Maximilian
Entre en mi habitación furioso, me dolía el pecho aún. Como se había atrevido esa maldita a lanzarme un hechizo, pero yo fui más estúpido por no defenderme, aunque no era el lugar apropiado para hacerlo. Tomé de un cajón de mi cómoda una botellita con un líquido verde asqueroso y lo tomé. El líquido paso por mi garganta y me alivio el dolor. Finalmente sentía que podía respirar. Tire la botella por el aire y se estrelló contra la pared.
Definitivamente no era mi mejor día; temprano en la tarde Charlotte me había contado de su trabajo en la librería y aunque me dijo que lo dejo, no me sentía convencido de que no fuera a volver.
Aún tenía un poco del cabello que le había arrancado en la cafetería, había usado una parte para el hechizo protector, pero podía usar el resto para hacer una poción para alejarla de Lena. Aunque no sé si era lo más honesto, no quería que ella me amara o se quedara a mi lado por medio de la magia. Me creía lo suficientemente capaz de tenerla a mi lado por mí, por mi amor.
No entraba en mi mente como a Charlotte le podía gustar esa bruja con esa aura tan deprimente, podía verla desvaneciéndose. Olía a muerte y a tragedia. Recordé el encuentro en el parque cuando Charlotte tuvo el accidente. Sus auras brillaron resplandecientes y luego cuando estuvimos en la librería fue igual. Era una especie de conexión que no entendía. Pero yo la amaba y no la podía dejar ir.
Aún recordaba los colores del aura de Charlotte cuando la vi. Era maravillosa, de muchos colores que nunca había visto, nuevos tonos. Aunque en sus ojos había una tristeza que no concordaba con ella. Y ese había sido mi principal objetivo; hacerla feliz.
— Hola.— dije apenas me acerque a ella.— Mi nombre es Max. Y no soy un pervertido.
Ella me miro con extrañeza sin embargo sonrió.
— Los pervertidos saben mentir. ¿Por qué debo creerte?
— Es cierto, pero si yo fuera un pervertido no me atrevería a preguntarte el nombre simplemente te secuestraría. ¿Cuál es tu nombre?
Ella soltó una risita divertida.
— Charlotte, pero... ¿Cómo sabes tú que yo no soy una mentirosa y ese no es mi nombre?
—Me tendría que arriesgar.— estire mi mano cordialmente— mucho gusto Charlotte.
Ella tomó mi mano y supe que no la dejaría ir nunca.
—Mucho gusto Max.
— ¿A qué te dedicas Charlotte?
— Suena rara tu pregunta.
—¿Por qué?
— porque estoy confundida.
—¿por qué?
—Porque a lo que me dedico no sé si es a lo que quiero dedicarme.
— ¿Y qué es eso a lo que te dedicas que no quieres?
— Estudio medicina.
— ¡Cielos! Yo también.
Ella abrió sus ojos grises ante la casualidad y se vio más hermosa.
— ¿En serio?
— Si
El recuerdo me hizo sonreír. ¿Por qué debía ser yo el que la dejara ir? No era justo. Yo la amaba.
Por otra parte había tenido que ocultar a Charlotte de mis padres, ellos no permitirían que estuviera con una mortal, no podríamos tener hijos con poderes mágicos y el linaje de mi familia desaparecería. Si papá se llegase a enterar era capaz de matarla sin piedad. Yo estaba agotado de todo eso, de la maldad. Por qué tenía que usar mis poderes para el mal. Por qué no podíamos ser diferentes. Sin embargo, quien era yo para cambiar eso cuando un legado espantoso colgaba en mi espalda.
Mi celular sonó, vi el nombre en la pantalla y no dude en atender.
— Hola Charlotte, mi amor.
— Hola, Max.
La sentí dudosa pero continuó
— Max voy a volver a la librería. Me encontré a Lena en la universidad y me lo pidió.
Sentí una punzada en el pecho, era como si nuevamente me hubiera hechizado. Aun así respire hondo
— Está bien, Charlotte. Si es lo que quieres no lo voy a impedir.
— Me alegra que me comprendas, Max.
No era comprensión era miedo a perderla si me oponía.
— ¿Nos podemos ver en la noche? — me pregunto de repente.
— Claro, amor.
— Bien. ¿Pasas por mí como a las ocho?
— Perfecto.
No iba a permitir que Charlotte se fuera de mis manos. No podría vivir sin ella. Era justamente lo que necesitaba en mi vida, lo que siempre había buscado. Estaba decido a arriesgar todo por ella. Hasta enfrentarme a mis padres. Y de repente un sentimiento desgarrador se mezcló con mi sangre. No iba a permitir que nadie me la quitara, no me importaba tener que matar a Lena si fuera necesario. Estaba decidido.
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Encantando a Charlie
FantasyLena es una bruja con una maldición. Charlie es una mortal común y corriente. El destino las unirá en una historia llena de fantasía, pasión y hechizos. El pasado de lena pesa mucho, pero el amor de Charlie ¿sera suficiente?