quieren resolver, aún cuando él lleva un año fuera de la escuela. Lo que por cierto aumentó las cosas que se dicen sobre él, aunque últimamente se han tornado un poco más oscuras.

Alan Hart vuelve loca a las chicas y —al parecer— todas tienen prohibido decir alguna palabra de él. ¿Por qué? No tengo idea.

Le miro el perfil mientras él revisa su celular. Nada en su aspecto ni nada en el lugar me podrían decir algo extraño, solo que yo veo a un chico con facciones hermosas y varoniles; y yo me siento una simple mortal a su lado.

¿Escondes algo, Alan?

Mmm probablemente no debería estar pensando estas cosas cuando la puerta ya está cerrada.

Se gira repentinamente y me queda mirando; y yo inmóvil, como un pollito asustado con un torbellino dentro del cuerpo. Sus ojos viajan lentamente desde mis pies a mi cabeza, pareciera que me está tocando. Me acelero y el rojo tiñe mis mejillas. Abro la boca ligeramente porque necesito más aire.

Parezco una perdedora.

Tampoco nos confundamos, besos y roces locos he tenido; y sé bastante de sexualidad porque me he leído cuanto libro erótico hay en las aplicaciones de lectura. De esos que siento que debería bañarme en agua bendita después de leer... y ahí he descubierto cosas que nunca habría averiguado de otra forma.

O eso creo.

Al menos los últimos años de instituto me los pasé con la cabeza principalmente entre libros que me mostraban una realidad más... emocionante. Aquellos donde los chicos van y te agarran como si fuesen dueños del mundo, y la chica que con suerte ha tenido la oportunidad de dar un beso, muere de deseo y se entrega.

He querido ser mil veces esa chica. No enamorarme realmente del chico tóxico, pero sí sentir que me desean de esa forma... tan descontrolada.

Trago saliva.

Oh, ¿seré hoy esa chica?

—¿Qué piensas? —pregunta, notoriamente divertido. Por un segundo me cuestiono si dije algo en voz alta—. Te ves... algo nerviosa —agrega, reprimiendo una risa.

Lo que hicimos anocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora