Capítulo 23 Regreso

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Lena.

— ¿Estás segura de que perteneció a ella?— le pregunte sería mientras tomaba entre los dedos un collar dorado con una piedra verde en el medio.

La chica con el cabello corto y rapado a los lados de un tono rojo brillante me miro sonriente.

— Tan segura como que me llamo Ana.

— Si me estás engañado Ana sabes que vendré por ti. — dije amenazante.

Ella soltó una risa nerviosa.

— Después de todo lo que vivimos no confías en mí, Lenita

— Precisamente por eso es que no lo hago.

Saque del bolsillo de mi chaqueta un paquete pequeño y se lo di por encima de la mesa. Ella lo tomo de inmediato y tomo mi mano con él.

— Podías haberme pagado de otra forma, cariño.

La miré duramente y ella me soltó. Me levanté elegante y me dirigía a la salida.

— Adiós, Ana.

— Hasta pronto, Lenita.

Dure casi un mes buscando a Ana y otra semana para que ella me consiguiera algo que le perteneció a Sepherine. Tenía los contactos adecuados. Ana y yo habíamos tenido un breve romance en el pasado, nada importante.

Salí del bar sintiendo el collar en mi mano. No podía perderlo. Era mi único plan para encontrar a Sepherine, ella me conduciría directo a Jadrako. Tenía que solucionar ese asunto por mi propia cuenta. Ya no podía seguir poniendo en riesgo la vida de mis seres queridos por mis terribles errores del pasado. Debía enfrentarlo de una vez por toda, Estaba decidida y una energía electrizante corría por mis venas. Entonces sentí como mi corazón palpito como nunca antes, con una fuerza desmedida y su recuerdo vino a mi mente.

—Charlie.

Llegue al anochecer a la casa. Entre sigilosa y abrí la puerta de la habitación. Y allí estaba mi amada Charlie, me daba la espalda y su cabello caía en una cascada furiosa. Llevaba puesta una de mis franelas blancas y se veía muy sensual.

— Te queda muy hermosa... Charlotte.

Vi cómo se giró con delicadeza y sus ojos grises me encontraron una vez más.

— Lena. — susurró.

Corrí hasta ella y me hundí en su cuello. ¿Cuánto tiempo podemos vivir sin el aire que necesitamos? Porque yo sentía que volvía a vivir.

— Charlie... Mi amor.—le dije mientras besaba su cuello.

Ella me apretaba fuerte contra su cuerpo como si quisiera unirlo definitivamente. Después de un rato me tomo por la cara y me miró fijamente. Una amplia sonrisa dejó paso a sus dientes blancos.

— Mi bruja favorita. — dijo y yo supe que lo sabía todo y aun así me seguía amando.

— Te amo.

Se acercó lentamente y nuestros labios se unieron en un baile delicado, como si el tiempo se detuviera. Su sabor era diferente que antes; menos dulce y me encantaba igual. Charlie era mía, solamente mía. La tome por la nuca y la acerque más. Quería respirar su mismo aire.

Después de un largo rato que creí horas nos separamos. Y hasta ahora me detuve a detallarla, se veía frágil; delgada y pálida. Y me sentí de nuevo culpable.

— Lo siento Charlie... Yo..— ella colocó un dedo en mi boca.

— Ven.— dijo y me arrastro a la cama. Me quité los zapatos y la chaqueta.

Encantando a CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora