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Se quedó en el sofá toda la noche esperando a Castiel, incluso durmió ahí pensando qué tal vez llegaría tarde pero nunca apareció. El peso de sus párpados lo venció y cayó profundamente dormido en el sofá mientras esperaba a Castiel, despertó adolorido a la mañana siguiente, tardó en recordar qué hacía en el sofá, después miró a su alrededor, todo estaba en su lugar, seguía en silencio.

Hizo una mueca y se puso de pie para tomar una ducha, tendría un día bastante ocupado por los trabajo que debía entregar entre semana. 

Al salir del baño escuchó a Castiel hablar, suponía que estaba en una llamada telefónica ya que no escuchaba otra voz responderle. Mientras se mecía sobre sus muletas para llegar a su habitación escuchó la conversación.

-Fue algo de una noche.-Contestó Castiel, Dean levantó una ceja.-Nos encontramos en el bar al que te llevé hace algunas semanas, me invitó a su departamento... De hecho me pidió intentarlo de nuevo.-Dean se detuvo en su puerta y siguió escuchando a Castiel, sabía que estaba mal espiar pero no podía evitarlo.-No podía invitarlo aquí, Dean estaba en su cita... No, Meg no hubiese sido como el porno gay... ¿Sabes? Luego hablamos, tengo que darme una ducha.

Antes de que Dean pudiese entrar a su habitación Castiel apareció en el pasillo, se acercó a Dean y abrió su puerta por él, Dean tardó unos segundos en mirarlo pero le agradeció con una mueca que pretendía ser una sonrisa.  Ya no traía su suéter ni su abrigo, llevaba una camiseta blanca que le permitía a Dean ver el cuello de Castiel lleno de cardenales, su cabello estaba alborotado y Dean sintió una punzada de celos.

-¿Qué tal... estuvo tu cita?-Castiel aclaró su garganta mirando a Dean, quién lo miraba sobre su hombro.

-Fue un desastre.-Castiel alzó las cejas.-Todo gracias a ti.

-¿Yo?-Los ojos de Castiel parecían desconcertados, su mandíbula se había tensado y su mirada estaba fija en Dean como si la respuesta estuviera escrita en su cara.

-Hablamos después, ahora me siento muy cansado.-Dijo Dean agobiado, cuando se impulsó en sus muletas para entrar a su habitación, su toalla cayó al piso descubriendo su culo hacia Castiel, Dean miró la toalla y su cara se puso totalmente roja, el mayor se quedó inmóvil unos segundos observando el culo de Dean, sus ojos viajaron desde su espalda llena de pecas, después por su columna vertebral hasta llegar a los hoyuelos de Venus de Dean, su vista fue bajando hasta tener la imagen completa de Dean desnudo. Castiel usó todo su autocontrol para mantenerse en su lugar quería lanzarse sobre Dean y tener sexo rudo pero sabía que el rubio tenía un tobillo lesionado y se veía molesto con él por lo que se limitó a ponerse de cuclillas y tomar la toalla arrugada del piso y aprovechó para ver ese redondo culo desde un mejor ángulo, al ponerse de pie se acercó a Dean lo suficiente como para que su paquete rozara con él y su cuello sintiese la respiración de Castiel, entonces con la toalla rodeó la cadera de Dean, cubriendo su cuerpo, esos segundos se sintieron eternos para ambos.

-Gracias...-Dijo Dean en un susurro cuando Castiel seguía contra él.

-Debes aprender a ajustar tu toalla.-Le dijo Castiel al oído provocándole una descarga en la columna de Dean, la voz de Castiel había sonado más ronca que de costumbre.-No puedes andar por ahí enseñando ese bonito culo.

Dean accidentalmente soltó un jadeo, ese hombre lo estaba volviendo loco, pero se repetía a sí mismo que esto era por el bien de los dos.

-Vístete antes de que te arranque esa toalla.-Gruñó Castiel dándole una palmada en el culo a Dean antes de alejarse y encerrarse en el baño, dejó escapar el aire que estaba conteniendo y miró sus pantalones, tenía una erección solo por estar cerca de Dean.

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora