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Castiel jadeó, su respiración estaba agitada, no podía pensar, de sus labios solo salían incoherencias.

-Dean...-Era lo único que lograba decir. Los movimientos eran cada vez más rápidos, apretó su longitud mientras acariciaba la punta de su glande, eso le hizo soltar un gemido.
Podía imaginar a Dean de rodillas frente a él, con la boca al rededor de su miembro, tomándolo cada vez más profundo, pidiéndole más, mirándolo fijamente a los ojos.
Comenzó a sentir cosquillas en el abdomen, estaba por acabar, así que aceleró el ritmo de su mano y se contuvo para no gemir, no quería ser escuchado.

Podía imaginarse follando la boca de Dean, duro y profundo, para después correrse en su boca. Imaginarse eso le hizo estallar, se corrió con fuerza, salpicando su camisa y quedando sin aliento.

Era la tercera vez en esa semana que se masturbaba pensando en Dean, se sentía un sucio pervertido por imaginárselo completamente dispuesto para él.
En la cocina, la sala, el baño, su habitación, la habitación de Dean, contra la ventana o la puerta.
Llevaba bastantes días cachondo y lo único que podía satisfacerlo era pensar en ese rubio.

Se acomodó el pantalón y se quitó la camisa, la dejó sobre la silla y tomó otra camisa, una vez puesta salió de la habitación y se dirigió a la cocina, donde estaba Dean hablando por el móvil.

Ya había pasado un mes desde aquel incidente en Año Nuevo, el ambiente ya no era tan tenso como al principio, pero definitivamente no actuaban como si nada hubiese pasado.

-¿Te veo este fin de semana?-Preguntó Dean.

-Si, ya compré mi boleto.-Dijo Sam al otro lado de la línea.-Te veré ahí en unos días.

-Hasta entonces.-Dean sonrió.-Cuídate Sammy.

-Hey.-Dijo Dean cuando Castiel entró a la habitación.-Mi hermano vendrá este fin de semana, espero no te moleste.

-Está bien.-Castiel se encogió de hombros mientras le daba un trago a su botella de agua.-Voy a salir... ¿necesitas algo?

-No, creo que no.-Dean salió de la cocina y tomó asiento en el sofá, estaba haciendo una reseña de un libro para la universidad.

Dos horas después, Dean decidió tomar un descanso, Castiel aún no había regresado por loq un tenía el departamento para él solo.
Tal vez podría reorganizar su habitación para cuando su hermano estuviese ahí, así que tiró a la basura uno que otro envoltorio de comida, papeles, cualquier cosa que no le sirviera.
Después tomó toda la ropa sucia y después de buscar el cesto de ropa sucia por varios minutos, recordó que Castiel le había pedido prestado su cesto por que su ropa no cabía en uno solo, se dirigió a la habitación de Cas.
Al abrir la puerta pudo ver como todo estaba en su lugar, estaba demasiado ordenado para el gusto de Dean, pero buscó con la mirada el cesto, pero no estaba ahí, así que probablemente lo estuviese ocupando.

Sobre la silla vio una camisa completamente arrugada, Dean frunció el ceño, Castiel jamás dejaría una camisa tirada ni mucho menos sin doblar.
Cuando tomó la camisa notó las manchas que tenía en la parte inferior, como si estuviese mojada, sin pensarlo dos veces tocó el área mojada y sintió en los dedos algo viscoso.
Cas jamás dejaría una camisa así, Dean no había captado qué eran las manchas, así que olió la tela pero nada parecía indicarle de qué se trataba. Volvió a pasar los dedos por el área y tuvo la brillante idea de probar lo que sea que estuviese en esa camisa. Se quedó inmóvil y abrió los ojos como plato de la sorpresa. Era semen.
Acababa de probar semen que probablemente provenía de Castiel.
Lanzó la camisa al piso y salió de la habitación sin poder creer lo que acababa de pasar.
Dean comenzaba a tener pensamientos pecaminosos sobre esa camisa e incluso sabía que tenía casa sola... sacudió la cabeza. No pensaba hacerse una paja con la camisa de Castiel, se sentiría mal si hiciese eso.
Ya no era un adolescente cachondo-virgen.

Se dejó caer en el sofá y soltó un largo suspiro. Tomó su computadora y continuó la reseña, intentando olvidar lo que acababa de pasar.

Horas más tarde Castiel volvió, ni siquiera lo miró al entrar, se dirigió a su habitación y no volvió a salir en toda la noche.
Se sentía ridículo pero no sabía cómo mirar a Castiel a los ojos después de esto.

El viernes llegó volando, Dean se dirigió al aeropuerto unas horas después de salir de la universidad, su madre había llamado a la hora que el vuelo de Sam había despegado, después de un rato, su hermano apareció de entre la multitud y los dos se abrazaron por unos segundos, después Dean le golpeó el hombro y los dos rieron.

-¿Qué tal tu vuelo?-Preguntó Dean mientras caminaban al metro.

-No fue tan malo.-Sam se encogió de hombros.

Dean presentó varias a veces a su hermano al llegar al edificio, se había encontrado con todos los vecinos, todos parecían felices de por fin conocer a Sam, estaban encantados.
Antes de entrar al apartamento Dean se detuvo y miró a Sam.

-Actúa normal, ¿me escuchaste?-Dean soltó un suspiro.

-¿Me lo dices a mi o solo intentas convencerte en voz alta?

-Cállate y cuando estemos ahí dentro no digas tonterías, las cosas han estado incómodas los últimos días.-Dean se aclaró la garganta y abrió la puerta sin darle oportunidad a su hermano de preguntar nada.

Castiel se encontraba sentado en el sofá leyendo, cuando Dean lo llamó levantó la cabeza y se puso de pie, los hermanos se acercaron a él y Dean los presentó.

-Oh, así que tú eres Castiel...-Sam asintió sospechosamente sonriente.-Mi hermano no paraba de hablar de ti en las videollamadas.

Dean le dio una mirada fulminante, aunque su hermano menor estaba evitando su mirada. Su hermano sólo buscaba molestarlo, Sam no sabía nada de lo que había estado sucediendo entre los dos.

-El mismo en persona.-Castiel sonrió y le dio una pequeña mirada a Dean.-Bienvenido.

-¿Sabes? Dean no me dijo que eras...

-Whoa...-Dean interrumpió a su hermano, tomó su equipaje y comenzó a empujarlo a su habitación.-Sam recuerda que prometí llevarte por la mejor pizza de la ciudad.

-¿Qué haces?-Preguntó Sam susurrando.

-Cierra la boca y camina.-Dijo Dean en un susurro.

-¡Un gusto conocerte Castiel!-Gritó Sam mientras era arrastrado por su hermano menor hacía su habitación.

Castiel los observó en silencio avanzar por el pasillo mientras se susurraban regaños.
No sabía lo que le esperaba el fin de semana.

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Me desaparecí por bastante tiempo esta vez, ¿no? Jajaj

Yo solo vengo a dejar esta foto e irme mientras tengo un colapso mental 🙂

Yo solo vengo a dejar esta foto e irme mientras tengo un colapso mental 🙂

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𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora