ᴠᴇɪɴᴛᴇ: cenizas

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Estaba terminando la lista, era corta y precisa. En otro tiempo, habría sido más fácil hablar sobre sus contras que de los pros, pero ahora eso no es así, si bien, todos tenían cosas buenas como malas.

Pero ahora no veía más errores que cosas lindas en sí mismo.

Aunque más bien, sus contras se basaban en todo aquello que los demás pensaban sobre él; feo, poco digno, olor poco agradable y sobre todo un error.

Y ahora podía decir con mucho orgullo que no dolían tanto como al principio, no cuando Liam le recordaba que era bonito a su manera.

Ambos lo eran, ambos eran hermosos siendo así, dos fallas.

— Carmen habló conmigo. — No supo cómo interpretar el tono de voz de su madre, sabía que Carmen tenía que comentarle de su progreso durante cada semana, pero hacía mucho que ella no se acercaba hablar de ello.

Cerró su libreta y con la pluma comenzó a golpear la mesa. — ¿Fue algo bueno? Porque te puedo asegurar que me siento mejor que nunca. Ya ni siquiera me altero y tengo que salir de clases, y mucho menos me molesta lo que soy, ¿Por qué sabes lo lindo que se siente saber que a alguien le agrade lo que eres?

— A mí me agrada lo que eres, alfa tonto.

Zayn rio. — Lo sé, mamá, pero me refiero a algo más, a ese algo.

Pues deberías de informarle a ese algo que Carmen piensa que ya no la necesitas. — La beta le sonrío con cariño y acarició sus cabellos en el proceso. Zayn mantenía su boca abierta por la sorpresa. — Ella ha estado hablando conmigo desde hace dos semanas y cree que ya es momento de que la dejes ir, todos aquí sabemos lo mucho que te gusta hablar con ella, pero siempre puedes visitarla como un amigo.

Malik asintió veloz, abrazó a su madre con fuerza. — ¡Es la mejor noticia! — Se sintió orgulloso de sí mismo, porque aunque no lo dijera en voz alta, era un alivio decirle adiós a esas citas, junto aquellas medicinas que no traían recuerdos muy buenos. — ¡Tengo que decirle a Liam!

Antes de que la beta pudiera decir algo más, Zayn ya se encontraba montado sobre su bicicleta yendo a la casa del omega.

Es ahí donde Malik agradecía que sus casas no estuvieran del todo lejos o que Jaqueline le tuviera la confianza suficiente para decirle dónde estaba la llave de repuesto.

Sin psicóloga tendría más tiempo para Liam y con eso, más tiempo para planear algo lindo y especial para el castaño.

Zayn quería darle todo lo que estuviera a su alcance. Y Li no podía evitar reír siempre que le hablaba al oído sobre sus deseos.

Dejó caer la bicicleta en el pasto, corrió lo más rápido que pudo a la casa. Saludó a Jaqueline de forma corta mientras está estaba en pijama tomando café en la sala.

Subió, tocó y cuando ese pase se escuchó no se contuvo de ir hasta el castaño de pijama de ositos y abrazarlo contra su pecho. Lo alzó hasta tenerlo abrazando su cintura y riendo cerca de su oído.

— ¿Qué es lo que te tiene tan feliz? — Preguntó sin dejar de sonreír cerca del rostro del mayor.

— ¡Tendremos más tiempo para estar juntos!

Liam chilló sin entender del todo, pero ese más tiempo juntos le había robado todo. — ¡¿En serio?!

— Ya no tendré que ver a Carmen, las citas terminaron. — Enterró su cabeza en el pecho de Liam, se talló sin poder evitarlo dejando su marca con una sonrisa.

— ¡Estoy tan orgulloso! — Se apegó más a él besando su coronilla. Se sentía tan bien que Zayn estuviera bien, que al fin halla encontrado esa paz que tanto necesitaba. — Y eso es gracias a que ponías de tu parte y no te cerrabas a nada.

𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora