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Faltaba una semana para iniciar clases, eso mantenía a Dean nervioso, estaba por entrar a la universidad, se encontraba en el aeropuerto despidiéndose de sus padres y su hermano menor Sam, los extrañaría demasiado, siempre habían sido una familia unida pero debía irse y comenzar a estudiar la universidad si quería alcanzar sus sueños, tener un gran restaurante a las afueras de Nueva York, desde muy joven se había propuesto la meta de convertirse en uno de los mejores chef del país y había llegado el momento de pulir sus habilidades culinarias.

-Prometo volver en vacaciones de navidad.-Dean abrazó a su madre Mary.

-Escríbeme cada vez que puedas.-Le pidió la mujer, acarició su mejilla y sonrió, Dean asintió.

-El Impala te estará esperando.-Dijo John tocando en hombro de su hijo, solía ser el auto de su padre, pero hace unos meses se lo habían regalado al cumplir 18, sabía que no podía llevárselo así que tenía que dejarlo bajo la custodia de sus padres.

-Tal vez pueda manejarlo para que no se sienta abandonado.-Comentó Sam, Dean le dió una mirada asesina.

-Sobre mi cadaver niño.-Dijo Dean, Sam fingió indignación.

-Soy solo dos años menor que tú, ¿cómo es que soy un niño a comparación tuya?-El menor se cruzó de brazos, Mary lo rodeó con su brazo y lo atrajo a ella abrazándolo.

-Llegó la hora de irme.-Dijo Dean al escuchar que el altavoz llamaba a su vuelo, abrazó a su madre una vez más, después a su padre y por último a su hermano pequeño, le revolvió el cabello a pesar de que el chico era un poste de luz.
Lo escuchó quejarse y rió satisfecho, comenzó a caminar y volteó una vez más agitando la mano para despedirse de su familia.

Volaba desde Kansas hasta Nueva York para asistir a la mejor escuela de gastronomía en todo el país, Culinary Institute of America, había logrado conseguir una beca por su talento en la cocina cuando en el mes de mayo había hecho una audición para los directivos de la universidad, Sam se había burlado diciendo que su audición había sido al estilo Master Chef.
Ya que no había dormitorios en el campus, la universidad le asignó un departamento que compartiría con otro estudiante, eso tampoco lo emocionaba mucho pero era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer.

Cuando logró salir del aeropuerto le indicó al taxi a dónde se dirigía, era su primera vez en Nueva York, así que no sabía qué esperar.
Le agradeció al taxista por llevarlo, pagó y bajó del taxi, eran unos departamentos bastante bonitos, solo estudiantes vivían ahí, pues arriba de la puerta había una placa que decía "Casa de estudiantes". Por suerte la universidad le había mandado sus llaves por correo, así que las sacó de su pequeña mochila y abrió la puerta, estaba bastante tranquilo, aún eran vacaciones, tal vez muchos aún seguían fuera.
Cerró la puerta detrás de él y caminó por el pasillo, tenía que buscar el departamento 202, eso significaba que se encontraba en el segundo piso, miraba a su al rededor, había algunos libros sobre el sofá del lobby, podía escuchar que en uno de los departamentos había música, chocó con una pequeña mesita de cristal, provocando que sus llaves cayeran de sus manos, maldijo en voz baja y se agachó para poder tomarlas.

-Tú debes de ser uno de los nuevos.-Escuchó una voz femenina, Dean levantó la vista y se encontró con una chica pelirroja y sonriente, Dean se puso de pie.

-Soy Dean.-Dijo sonriendo.

-Soy Charlie, voy en el tercer semestre de Ingeniería Informática.-Ella contestó sonriente.-¿En qué carrera estarás?

-Gastronomía.-Dijo Dean mirando la llave sobre su mano.

-¡Eso es genial!-Dijo Charlie, entonces miró hacia la puerta que se encontraba abierta.-¿Oíste eso Benny? ¡Ya sabemos quién cocinará!

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora