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Cuando Castiel abrió los ojos miró a su al rededor, estaba solo.
Se incorporó en el sofá y miró hacia el pasillo, todo parecía estar intacto.

Entonces si lo había soñado... sintió una punzada en el corazón y bajó la vista, él jamás podría decirle a Dean lo que sentía, no tenía el valor para hacerlo.

Se dejó caer en el sofá y soltó un suspiro, podía imaginar las voces de sus amigos diciéndole lo estúpido que era por no buscar a Dean.

Tres semanas antes

Castiel estaba sentando junto a la cama de hospital donde su hermano mayor seguía en coma, miraba el piso, para su buena suerte tenía todo el día con su hermano, Lucifer se había ido en cuando Castiel había aparecido, podía estar a solas con su hermano preferido y eso era lo que necesitaba en ese momento.

-Y entonces me dejó solo en el restaurante...-Castiel jugó con sus manos, después de una larga pausa levantó la mirada y miró a su hermano.-No pude decírselo...

Castiel no había hablado de Dean con Gabe hasta ese día, siempre que lo visitaba ponía una playlist con todas las canciones que cantaban cuando eran niños, le hablaba de los buenos recuerdos que tenía en su infancia, a veces sobre la universidad y sus amigos. Dean había sido la excepción.

Meg se había encargado de contarles a Balthazar y Alex sobre Dean, admitía que cuando estaba ebrio llegó a mencionarlo pero solo era su sexy compañero de piso y nada más.

Mantenía la esperanza en su corazón de que Gabe escuchaba todo lo que decía, que algún día abriría los ojos y lo vería reír una vez más, quería recordar su voz que probablemente sería más grave pero seguiría siendo Gabriel.

-Probablemente me habrías pateado el trasero y arrastrado hacia Dean para decírselo.-Cas sonrió.-Te habría encantado... Dean... Dean es especial, sabe ganarse el corazón de los demás sin siquiera intentarlo.-Castiel asintió con una sonrisa melancólica.-Me dirías algo como no lo dejes ir hermanito, es el indicado, nadie va a cocinarte como él...

Castiel se había tomado todo el día para hablarle sobre Dean, le consolaba pensar que Gabe lo escuchaba.
Cuando eran niños debido a sus padres ausentes, Michael fue quien se encargó de cuidar de sus hermanos pequeños, siempre peleaba con Lucifer por su rebeldía y el único que se preocupaba por Castiel era Gabriel, siempre lo defendía de sus hermanos mayores, fue el único que lo aceptó por quién era.

-Aún tengo pesadillas sobre ese día.-Castiel nunca va a olvidar esa mirada de desprecio por parte de su madre después del accidente.-Sé que es mi culpa que papá haya muerto y que estés aquí... nuestra familia se arruinó por mi culpa.

Castiel observó el cielo a través de la ventana preguntándose si existía la vida después de la muerte, si es que su padre seguía entre ellos o si tal vez los observaba desde arriba.
La puerta de la habitación se abrió despacio, su hermana Hannah entró y se sorprendió de ver a su hermano menor ahí.

-Que raro verte aquí.-Cerró la puerta detrás de ella y se acercó a una pequeña mesa donde habían flores, dejó su bolso y observó el jarrón de flores con desprecio.-¿En serio le trajiste flores a mi hermano?

-También es mi hermano.-Dijo Castiel a la defensiva.

-Para ser gay tienes un pésimo gusto en flores.-Dijo Hannah moviendo la cabeza.

-¿Viniste a atacarme?-Castiel se cruzó de brazos.

-No habría venido de saber que estabas aquí.-Dijo Hannah.-¿Por qué no mejor te vas a jugar a la casita con tu noviecito?

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora