Charlie.
La oscuridad y el frio se asentaban en el lugar, no sabía cuántos días habían pasado y las horas eran eternas, vacías y desesperantes. Nunca había deseado tanto nada en mi vida como ver a Lena entrar por la puerta dispuesta a rescatarme. Ya alucinaba con la escena. De vez en cuando alguien me daba agua y comida aunque no podía ver su cara. Siempre aparecía con una capucha negra cubriéndose completamente. Por cortos periodos de tiempo lloraba desconsolada. No podía imaginar que ese fuera mi final, no había hecho nada malo en mi vida como para merecerme tan feo destino.
Volví a pensar en Lena, en sus ojos azules, su cabello en llamas y su sonrisa ladeada. Daria cualquier cosa por volverlos a ver. Necesitaba sentir su calor y que me llevara a un lugar de calma. Me apreté más contra el rincón del lugar y sujete mis rodillas. No había cama, ni cobijas, nada donde dormir ni nada para calentarme. Estaba en un cuarto desierto con mis pensamientos y fantasías. Cuando estuve a punto de cerrar los ojos la puerta se abrió estrepitosamente, me cegó la claridad del exterior y nuevamente escuche esa voz serena de aquel hombre que me tenía cautiva.
— Es hora del espectáculo Charlotte. Tu amada viene en camino.
Sus palabras se clavaron como una lanza de esperanza en mi corazón. Lena venía a rescatarme. Venía por mí. Las lágrimas recorrieron mi rostro cuando me levante con rapidez.
— No te emociones, Charlotte. Será vuestro final.
— Lena no lo permitirá — dije ahogando un grito.
El hombre soltó una risa aguda que penetro en mis oídos lastimándolos totalmente
— Ya lo veremos, si es capaz de decidir entre sus más grandes amores.
Lena.
La calle estaba desierta, era una especie de zona abandonada. Había grandes almacenes a lo largo del camino. Sentí una extraña sensación, no podría explicarlo, era como si algo me atrajera al lugar aparte de Charlie. Me había costado mucho convencer a papá que se quedara en casa, tal vez lo necesitaríamos allí para que nos sanara cuando llegáramos. El enfrentamiento no iba a ser fácil. La magia había regresado a mi muy fuerte, tenía a Vadik y Ellisia a mi lado. No podía perder, no había posibilidad para eso aunque Jadrako era muy astuto antes que poderoso.
Cuando entramos al almacén estaba muy bien iluminado. Y me sorprendió la facilidad de las cosas. Sentí mi corazón zumbando en mi boca. Allí estaba Charlie, mi vida. Estaba atada en medio de círculos y velas rojas. Era como si estaba preparada para un ritual. Al lado estaba Jadrako, lo suponía porque era el único hombre en el lugar, ya no había rastro de aquel chico de mis recuerdos. Era un hombre casi anciano de pelo negro muy bien peinado, sonrisa ladeada y maliciosa. Estaba sentado mirándome fijamente. A su lado había otra figura encapuchada. No podía verle el rostro, por la contextura podía decir que era una mujer.
— ¡Lena!— gritó Charlie entre sollozos.
Mi único pensamiento era aparecer a su lado y rescatarla. Sabía que no iba a ser tan fácil. El círculo era de ladrillo rojo yo sabía lo que significaba. Yo no podría traspasarlo ni alguien que la quisiera. Tenía que ser alguien que no tuviese nada que ver con ella. Mi mejor arma era Vadik porque estaba segura de que Ellisia la apreciaba un poco.
Le dediqué una mirada suplicante al moreno a mi lado y él asintió.
— Bienvenida a tu tortura, Lena.— dijo Jadrako en voz serena.
— No te lo dejaré tan fácil Jadrako.— dije decidida.
— Sabes que he esperado mucho tiempo por este día.
Yo asentí. Seguiría su juego para ver si había una forma de distraerlo.
— Te seguí y vigilé por muchos años, siglos, esperando a que encontraras a tu alma gemela para arrebatártela. Realmente sufriste mucho y me alegro.— soltó una risa ahogada.
Charlie volvió a llamarme pero esta vez más débil. Yo le dediqué una sonrisa para que supiera que iba a ayudarla. No la abandonaría.
— Le arrancaré el alma así como tú y Vadik le arrancaron el alma a Demetria.— dijo con rencor.
Luego de un rato se dirigió a Vadik.
— ¿qué se siente oler tu propia alma podrida?
Él se movió incómodo y soltó una risita.
—Se siente de maravilla. Nunca había olido algo tan gratificante en mi vida—dijo con ironía.
Jadrako volvió a soltar una carcajada esta fue más sonora. Hizo en eco en todo el lugar.
— Fue todo un placer— soltó y se inclinó levemente.
— Charlie sabes que Lena no puede rescatarte— se dirigió a ella sonriente y Charlie parecía confundida.—debe hacerlo alguien que no sienta amor por ti, para eso es el círculo a tu alrededor.
— ¿Es verdad Lena?— preguntó desesperada.
— Si, mi amor. Pero te sacaré de aquí te lo prometo.
Jadrako negó con la cabeza mientras chasqueaba la lengua en su paladar.
—No prometas cosas que no puedes cumplir, Lena.
— Lo haré.— dije por lo alto.— así tenga que matar a miles como tú.
Jadrako reía a carcajadas ante mi amenaza. Cuando se detuvo chasqueo los dedos y la figura encapuchada a su lado se movió al frente de Charlie.
— Si tanto quieres asesinar a tantas personas porque no empiezas con ella.
La figura desconocida levantó sus brazos y dejo deslizar la capucha por su espalda y mis pensamientos perdieron la coherencia. Mis ojos dudaron ante lo que estaban viendo y mi corazón se detuvo por unos segundo y cuando volvió a latir. Mis miedos se escaparon de mi alma. Su cabello rojo era igual de intenso y sus ojos grises ya no eran amables ni cariñosos. Levante una mano como si pudiera tocarla y mis dedos temblaron descontrolados. El nudo en mi garganta dejo paso a mi voz débil.
— Mamá.
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Encantando a Charlie
FantasyLena es una bruja con una maldición. Charlie es una mortal común y corriente. El destino las unirá en una historia llena de fantasía, pasión y hechizos. El pasado de lena pesa mucho, pero el amor de Charlie ¿sera suficiente?