ᴄᴀᴛᴏʀᴄᴇ: la verdad ²

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Domingo al medio día; 12:16 pm

La lluvia mojaba las ventanas de su habitación, parecía que iba a ser triste el resto del día. Pensaba, ¿De verdad tenía que serlo o sólo era una ilusión por sus estúpidos sentimientos?

De seguro, lejos de su hogar habían millones de parejas disfrutando de la lluvia, bailando bajo de ella o haciendo cualquier otra cosa pero al lado del otro. O como él.

Miraba el techo con las manos puestas sobre su estómago, su cabeza llenándolo de inseguridades y pensamientos horribles hacia lo que tenía y era. Cada pensamiento peor que el otro. Siendo él el único culpable de lo que había conseguido. ¿Y de verdad era cómo su cabeza le decía? ¿O era sólo un baboso más cometiendo errores que le cuestan su salud mental?

Porque sí, él decidió quedarse sabiendo que no era lo correcto. Porque sí, pensó con el corazón y no siguió con lo que decía la razón. Porque sí, aquí seguía sufriendo en silencio sin poder decirle a nadie lo que sentía. Prefiriendo mostrar que estaba "bien".

Se sentía utilizado, viviendo una mentira que él y Dayana habían creado. ¿Alguna vez ella de verdad lo quiso o fue todo cosa suya? Porque él en un momento de verdad que se sintió querido. Y ahora creía que todo eso no había sido verdad. Y tal vez fuera lo más acertado, pero dolía el pensarlo.

¿Qué seguía? ¿Seguir con la farsa y crearse un nuevo cuento? Por mucho tiempo creyó que era lo mejor, que vivir en su fantasía lo mantenía a salvo de la verdad. Pero era mentira como todo, porque hoy las paredes estaban cayendo una por una.

Eres una mierda. Pero ella no es mejor que tú.

Y la única verdad es que ella te usó. Jamás te quiso y no vales nada. ¿Por qué quien querría un omega que no sirve para nada?

Se levantó de la cama, buscó su celular que no había tomado desde ayer por la noche entre su pantalón. Vio el fondo de pantalla, él sentado arriba de las piernas de Dayana con una sonrisa mientras ella escondía su cabeza en su cuello. ¿Tan fácil le era fingir?

Entró a los contactos, llamó a Zayn pero este no respondió. Necesitaba de apoyo emocional y él era la única persona con la cual contaba para todo, después estaba Dayana. Lo pensó un poco más, ¿Debía acabar con la mentira de una vez o seguir fingiendo que todo estaba bien?

Hazlo. Porque vivir una vida así sólo te hará más inseguro y daño, porque nadie más que tú sabe lo que se siente.

Marcó el número de Dayana, espero en la línea hasta que esté fue atendido. Con miedo decidió seguir, las ganas de llorar estaban ahí, mientras las ansias lo comían vivo. Pero dentro suyo guardaba esperanzas de que ella quisiera estar con él.

Esperanzas tontas que no lo llevaban a nada.

¿Eric? —La voz ronca de la alfa le puso la piel de gallina, por un momento incluso olvidó el motivo de la llamada. —Hey, cariño, tengo que irme. Estoy ocupada y–

— ¡No! ¡Vas a escucharme en este momento! Estoy cansado de huir de la verdad y esconder lo que siento. Estoy cansado de muchas cosas y lo peor de todo es que sabes el daño que me haces y prefieres seguir a dejarlo. ¿Es que jamás te he importado? ¿No soy nada para ti? —Las lágrimas caían sin hacer ruido, mojando sus mejillas y su pantalón del pijama. —¡Contesta! ¡Sígueme mintiendo cómo si fuera una mierda a la cual puedes pisotear siempre que se te da la gana!

Deja de gritar. Espera un poco e iré a tu casa para hablar contigo y–

—¡No! ¿Es que no lo entiendes? ¡Ya no puedo soportarlo! Yo te amo y sólo me haces daño.

𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora