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Era viernes, viernes 14 de febrero. Todos estaban distraídos entre regalos y corazones rotos, Dean comenzaba a sentirse como el mal tercio con Lee y Sid, al principio bromeaba con ser la tercera rueda y que esa relación era de tres pero con el paso de los días la broma dejó de ser graciosa.
Dean estaba sentado sobre el pasto, apoyaba su mandíbula en su mano mientras que a su izquierda Sid reía y le daba pequeños besos a Lee.

Le encantaba la idea de que sus amigos fuesen felices juntos pero odiaba que ya no era como antes, ahora solo ignoraban a Dean mientras se besaban o hablaban entre ellos y cuando el rubio se excusaba para irse le insistían en quedarse. No estaba siendo egoísta, solo no entendía por qué sus amigos le pedían que se quedara con ellos para ignorarlo.

-Entonces.-Dean habló para llamar la atención de sus amigos, se aclaró la garganta, ellos se detuvieron y lo miraron.-¿A qué hora es la fiesta de Sarah?

-Oh, sobre eso...-Dijo Sid.

-No vamos a ir.-Dijo Lee ganándose una mirada reprobatoria de Sid.

-¿Qué?-Dijo Dean sorprendido.

-Lo siento, es solo que queremos celebrar de otra manera.-Dijo Sid haciendo una sonrisa compasiva.

-¿Cuándo pensaban decirme que no irían?

-Lo hicimos para que salieras a festejar un poco, te has aislado.-Dijo Lee, Dean levantó una ceja.-Sabemos que no la has estado pasando muy bien y solo queremos verte feliz.

-Si, con la terapia para tu tobillo, las clases y...

-Sid, lo he dicho muchas veces, Castiel no tiene nada que ver con mis problemas.-Dijo Dean exasperado.

-¿Entonces por qué ruedas los ojos todo el tiempo, casi no hablas y cuando lo haces solo te quejas?.-Dijo Sid enumerando con sus dedos.-Estás irritado todo el día.

-Bueno si, ya entendí.-Dijo Dean desesperado, entonces alzó las cejas y miró a sus amigos.-Oh... creo que es verdad.

-Solo queremos ver al Dean relajado y divertido de siempre.-Sid sonrió.-Sé cuando algo te molesta, eres un libro abierto, amigo.

-Y está bien si no quieres contarnos lo que pasa, pero queremos ayudarte.-Aclaró Lee, Dean sonrió y asintió.

-Tienen razón, estoy igual de confundido que ustedes pero ir a una fiesta no creo que sea la solución.

Dean se despidió y se marchó recorriendo todo el campus, sabía que todos los restaurantes estarían saturados y en los parques habría muchas parejas caminando, miró la pantalla de su móvil, apenas eran las 5 de la tarde pero no quería regresar tan pronto al apartamento, así que debía buscarse algo para matar el tiempo.

Terminó sentado en una banca de Central Park comiendo helado, traía los auriculares puestos y miraba el horizonte, de nuevo había estado evitando a Castiel y sabía que estaba actuando inmaduro pero no le importaba.
Al rededor de las ocho y media llegó al apartamento, caminó por el pasillo y había un silencio enorme parecia que todos habían salido, junto a la puerta de su apartamento había un arreglo de flores color pastel, frunció el ceño y se acercó buscando una tarjeta pero no había ninguna. Al entrar notó que el apartamento estaba vacío, Dean agradeció internamente mientras dejaba las flores dentro junto al pequeño plato donde ponían las llaves. Tal vez las flores eran para Castiel.
Dean se dirigió a su habitación y se puso la pijama, pensaba dedicar toda la noche a adelantar tareas. Entró una llamada de Charlie a su móvil.

- ¡Charlie! -Habló Dean emocionado.

- ¡Dean! -Contestó la pelirroja. - ¿Estás en tu apartamento? ¿Ya viste el arreglo?

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora