Capítulo 27 Duelo

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Lena.

El cuerpo de Ema se desvaneció en el aire en miles de motas de polvo blanco brillante. Era el reflejo de su alma pura.

Vi entonces a Ellisia en el otro extremo del lugar llena de barro y sangre. Y el dolor y la ira deformaban su rostro. Sus ojos centellaron furicos y su voz sonó como un trueno.

—¿ Maldita, vas a pagar por ello!

Elli desapareció y no la vi hasta unos segundos después cuando apareció a espaldas de Sepherine y la golpeo tan cerca con un hechizo que la mando contra un árbol velozmente.

Una fuerza y un odio intenso creció en mi interior y supe que tenía que usar hasta mi última gota de magia para vengar a Ema. Me erguí decidida y arranque de un tajo la raíz que tapaba la cara de papá, él estaba desmayado y pálido pero aún respiraba. Corrí ágil y le lancé un hechizo a Sepherine, convertido en una lanza dorada, que ella la esquivo con elegancia.

— ¿Están enojadas por lo del maldito gato? Pronto se unirán todos a ella, pero tú no Lena. A ti te tengo una sorpresa.

Ellisia  llego a su lado en un segundo, su mano estaba estirada frente a la cara Sepherine lista para soltar la magia, pero esta la agarro por la muñeca con una fuerza monumental a Elli no le quedó otra opción que girarse sobre sus pies y le dio con el codo del otro brazo en la nariz. Las dos soltaron un grito agudo Elli tenía la mano fracturada y la rubia la nariz. Se separaron a una larga distancia. Allí actué yo; aparecí detrás de Sepherine coloque la mano en su espalda y la impacte con toda la magia que me quedaba. Sentí como su cuerpo vibro descontrolado y cayó al suelo. Ellisia llego con sigilo y yo me coloque encima de Sepherine tome sus manos con fuerza evitando que lanzara un hechizo. Elli se agachó conmigo y coloco la mano en su pecho como advertencia. La bruja se movía con dolor y abrió los ojos para encontrarse con los míos que querían asesinarla.

— ¿Dónde está Jadrako?— solté en un grito ronco.

Ella sonrió con desgana sabía que su fin había llegado. Ellisia sumergió su mano en su pecho y ella dio grito agudo.

— No puedo esperar Lena.— dijo Elli y cerró la mano en un puño dentro del cuerpo Sepherine y bruja dio un último suspiro ahogado y se convirtió en ceniza.

Todas las consecuencias de usar toda mi magia llegaron al mismo tiempo, el mareo y la debilidad. Caí al suelo casi desmayada después de un rato sentí la mano de Ellisia en mi hombro y la luz me cegó. El aroma también cambio, olía a hogar. El llanto descontrolado de Ellisia se escuchó a mi lado. Gire la cabeza y vi a papá aun desmayado junto a mí la sangre brotaba de su hombro a borbotones. Vi como Elli con mano temblorosa le saco la daga y lo sanó. Luego vino a mí, su cara estaba roja al igual que sus ojos y las lágrimas bajaban negras de sus ojos.

— No Elli, no me sanes, por favor.— le rogué en un susurro. Así era justo como me quería sentir. Quería que mi esfuerzo por vengar a Ema me recorriera entera. Ya no tenía magia y mi alma lloraba con un dolor como nunca antes. Una parte de mí se había ido con la felina, con mi dulce Ema.

Charlie.

Estaba en la cocina cuando escuche el sonido, me exalte y entonces escuche el llanto de Ellisia. Mi corazón latió tan fuerte que sentí que se saldría de mi pecho. Cuando llegue a la sala Elli estaba tirada encima del cuerpo de Lena, lloraba desconsolada. Isac estaba a un lado desmayado. Todos estaban llenos de sangre y barro. En ese momento me di cuenta de que no estaba Ema.

—¿ Dónde esta Ema?— grite desesperada.

Elli se irguió y me dejo ver el rostro lleno de lágrimas de Lena y muy en el fondo lo supe.

— Ema está muerta— dijo Ellisia en un susurro doloroso.

El mareo me sacudió con violencia y sentí frío de la cabeza a los pies. Y las lágrimas corrieron como el agua en un río caudaloso.

Llegue a donde estaba Lena y la ayude a colocarse de pie se movía con dolor y lenta. Estaba herida aunque no sabía dónde. Ellisia desapareció con Isac y supuse que lo llevaría a su habitación. Duramos como media hora en llegar a la habitación de Lena. Ella se movía con dolor y entre sollozos que la hacían sacudirse bruscamente.

— Lena, amor. ¿Dónde estás herida?

No dijo nada solo observaba fijamente el techo con la mirada perdida. Después de un rato reacciono y susurro.

— Déjame sola, Charlie.

Sus palabras fueron duras y distantes. No quería incomodarla así que salí de la habitación y me encontré a Ellisia en el pasillo.

— Elli— dije vacilante.

Se giró lentamente y yo me acerqué, se hundió en mi cuello y lloro descontrolada. No sabía qué hacer para aliviar tanto dolor. Así que solo me quede allí junto a ella abrazándola. Después de un rato me atreví a decir.

— Lena está herida. Elli.

— Si, tiene las costillas rotas. Pero no quiere que la sane.

Me imaginé que se sentía lo suficientemente mal y quería sufrir por la muerte de Ema. La conocía en el fondo. Finalmente Ellisia se separó de mí.

— Gracias, Charlotte. Ahora quiero estar sola.

Asentí y volví a la habitación con Lena. Estaba llorando nuevamente y yo solo quería estar a su lado. Y la fractura de las costillas me preocupaba no sabía que tan grave podía ser.

— Lena por favor déjate curar con Elli.— dije suplicante.

— Déjame sola Charlotte!— grito con rabia.

—Lena... Por favor...

— ¡Maldita sea! ¡Déjame sola!

Me quede paralizada por unos minutos luego salí de la habitación. No era digna de estar allí con ellas, era un duelo que aunque quisiera yo no podía entender. Ellas tenían un pasado del que yo no formaba parte y no iba a ser capaz de entender sus sentimientos nunca. Salí de la casa nerviosa.

—¿Quién es usted?— pregunte al Señor que estaba en la acera. Miraba fijamente la casa y luego me miro a mí.

— Un amigo de la familia.— dijo con una voz suave.

— Creo que ahora no es un buen momento, Señor. Están pasando por una situación difícil.

— Lo sé.— dijo con una sonrisa en los labios.

— ¿Cuál es su nombre?— pregunte curiosa.

—Jadrako.


Encantando a CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora