Capítulo 20 ¿Charlie?

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Lena

Todo a mí alrededor se desvanecía y se volvía borroso, las cosas tomaban una forma alargada. Y los mareos eran insoportables. Giraba y giraba sin parar. Caí en una oscuridad absoluta, y mi alma estaba inquieta como si presintiera algo. Entonces sentí su calor a mi lado, era tranquilizante. Era mi amada Charlotte.

El dolor fue agudo y venía de alguna parte de mi cuerpo que no reconocí. Mi sangre se estaba escapando, pero no podía detenerla. Todo sucedía con una rapidez brusca. Mi cuerpo empezó a tensarse y mi voz era aullidos dolorosos que no podía evitar. Abrí los ojos y me encontré con los ojos verdes de Vadik. Estaba diciendo un montón de oraciones incomprensible,  que yo conocía. En eso vi a Ema a mi lado, su rostro estaba rojo y me tenía sujeta por un brazo, la voz de Elli llego también pero no la encontré y volví a caer en una profunda oscuridad.

 El dolor se empezó a reunir en mi pecho presionándolo con fuerza, no podía respirar. Buscaba el aire con desespero y no lo conseguía. Escuché la voz lejana de Ema diciéndome que me calmara y que luchara, pero luchar contra quien. Y allí llego una maldad escalofriante que podía ver a lo lejos en una forma desfigurada. Corrí por todas partes y ella me perseguía sin parar, no sé cuánto tiempo duramos haciéndolo finalmente me detuve y me arropó sin titubeos. Mi cuerpo se sacudía descontrolado y con una violencia extrema. El dolor volvía a extenderse por todas partes, haciendo cortes como mil hojillas afiladas. Intentaba quitarme esa cosa negra como el petróleo que tenía pegada a mi piel y no lo conseguí. Y ese sentimiento de asesinar estuvo presente, era como una sed que no podía aplacar. Volví a escuchar a Ema y su calor me tomo por sorpresa, una calma celestial empezó a invadirme poco a poco. La cosa chiclosa empezó a derretirse y caía en mis pies, esos que no veía. Todo estaba allí pero a la vez no.

 A lo lejos pude verla. ¿Era Charlie? Si era ella. Su rostro se veía débil, pero estaba segura de que era ella, Charlie estaba allí.  Estire mi mano vacilante y tome  la suya. Ella me sonrió como siempre lo hacía. Y mi amor fue suficiente.

   Cuando abrí los ojos al primero que vi fue a papá. Ya el mareo no estaba, en su lugar yacía una debilidad esperada.

— ¿Qué pasó?— pregunte confundida.

Papá me miro sonriente.

— Todo está bien, cariño.— dijo y miro a mi lado. Yo seguí su mirada y me encontré a Charlie dormida profundamente. Mi corazón latió desbocado y feliz.

— ¿Cómo está?

— Recuperándose. Ha pasado una semana...

— ¿Una semana? — pregunté atónita. 

— Si, cariño.

Pero si fue hace un momento que la vi en ese lugar oscuro.

Papá me contó todo lo que había sucedido. Desde los intentos de él, Ema y Elli por sanar a Charlie hasta el intento de Max usando pociones y luego todo lo que hizo Vadik. No había otro sentimiento para describir todo que no fuera el agradecimiento.

— Lena mi ave fénix.— dijo Ema y la vi pasar el umbral con rapidez.

— Ema — dije y mis ojos se llenaron de lágrimas. — Gracias Ema.

Ella se acercó y me dio un beso en la frente.

— No tienes que agradecer. Haría eso y más por ti.– ronroneo feliz

Un rato después entró Ellisia con su caminar elegante y pausado.

— Hasta que finalmente decides despertar, bruja idiota.— llego a mi lado y se sentó al borde de la cama y luego se hundió en mi pecho.— me preocupaste mucho, nena.

— Discúlpame, Elli. — dije y le acaricie la mejilla.— Gracias por lo que hiciste por mí y por Charlie.

— Solo porque te amo. Eh— dijo divertida.

Era tan feliz en ese momento, tenía a mi lado a las personas que más amaba en el universo entero. Un amor diferente en cada uno de ellos pero un amor puro, real.

Ema me había ayudado a llegar a la cocina y aunque me dolía separarme de Charlie debía hacerlo. Me sentía débil, y apenas podía sentir mi magia. Vadik se levantó sigiloso de la mesa cuando me vio. 

—Lena amada mía. —dijo y me abrazo y no me quedo de otra que devolverle el gesto, le debía mucho. Pero realmente olía horrible.

— Gracias, Vadik.

— Ven siéntate — me abrió paso y me ayudo a sentarme a su lado.

Todos estaban presentes; papá estaba de pie junto a Elli, y Ema estaba a mi lado.

— ¿Por qué hueles tan horrible? — preguntó Ema con curiosidad felina.

— Es parte de mi maldición.

Todos reímos por lo bajo, pero él se tensó.

— Tenemos algunas cosas que decirte Lena.— dijo con voz apagada.

— ¿Qué sucede?

— Primero tienes que saber que el hechizo de transferencia del alma funcionó pero...

— ¿Pero qué?

— Cuando una de las dos muera la otra también lo hará, enseguida y definitivo.

Me tardé unos segundos en analizar sus palabras y no sabía cómo sentirme. ¿Ya no tenía ninguna maldición?

— También ya deberías sentirlo, tus poderes mágicos se están desvaneciendo.

Tenía razón lo estaba sintiendo, era débil.

— No sabemos si fue por el hechizo de transferencia o por ese objeto que tenía en las costillas cuando llegaste.— dijo papá en una mueca de dolor

Recordé de repente la escena en la librería y me sacudí. Y el miedo intento apoderarse de mí, pero logré apartarlo a un lado.

— Sí, lo puedo sentir. Siento como se están yendo lentamente.

— Por otra parte esta esa bruja Sepherine. Hasta que no acabemos con ella no se detendrá —dijo Ema a mi lado.

— Estoy de acuerdo. Y no cabe duda que es la real. — dije en un hilo de voz. — Es muy poderosa. Y no entiendo como sucedió, pero es realmente ella.

— Tal vez la resucitaron.— sugirió  Vadik.

— ¿Pero quién?— preguntó Elli

— Por eso debes buscar ese recuerdo Lena.— intervino papá

— Este bien.— acepté derrotada.

Estaba decidida a acabar con todo. Por Charlie, por mí, por todos ellos.    

Encantando a CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora