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El lunes por la mañana Dean despertó bastante desorientado, aún faltaban 2 horas para que sus clases empezaran, así que tranquilamente se puso de pie y se aproximó al baño, no escuchó nada de ruido por lo que asumió que Castiel ya se había ido.
Al abrir la puerta notó que el baño tenía una temperatura tibia, probablemente Castiel se había duchado no hace mucho, cerró la puerta tras de él y se despojó de la pijama y sus bóxers, jaló la cortina de baño, se sobresaltó al ver a Castiel frente a él, completamente empapado y desnudo, Dean se quedó inmóvil intentando procesar qué pasaba.
Castiel lo miró unos segundos de pies a cabeza.

-¿Qué haces?-Le preguntó.

-Y-yo...-Dean parpadeó dos veces y contuvo la respiración. Castiel no dijo nada más, caminó rozando su hombro izquierdo con el de Dean, él solo lo siguió con la mirada, Castiel tomó una toalla y la enrollo en su cadera, después miró una vez más a Dean y salió del baño.

Dean estuvo bastante distraído todo el día, solo podía pensar en el incidente incómodo que tuvo en el baño, al llegar a casa agradeció que Castiel se quedó en su habitación toda la tarde, después de la media noche Dean seguía dando vueltas en su cama, no podia dormir, tenía bastante calor.
No le pareció mala idea tomar otra ducha, tal vez eso lo relajaría, se puso de pie y salió de su habitación para entrar al baño y abrir las llaves del agua que comenzó a correr, Castiel se encontraba estudiando para su examen de química, se detuvo cuando escuchó el agua correr.
Cuando Dean se despojó de su pijama entró a la ducha dejando que el agua recorriera su cuerpo, dejó escapar un suspiro y posó su frente sobre la fría loza, cerró los ojos un momento y su mano derecha viajó hasta llegar a su miembro, posó su mano en él y comenzó a deslizarla, masajeándose lentamente, necesitaba hacerlo si quería dormir, solo por eso lo hacía, se repetía mentalmente para no sentirse tan mal consigo mismo.

Comenzó a bombearse a sí mismo, incrementando la velocidad de vez en cuando, algunos jadeos se escapaban de sus labios, temía ser escuchado pero eso lo hacía excitante, se mordió el labio intentando calmar los sonidos involuntarios que salían de sus labios.
En su mente apareció la imagen de Castiel recién duchado, completamente empapado, desnudo.
La velocidad de su mano se incrementó aún más con ese pensamiento, con su dedo pulgar acarició la punta, lo llevó hasta la ranura dónde la cubrió con su yema del dedo. Sin poder evitarlo, un gemido audible salió de sus labios, pensaba en su pecho bien formado, en su cabello alborotado, en su espalda y lo bien que se sentiría rasguñarla, mientras Castiel gemía roncamente en su oído, eso fue más que suficiente para Dean para llegar al orgasmo, respiró hondo y por unos segundos se mantuvo con los ojos cerrados, se limpió la mano y terminó de enjuagarse para regresar a su habitación, ahora sentía un poco de vergüenza por lo que había imaginado, sacudió la cabeza y se tiró sobre la cama para dormir un poco.

Castiel se mantuvo en silencio, escuchando los jadeos y suspiros que venían del baño, se mezclaban con el ruido del agua, pero el eco los hacía resonar. Una parte de Castiel estaba encantada con lo que había escuchado y hubiera querido que los jadeos sonaran más fuertes, e incluso ser el causante.
Pero Castiel no lo admitiría, no pensaba ceder tan fácil a sus impulsos, hizo su mejor esfuerzo por controlarse y decidió irse a dormir.

Dean caminaba por la acera, le gustaba mucho apreciar los edificios, así que la mayoría del tiempo miraba hacia el cielo, dobló en la esquina y caminó unos metros más para después subir por las pequeñas escaleras del edificio, se detuvo en la puerta para buscar las llaves, escuchó unos pasos aproximarse y se sobresaltó cuando levantó la cabeza, Castiel estaba a su lado abriendo la puerta, entró y se quedó de pie frente a él deteniendo la puerta, esperando a que ingresara, Dean asintió en un gesto de gratitud y entró cerrando la puerta tras de él.
Ninguno de los dos decía nada, no sabía aún cómo abordar temas de conversación con ese hombre, temía que lo intentara golpear como aquella vez en la cocina.
Dean sabía que se lo tenía bien merecido por los comentarios invasivos que hizo.

𝙋 𝙍 𝙀 𝙔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora