Capítulo 14. Hechicero de pociones

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Lena.

Cuando salí de la cabaña me di cuenta que no sabía nada de Charlie. No sabía nada a aparte de su nombre, ni donde vivía, ni donde estudiaba, nada. Pero para eso tenía la solución después de todo era una bruja. Tendría que hacer un hechizo para encontrarla.

Era las tres de la tarde cuando llegue a casa. Ema estaba en su forma felina jugando con una pelota en la sala. No me presto mucha atención y se lo agradecí. Cuando llegue a la habitación estaba Elli junto a la ventana con una copa de vino en la mano.

—¿Cómo te sientes, nena?— preguntó apenas nuestros ojos se encontraron.

— De maravilla, Elli.

— Me alegra escucharlo.— dijo ligeramente sorprendida.

Busque por los cajones de la cómoda, encima y debajo de la mesita que estaba en un rincón, busque hasta en el baño pero no encontré nada.

— ¿Has visto por aquí un cuaderno de tapa azul?— le pregunté a Elli

Ella busco en su mente, dio un sorbo de vino y respondió

— No. Por aquí no lo he visto, pero si lo vi en tu oficina, nena.

Cierto, lo había olvidado en mi oficina el día que Charlie me lo dio. Pero no podía ir hasta allá y regresar iba a perder tiempo importante.

—Me lo puedes buscar, Elli. Por favor—mi tono fue de súplica.

Ella se movió complacida, se acercó a mí y me dio un suave beso en los labios, y desapareció. Yo nunca había aprendido a trasportarme, las veces que lo intente sufría de terribles mareos y vómitos que me duraban hasta tres días. Era muy horrible, sentía que vomitaba el alma por medio de asquerosas arcadas. Súbitamente apareció Elli y tenía en sus manos mi cuaderno de dibujo. Era lo único que tenía que Charlie había tocado, eso bastaría para encontrarla.    

— ¿Por qué tanto interés en este cuaderno?

—Porque con el voy a encontrar a Charlie. 

Vi la molestia aflorar en el rostro de Elli de una manera veloz. Ella lanzó el cuaderno violentamente sobre la cama y se dirigió a la puerta.

— Muy maduro, Elli. Además es tu culpa que ella se marchara.

 Tome el cuaderno y baje a la cocina, cuando pase por la sala vi a Ema aun jugando con la pelota y a Elli sentada con mala cara en el sillón.

  Agarre un recipiente de cobre y varias botellitas de diferentes colores de un estante que yacía en un rincón. Luego agarre dos tipos de hierbas del jardín.  Sobre el estante había una cajita de madera que baje con dificultad, al abrirla me encontré un aparatito dorado parecido a una brújula,  tenía una sola aguja que no señalaba nada porque estaba en blanco el interior. Vertí todos los ingredientes en el recipiente y los mezclé. Arranque un pedazo de hoja del cuaderno y lo tire en el bol. Hubo una ligera explosión y salió una especie de humo blanco que se introdujo al aparatito en mi mano. Lo mire esperando el resultado deseado pero no apareció nada. Duré observándolo por diez minutos que me parecieron eternos. Entonces de repente apareció Ema en su forma humana en el umbral de la puerta.

—¿Que haces, Lena? — susurró con una curiosidad felina mientras ladeaba la cabeza a un lado.

—Intento hacer un hechizo de búsqueda pero no funciona.— dije confundida.

Ema camino divertida hasta pararse a mi lado.

— Ven, te ayudo. — me quito el aparatito y vertió todo el contenido del bol al fregadero.

Encantando a CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora