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Dohee estaba hablando con la señora Jung en su oficina para darle esa noticia que la tenía tan alegre y emocionada desde hace unos días.

── ¿Para qué me necesitaba, Dohee? ── preguntó con una sonrisa.

── Esto me cuesta un poco decirlo, pero... Quiero renunciar, no se lo tome a mal, me gusta mucho trabajar aquí ── dijo con un poco de pena mientras colocaba su carta de renuncia en el escritorio.

── Disculpe si la pregunta es un poco imprudente de mi parte, pero ¿Por qué decide renunciar?

── Oh no sé preocupe, lo que sucede es que conseguí un nuevo trabajo que me ayudará a seguir con mi vida y podré darle a Doyoung lo que se merece ── dijo con una gran sonrisa y un brillo sin igual en sus ojos.

── Me alegro mucho, espero que le vaya bien a usted y a Doyoung.

── Agradezco mucho la oportunidad me dieron y también a Doyoung. Siempre voy a estar muy agradecida con ustedes ── dijo y luego de levantarse de la silla hizo una reverencia para salir de la sala.

Se fue rápidamente a la habitación que dentro de poco ya no iba a ser habitada por ella ni por el pelinegro.

Al llegar se encontró la habitación vacía ya que Doyoung salió con Jaehyun al parque.

Agarró su bolso más grande y en el metió todas sus pertenencias y algunas de Doyoung y en un bolso más pequeño termino de guardar las de su hijo. No eran muchas así que fue fácil.

Luego de un rato más vio a su hijo llegar junto a Jaehyun a la puerta de la habitación que la miraron con el entrecejo fruncido debido al desentendimiento.

── Doie, necesito hablar contigo un ratito ── dijo dulcemente con una sonrisa haciendo un ademán.

── Está bien... Ahorita jugamos ── le dijo al castaño que tenía al lado y este asintió con un puchero para luego irse de ahí.

── Doie, nos tenemos que ir ── dijo soltando un suspiro viendo la cara de su lindo niño.

── Pero ahorita voy a jugar con Jaehyun.

── Doyoung, ya no vamos a vivir aquí ── hablo acariciando el brazo del pelinegro.

── ¿Por qué? ── preguntó con desconcierto y un poco de desasosiego.

── Porque ya vamos vivir los dos solitos y juntos ── parló con una cálida sonrisa.

── ¿Ya no vas a cocinar aquí?

── No, así que ya no nos podemos quedar... Te tienes que despedir de Jaehyun y Taeyong.

── Pero ¿No los voy a ver más? ── inquirió con un puchero involuntario y sus ojos llorosos lo que indicaba que lloraría en cualquier momento.

── Claro que sí, pero ya no será tan seguido... Voy a hacer todo lo posible para que los veas muy seguido y no estés solito ── espetó con una cálida sonrisa para consolar a su hijo que de sus ojos ya estaban brotando varias lágrimas.

── Está bien ── dijo entre pequeños sollozos mientras se lanzaba a los brazos de su madre para abrazarla.

── Creo que te tienes que despedir de Jaehyun ── sugirió mientras acariciaba la espalda del infante.

── Está bien, pero primero de Taeyong.

── ¿Te acompaño a su casa? ── preguntó y el menor asintió con su cabecita.

Al llegar a dicho lugar Doyoung tocó la puerta varias veces y unos pocos segundos después se encontraban delante del pelirrojo y al lado de él su madre.

── Tae ¿Puedes salir unos minutitos? ── le preguntó Doyoung al otro niño que tenía delante.

── No, mejor vamos a mí habitación ── habló con una sonrisa y agarró la mano del pelinegro para llevárselo de ahí dejando a las dos adultas hablando.

── Tae... ── llamó Doyoung al pelinegro para que le prestará atención.

── ¿Qué pasó?

── Me tengo que ir.

── Pero acabas de llegar.

── Yo... Ya no voy a vivir aquí ── dijo el pequeño pelinegro y Taeyong vio como sus ojos se ponían brillantes.

── ¿Cómo así? ── inquirió ladeando un poco la cabeza expresando desconcierto.

── Yo ya no te voy a ver casi ── ya las primeras lágrimas estaban saliendo de esos lindos ojos cafés.

── No te preocupes... Yo te visitaré aunque vivas en la luna. Me gusta mucho jugar contigo ── dijo y en un momento ya estaba abrazando al otro con todo el cariño del mundo.

── Yo también te visitaré aunque vivas en Saturno ── dijo para al final separarse de él y despedirse dándole un pequeño besito en la mejilla que hizo sonrojar al pelirrojo.

Luego se fueron de ahí dejando que el pequeño pelirrojo llorara cuando ya el otro no lo podría ver.

En ese momento Doyoung se encontraba delante de la puerta del cuarto del castaño intentando no volver a llorar.

── ¡Hyunnie! ── llamó el mayor de los dos con una pequeña sonrisa haciendo que el mayor volteara a verlo.

── ¡Doie! Tardaste mucho ── dijo con un puchero cruzando sus brazos.

── Hyunnie, ya no voy a vivir aquí ── soltó de una vez mientras se colocaba sentado a un lado del castaño de gorditas mejillas.

── ¿Por qué? ── preguntó con desasosiego.

── Mi mamá me dijo que ya no podemos estar aquí ── dijo con la voz rota mientras las lágrimas ya querían salir de sus ojos.

── Pero yo quiero que estés aquí ── exclamó y en pocos momentos ya estaba llorando.

── Vamos a seguir viéndonos, te voy a visitar y tú también me podrás visitar ── dijo y como si fuera un pequeño instinto agarró la manita del otro.

── Está bien, te voy a visitar mucho.

── Yo también te visitaré mucho.

── Espera un momento... ── habló y se paró un momento en busca de algo ── Ten, te lo regalo ── ofreció un lindo y gran peluche de perro café.

── Está muy lindo... Se llamará Hyunnie ¡Espera! Ya vuelvo.

Y unos momentos después se encontraba otra vez en la habitación con el peluche de conejo blanco que le había regalado su madre.

── Ten, te lo regalo. Se llama Mini Doie ── le entregó el peluche al otro y este abrazó el felpudo objeto percibiendo el olor de la loción infantil que se echaba Doyoung.

── Gracias ── dijo con una pequeña sonrisa acercándose al pelinegro.

── Bueno, ya me tengo que ir... Nos vemos pronto ── habló mientras se formaba un nudo en su garganta y luego le dio un abrazo y un beso en la mejilla al castaño.



















Nota de autora:

Hola~

¡Dohee es buena persona y madre! ¡No la odien! Es un sol.

Gracias la gerencia.

¿Les gustó este final?

Pues es el final de la primera parte de cuatro.

Doll ── JaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora