ᴜɴᴏ: vainilla y chocolate blanco

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Era algo típico que los aromas de los alfas fueran picantes y con un toque de seducción. Aunque sea la mayoría de los alfas que estudiaban con él tenían ese tipo de aroma. Contrario al suyo, su aroma era más como si se tratase de una playa y los recuerdos que podían haber en la misma.

 Y no le molestaba, al menos ya no.

No era el único al final de todo.

Sabía que era tonto compararse con sus compañeros, lo había aprendido con el paso de los años, pero a veces no podía evitarlo, no cuando lo miraban como un ser inferior cuando era igual a ellos. Siendo alfa o no alfa.

Y aunque en ese tiempo debió de dejar eso por un lado, lo volvió una de sus preocupaciones principales cuando por fin notó que algo no andaba bien con su desarrollo, creyó que "el tiempo" cambiaría todo y sería el prototipo de alfa que esperaba que fuera para la sociedad.

Y es que si veía lo que sucedía de una forma, el problema no era su cuerpo o su olor, sino lo que los demás esperaban de él.

Y él quería ser aceptado. En ese tiempo al menos, porque ahora intentaba ser mejor y no caer en esos estúpidos comentarios que querían arruinar su día, tenía que ver por su salud mental principalmente. 

A veces tenía días en los que si se iba para abajo con comparaciones de "¿por qué yo y no él?" pero al final todo era un proceso, lo sabía.

Y sí, tal vez él no daba la imagen de un Alfa fuerte y que dominaba la relación como aquellos que con sólo pasar a tu lado te pueden dejar temblando, pero si era caballeroso y sabía como tratar a un omega, como se suponía que también debía de ser.  Aunque al único que en realidad trataba era a Eric.

Sus hermanas eran otro tema.

—¿Cómo te sientes? —Se encogió de hombros ante la pregunta de Dayana.

—Me siento mejor que es lo que cuenta.

—Deberías dejar que le rompa el hocico a ese pendejo.

—Se defenderme, Day, no necesito que hagas algo por mí.

—¡¿Y por qué no lo haces?!

—¿Y perder mi tiempo con un tipo como él? Aunque no lo parezca, tengo mejores cosas que hacer. —Ella rodó sus ojos recargando su espalda contra la cabeza de Eric.

—Sólo te advierto que si llega a salir con alguna de sus pendejadas no le tendré paciencia como tú. Yo no pienso dejar que siga con sus estúpidos chistes frente de mí.

—Cálmate, Day, todos comienzan a mirarte raro. —Eric la abrazo por los hombros parado de puntitas con una sonrisa.

Zayn ignoró la punzada que llegó a él al darse cuenta que estaba solito. Aunque se hizo creer que era por que su amiga no merecía tal afecto. Les sonrío sin emoción alguna, fingiendo que todo estaba normal. — Deberías de hacerle caso a tu novio.

—Cállate, pasiva, tú no tienes voz ni voto desde que dejaste que ese baboso se saliera con la suya. —El rubio, pareja de su amiga, al notar a su alfa alterada comenzó a dejar besitos en sus mejillas mientras soltaba su aroma con suavidad.

Zayn rodó sus ojos, era mejor esperar a que Eric la calmara para poder tener una conversación donde el diálogo existiera y no se fuera contra él a los golpes. A veces podía ser muy ruda y berrinchuda, algo que lo alteraba y enojaba.

Un cautivante olor llegó hasta él bloqueando sus pensamientos y causándole dolor en su estómago de una forma agradable. Vainilla y chocolate blanco. Se maravilló con lo dulce que era, intentando explorar más allá de ese dulce olor, aunque no estaba obteniendo nada. Se sentía incapaz de detenerse, como si hacerlo fuera un delito, pero uno que valía la pena. Volteó su cabeza hacia la entrada, lugar de donde provenía, y su boquita se abrió en sorpresa con lo el hermoso ser que venía caminando con su carita preocupada y una pequeña sonrisa en los labios que lo hacía ver tan adorable.

𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora