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La música de la discoteca estaba muy alta, con suerte y pudo escuchar cuando Taeyong le dijo que iría a bailar.
Esquivando a la gente se fue hacia la barra y pidió un mojito y mientras esperaba sintió a alguien sentarse a su lado, no le prestó ni la más mínima importancia hasta que aquella persona le dirigió la palabra.
──¿Quieres bailar? ──preguntó aquella voz que se le hacía tan familiar y al voltear entendió el por qué de ello.
──Claro, Hyun ──respondió y se dejó guiar por el otro que a diferencia de la última vez que lo había visto estaba más atractivo y su voz era más grave que hacía cuatro años.
El chico de cabellera azul lo acercó a su cuerpo a penas escuchó el inició de una nueva canción retumbar por aquel oscuro lugar.
Sus cuerpos se rozaban con descaro al ritmo de aquella canción de dos tiempos mientras se miraban con un brillo singular que ya conocían el uno del otro. Esa mirada y sonrisa lasciva que sólo exhibía el libido alto que tenían hacia el otro y esos rozamientos desvergonzados que sólo eran una pequeña muestra de lo que luego harían.
Terminaron yéndose de aquel sitio para dirigirse al baño del lugar y poder saciar aquellos deseos nada puritanos que sus cuerpos portaban en aquel momento.
Jaehyun era brusco con sus movimientos y no le importaba si alguien ahí llegaba a escucharlos, sólo quería oír cómo aquel etéreo chico se retorcía y gemía ante sus embestidas.
Mientras que Doyoung estaba delirando del placer que sentía, lo brusco y delicioso que se sentía cada penetración y cómo a veces jugaba con su punto dulce era un deleite para él.
Lastimosamente ese momento probablemente no lo volvería a tener al no tener ningún tipo de contacto con Jung.
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Si alguien en algún momento de su mundana vida le preguntaba "¿Cuál es la parte que más odias del día?" Doyoung respondería que la mañana. Simplemente odiaba el tener que despertarse, quitarse toda la pereza que su cuerpo tenía y tener que ir a la universidad.
Las vacaciones habían durado muy poco y quería morir por la resaca que tenía por la cuál sólo tomó una pastilla para el dolor de cabeza.
Llegó a la universidad y sintió a alguien halarlo del brazo y sabía que era Taeyong.
──Buenos días, Dongs.
──Estoy a punto de convertirme en un cam boy y ahorrar hasta que mi juventud se acabe y luego mudarme a algún país de Latinoamérica para vivir allá con mis ahorros. Así que buenos días no son.
──Ay Dios, no te amargues Dongs. Es el inicio de un nuevo año, una nueva oportunidad para vivir y disfrutar ──habló arrastrando a Doyoung por casi todo el primer piso de la facultad.
──Disfrutar mi trasero.
──Eres muy obstinado en la mañana ¿Lo sabes, Dongs?
──Sí, gracias por recordármelo.
──De nada, para eso estoy.
Luego se quedó solo, sentado en un banco de un pasillo revisando su celular ya que Taeyong se había ido a su facultad y sintió como alguien se sentaba a su lado y tocaba su hombro con delicadeza.
──Taeyong, vete a tus clases o a molestar a Si Ah ──respondió de mala gana sin quitar su cabeza de su teléfono.
──Que yo sepa no me llamo Taeyong y no sé quien es Si Ah.
──¡Ay que susto! Perdón Jaehyun... ¿Qué haces aquí?
──Estoy limpiando la tierra de las plantas y pintando las flores marchitas... Ahora estudio aquí ¿Qué crees?
──Que eres un estúpido, Jae.
──Pues te equivocas, Doie... ¿Quieres salir más tarde? ──preguntó con una hermosa sonrisa simpática.
Pues tal vez si volvería a tener un encuentro como el de la noche anterior con Jung.
Nota de autora:
¡Buenas!
¿Adivinen quién empezó clases? El menda.
Pues por eso mismo creo que estaré más activa escribiendo esta historia. Porque me encanta escribir cuando tengo mil y un tareas que entregar.
