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Castiel despertó temprano como todos los sábados y salió a correr, no había podido dormir mucho por el ruido que había hecho Dean, al regresar al departamento preparó la cafetera, pues necesitaría mucha cafeína para sobrevivir.
La puerta de la habitación de Dean se escuchó tronar, probablemente había despertado, pero se sorprendió al ver salir de ahí a otro chico, solo llevaba un bóxer, Castiel lo miró unos segundos.

-Hey.-Dijo el chico, se sirvió un vaso de agua simple.-Lo siento por el ruido que debimos hacer anoche.

-Ya no hay mucho que hacer.-Le contestó Castiel encogiéndose de hombros.

-Me tengo que ir pero ¿podrías decirle a Dean que me llame?-El chico caminó a la puerta y Castiel pudo ver su espalda llena de marcas, alzó las cejas.-Mi número está en su mesita de noche.

El chico salió de la cocina y a los pocos minutos regresó vestido, se despidió con una seña y salió del departamento, Castiel tomó asiento en la mesa y bebió su café mientras continuaba con la lectura de su libro.
Una hora después Dean despertó y apareció en la cocina en tan solo bóxers, como su invitado, Castiel no despegó los ojos del libro.

-Ayer trajiste la fiesta a casa.-Dijo Castiel sin despegar la vista del libro, Dean se detuvo y lo miró.

-¿Escuchaste?-Preguntó Dean sonriente.

-Yo y todo el piso los escuchó.-Castiel le dio un trago a su café, ya iba por la segunda taza del día, Dean soltó una carcajada.-Eres muy ruidoso.

-Estaba disfrutando.-Dean se encogió de hombros, Castiel negó con la cabeza y no dijo nada más.

El miércoles Dean no tenía tarea, así que decidió adelantar su proyecto para la clase de Gastronomía y Cocina, al final del mes tenía que entregar un postre.
Se había decidido por el pastel de ángel, sabía que era muy sencillo pero le gustaba mucho, su madre solía hacerlo especialmente para él cuando era un niño.
No fue difícil encontrar los ingredientes, así que después de unas cuantas horas el pastel ya estaba listo, olía bastante bien, al probarlo sentía que algo le faltaba, sabía muy bien pero Dean sentía que no lo suficiente.
Se asomó a través de la barra, Castiel se encontraba en el mismo sofá de siempre, escribía en su laptop con el ceño fruncido.

-Castiel...-Se aclaró la garganta, Castiel no levantó la vista hasta que terminó de escribir.-¿Podrías darme tu opinión sobre algo?

-¿Quieres un consejo?-Castiel alzó las cejas, Dean negó con la cabeza.

-¿Podrías probar mi pastel?-Dijo Dean con un poco de vergüenza, Castiel cerró el libro y lo miró unos segundos.-Es para mi clase, por favor...

Dean lo miró con ojos suplicantes, Castiel lo dudó por unos segundos pero soltando un suspiro, se puso de pie y caminó a la barra, el Winchester le sonrió y dio media vuelta para servirle una rebanada del pastel, Castiel se sorprendió por lo bien que olía, tomó un tenedor y partió el pan llevándose un bocado a la boca.

-¿Qué es esto?-Preguntó Novak sorprendido, Dean temió que tuviera mal sabor.-Sabe muy bien.

-Pastel de ángel.-Contestó Dean, Castiel alzó las cejas y probó otro bocado.-¿Nunca lo habías probado?

-No.-Dijo Castiel mientras masticaba.-Jamás había oído de él.

-¿Tú madre jamás lo preparó?-Preguntó Dean sorprendido, pudo notar que su pregunta lo había incomodado, la expresión de su rostro volvió a ser dura como siempre.

-No.-Fue lo único que contestó, apartó la mirada dejando el tenedor en el plato.

-¿No sientes que le falta algo?-Dean cambió el tema, Castiel miró el plato unos segundos.

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora