ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ: buscando olvidar

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Estaba hecha bolita sobre su cama. Su olor estaba impregnado por toda la habitación de forma molesta. Ella estaba triste, enojada y con menos ganas que nunca de ver a su familia.

Jamás en su vida había deseado estar lo más lejos posible de ellos, hasta hoy.

Y el hecho de que su madre estuviera tocando la puerta con demasiada insistencia no lo hacía mejor.

En lugar de respetar sus pocas ganas de tener que respirar el mismo aire que ellos, parecía que se lo pasaban por el culo.

¿Qué es lo quieren?

«Que te disculpes con la omega»

Ni madres.

—Cariño, por favor.

—¡¿Es que tú no entiendes mujer?! ¡Suficiente tengo conmigo como para tener que soportarte! —Enterró su cara en la almohada cansado de todo.

Ella sólo quería tener a Eric de vuelta. Abrazarlo. Olerlo. Y con suerte besarlo.

Como antes, cuando después de sus cagadas él seguía estando ahí.

Y ahora no tenía nada. Parecía que el mundo entero gustaba de restregarle en la cara lo mierda de alfa que había sido, de lo mierda que seguiría siendo mientras estuviera en ese lugar.

—Dayana...

—¡Hazme el favor de irte! Me siento cansada e irritada. ¡Me recuerdas tanto a él!

A su padre.

Eres fuerte.

¿Lo era? ¿De verdad? No podía hacer nada para saldarse de ese estúpido contrato, de esa tonta omega que pedía a gritos que la tocará. Y no quería, no quería su piel cerca de la suya.

Lo quería a él. Tanto que le hacía daño.

Y el sólo saber que él podía encontrarse aún peor le hacía querer correr y abrazarlo, pero eso no aliviaría el daño.

— ♡

No eres una gallina. Se repitió de forma constante recordando aquella palabra que le decían los niños del jardín de niños cuando quería salir lo más rápido de la escuela para esconderse de ellos.

No eres una gallina. Porque sigues aquí a pesar de todo.

No eres una gallina. Estás buscando ser feliz.

No eres una gallina. Mira tus brazos, sólo quedan recuerdos, ya no hay nada nuevo.

No eres una gallina. Tienes amor.

No eres una gallina. Si ella no te amó es cosa de ella.

No eres una gallina. Sonríes, ¿Puedes verlo? Hay algo que te mantiene estable.

No eres una gallina. Te tienes a ti.

— ¿Y por qué estas aquí, Liam? —El hombre alfa de lentes y sonrisa amigable le habló. No tenía la apariencia del alfa que lo había atendido por años, esté se veía menos... tosco.

Liam le sonrío de igual forma sin saber por dónde comenzar. Sus manos jugaban en su regazo mordiendo su labio de forma suave.

¿Qué haces aquí? Había mucho por lo cual estaba ahí.

—¿Por dónde comenzar? —Rio ante su tonta pregunta que en lugar de aligerar el ambiente le hizo sentir un poco tenso. Inhaló de forma lenta buscando estar en calma consigo mismo, mientras su vista caía en las manos que estaban sobre su regazo. —Sufrí bullying por años por mi apariencia, por mi peso, simplemente por lo que había afuera. Con el tiempo fui buscando formas de sanar el dolor. Nada funcionó. Pero más que eso, por ser débil, sensible ante los demás.

𝐀𝐋𝐅𝐀 𝐘 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora