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Libros, estantes de madera, silencio y aburrimiento.

Esa era la descripción perfecta de la biblioteca para la mente de Jaehyun.

Este tenía su cabeza metida en un libro de física y estaba harto ¿A quién le importa transformar de pies a metros? ¿El sistema inglés en serio servía de algo? Porque para lo único que veía utilidad era para, para, para... En realidad sólo lo veía cómo algo que lo llevaría al cielo y no por lo bueno que era sino porque cuando repruebe el examen se tiraría del techo de la escuela para morirse de una vez porque no soportaría llegar a su casa con esa noticia. Era más lindo ver al diablo.

De repente sintió a alguien sentarse delante de él y al subir la mirada se encontró con Doyoung con su mirada curiosa dirigida hacia su persona.

── Hola ¿Qué estudias? ── le preguntó con intriga y una sonrisa hermosa.

── Física ¿A qué velocidad caería mi cuerpo si es arrojado desde el techo del colegio y tendría que recorrer una distancia de siete pies hasta llegar al piso? 

── Necesito más datos, así que sólo sé que terminarías muerto, pero en física soy muy bueno.

── ¿Me puedes explicar? 

── Claro, ven a mi casa hoy y yo te explico ¿Quieres venir de una vez conmigo? 

── Okey, gracias. Te debo la vida.

── No seas exagerado.

── Hiciste todos los ejercicios bien así que terminaste

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── Hiciste todos los ejercicios bien así que terminaste.

── ¡Wu! ¿Puedo besarte para festejar? ── preguntó con una sonrisa mientras se acercaba más al otro para quedar a pocos centímetros de distancia.

── No sé, hazlo y averígualo ── le dijo el azabache sin nervios y sin apartarse.

── Mejor no, porque una muy buena frase de mi mamá es "Una cosa es invocar al diablo y otra verlo llegar"

── ¡No! ¡Era el momento perfecto para que me besaras y yo quedara estático así cómo en los dramas! ── exclamó el mayor y luego se cruzó de brazos.

Y ustedes se preguntarán ¿Y cuándo llegaron a esta confianza? Pues han salido juntos desde hacía tres meses y muchas veces tuvieron intenciones fallidas de besarse y Doyoung quería que ya pasara.

Así que el azabache de una vez se acercó más al castaño para juntar sus labios y hacer lo que tanto quería desde hacía rato.

Era inexperto y torpe al mover sus labios y el otro lo guio con lentitud mientras sujetaba la cintura del azabache para acercarlo más a su cuerpo y que no quedará distancia alguna entre ellos.

En pocos minutos ya se encontraban en la habitación del mayor, éste estaba sentado en las piernas del castaño quién tenía sus manos debajo de la franela del otro, acariciando su suave y blanquecina piel.

Doll ── JaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora